Hay pruebas claras de que la próxima recesión será diferente de las anteriores y los expertos temen que ni Estados Unidos está preparado para ella

Dos traders en Wall Street mirando las pantallas de la cotización de la bolsa.
  • Algunas de las políticas que se han empleado para responder a la Gran Recesión han hecho que la economía de EE.UU. sea vulnerable a un nuevo tipo de crisis.
  • Esta nueva recesión podría producirse en los próximos 18 meses, según el Economic Policy Institute.
  • Este think tank de Washington ha explicado recientemente cuáles serían las posibles causas de la próxima recesión y por qué no será fácil solucionarla con las herramientas tradicionales.

Wall Street ha sido clave en el origen de las dos últimas recesiones, dado que facilitó la aparición de burbujas en las acciones inmobiliarias y tecnológicas.

Pero es poco probable que la próxima recesión se produzca a causa de la sobrevaloración de activos, según el Economic Policy Institute, un think tank radicado en Washington que ha publicado recientemente un informe en el que analiza la próxima gran crisis.

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Josh Bivens, que es el director de investigación de EPI y autor del informe, se ha centrado en otras causas que se han estado fraguando durante los cerca de 10 años de recuperación económica.

Para empezar, Bivens ha asegurado que hay "una posibilidad real" de que EE.UU. caiga en recesión durante los próximos 18 meses, debido a aumentos excesivos de los tipos de interés y a la desaparición del efecto de los recortes fiscales. Ha señalado las advertencias de prominentes economistas como Paul Krugman y varios expertos de Wall Street que ven un elevado riesgo de crisis a finales de 2020.

Krugman, al igual que Bivens, está preocupado de que no EE.UU. no esté adecuadamente preparado para lidiar con la próxima crisis. "EE.UU. está deficientemente preparado para la próxima recesión, pero no por los motivos que mucha gente cree, como un nivel de deuda supuestamente demasiado alto o unos tipos de interés demasiado bajos", asegura Bivens en su informe.

En cambio, destaca que EE.UU. está poco preparado por razones como la incapacidad de los gobernantes de imponerse al poder del sector financiero y de luchar contra la desigualdad.

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Aunque Bivens descarta las burbujas de activos como causa principal de la próxima recesión, no excluye completamente a Wall Street de este tema. De hecho, la manera en la que los reguladores han tratado a Wall Street tras la recesión de 2008 es uno de los factores que contribuyen, en su opinión, a que EE.UU. esté mal preparado para combatir la próxima recesión.

La Reserva Federal corrió al rescate del sector financiero para evitar su colapso durante la pasada crisis. Para 2009, los indicadores de estrés de los mercados, como el diferencial entre los rendimientos de la deuda pública y otros tipos de interés, habían vuelto a la normalidad. Y las acciones comenzaron un rally alcista.

El retorno a la normalidad probablemente ha debilitado la urgencia con la que los reguladores deberían haber asegurado una recuperación para todos y no solo para Wall Street, según Bivens. Y habrá que afrontar las repercusiones mientras la próxima crisis se aproxima.

Su otra causa está dentro de lo que Bivens considera el motivo subyacente de la mayoría de recesiones: un desplome de la demanda agregada. Dicho de otra forma, las recesiones se producen en un momento en el que la gente reduce en masa su gasto y en el que las empresas a las que compran esos consumidores responden con medidas de reducción de costes que incluyen despidos.

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La desigualdad ha agravado esta dinámica, según Bivens. Los hogares con rentas medias y bajas tienden a gastar un mayor porcentaje de sus ingresos que los hogares más ricos. Sin embargo, el crecimiento de los salarios de las rentas medias y bajas ha sido muy escaso durante la mayor parte de la fase de expansión, lo que ha limitado la demanda agregada que pueden generar.

Tal y como está la situación, cualquier merma en sus ingresos no solo dañaría a estas personas sino a toda la economía.

No solo los hogares se han topado con un techo en su capacidad de gasto, según Bevins. Durante la mayor parte de la recuperación, el Gobierno de EE.UU. se ha mostrado vacilante respecto a los estímulos fiscales debido al nivel de deuda.

Irónicamente, esa es exactamente la herramienta que se necesita para luchar contra la próxima recesión y no las políticas de la Reserva Federal, asegura Bevins.

"Una lección fundamental de la Gran Recesión es que la política fiscal es la herramienta más efectiva para ayudar a la recuperación", ha afirmado. "La política monetaria puede sentar las bases para la política fiscal, pero no se puede confiar en ella para nada más que para un papel secundario en la lucha contra la recesión".

Este artículo fue publicado originalmente en BI Prime

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