Por qué la detención de la directora financiera de Huawei está destapando la cruenta guerra tecnológica entre China, Europa y EE.UU. por el 5G

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  • La detención de la directora financiera de Huawei en Canadá a petición de Estados Unidos destapa la guerra geopolítica que se esconde detrás del 5G.
  • El Gobierno de Donald Trump se ha empeñado en evitar que las empresas chinas puedan tener un papel protagonista en el desarrollo de las redes e infraestructuras, temiendo que puedan obtener el control de las comunicaciones globales.
  • Estados Unidos lleva meses presionando a sus socios políticos y comerciales para que veten los equipos tecnológicos chinos en la transición al 5G: Australia, Nueva Zelanda o Japón ya lo han hecho.
  • "Debemos estar preocupados por estas compañías", ha asegurado el vicepresidente de la Comisión Europea, Andrus Ansip.
  • Huawei niega cualquier tipo de colaboracionismo con el gobierno chino. Y de hecho hasta ahora nadie —tampoco el servicio secreto de EE.UU.— ha podido demostrar la presencia de puertas traseras en sus equipos.

La batalla por el 5G ha pasado de ser una pugna tecnológica entre varias de las empresas más grandes del planeta a un conflicto geopolítico que amenaza con romper las relaciones diplomáticas y comerciales entre China y Occidente.

El 5G es la próxima revolución del mundo de las telecomunicaciones. Por eso las empresas responsables de estas nuevas redes e infraestructuras tienen un papel crucial: por sus equipos pasarán los datos de una nueva era de internet en la que todo estará conectado.

"La transición al 5G será similar a la llegada de la electricidad", resumía meses atrás Cristiano Amon, vicepresidente de tecnología de Qualcomm, uno de los gigantes tecnológicos de Estados Unidos presentes en esta pelea.

Lo que hasta hace unos meses era una batalla empresarial por hacerse con contratos estatales para el desarrollo de las redes e infraestructuras del 5G ahora se ha convertido en un nuevo capítulo de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.

La detención en Canadá —a petición de Estados Unidos— de la directora financiera de Huawei, Sabrina Meng Wanzhou, es el último ejemplo. Y podría tener importantes consecuencias en el terreno diplomático.

La ejecutiva de Huawei fue detenida, según han publicado diversos medios estadounidenses, ante las sospechas de violar las sanciones de Estados Unidos con Irán. 

El pasado mes de abril The Wall Street Journal publicó que las autoridades estadounidenses habían abierto una investigación por supuestas violaciones de Huawei a las sanciones impuestas por Washington a Irán. En concreto, se estaría investigando si la empresa china exportó desde el año 2016 productos de origen norteamericano hacia Irán, algo por lo que ya ha sido sancionada ZTE, otra tecnológica china. 

"La compañía ha recibido muy poca información en relación a los cargos y no tiene conocimiento de ninguna infracción por parte de la señora Meng", han explicado fuentes de Huawei sobre el arresto.

China ha exigido la liberación de la directiva de la compañía, que podría terminar siendo extraditada a Estados Unidos en los próximos días. La detención también ha levantado las críticas de Rusia, lo que evidencia las posibles consecuencias diplomáticas a corto y medio plazo.

"Sí, debemos estar preocupados por estas compañías", ha aseverado el vicepresidente de la Comisión Europea, Andrus Ansip, al ser cuestionado este viernes sobre si Europa debería estar preocupada a nivel de ciberseguridad por el crecimiento de tecnológicas chinas como Huawei.

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Trump quiere evitar a toda costa que las empresas chinas tengan un papel relevante en el 5G

Trump y Xi Jinping, durante una reunión bilateral en la cumbre del G20.
Trump y Xi Jinping, durante una reunión bilateral en la cumbre del G20.

Estados Unidos ha recrudecido a lo largo de los últimos meses su postura con el objetivo de intentar impedir que los gigantes tecnológicos chinos —como Huawei— puedan jugar un papel protagonista en la transición al 5G.

Huawei superó este año a Apple como segundo fabricante de smartphones a nivel global, únicamente por detrás de Samsung, convirtiéndose en un player principal en decenas de mercados occidentales como es el caso de España, donde sus móviles suelen tener una amplia presencia entre los ránkings de los dispositivos más vendidos del año.

Los móviles, sin embargo, no son el negocio principal de Huawei: su unidad de negocio de infraestructuras de redes de telecomunicaciones aglutina el grueso de los ingresos de la compañía, que ha sido capaz de adelantar a gigantes tecnológicas occidentales como Cisco, Ericsson, Alcatel Lucent-Nokia, Fujitsu, Motorola o Qualcomm en términos de ingresos, entre otras cosas por apalancarse en un rápido crecimiento creando equipos más competitivos que los de los rivales y aprovechándose del volumen de un mercado nacional gigantesco.

Esa posición de fortaleza de Huawei en un contexto de transición al 5G se ve, sin embargo, con mucho recelo desde Estados Unidos

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A pesar de todas las acusaciones nadie ha podido demostrar que Huawei esté utilizando sus equipos para el espionaje

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De fondo, las sospechas de la compañía pueda estar espiando a los Estados Unidos a través de sus redes de telecomunicaciones en nombre del gobierno chino. 

Unas acusaciones que Huawei siempre ha negado y que, por ahora, nadie ha sido capaz de demostrar.

Sin embargo, las autoridades estadounidenses desconfían de los mensajes oficiales y citan una ley china que exige a empresas y ciudadanos a cooperar con la información que requieran los servicios secretos.

"Tienen que cooperar con sus servicios de inteligencia. Esto va sobre puertas traseras obligatorias. Siempre he estado en contra de esas puertas traseras obligatorias", ha asegurado Ansip, añadiendo: "Es sobre chips que pueden poner en cualquier sitio para obtener nuestros secretos". 

La presencia de puertas traseras (backdoors) en dispositivos electrónicos es cuestión de tensiones continuas entre fabricantes y gobiernos de todo el mundo. El FBI, por ejemplo, lleva años presionando a Apple para que instale un atajo de este tipo en los iPhone, algo a lo que siempre se ha negado enérgicamente Tim Cook.

"Las acusaciones de que nuestra tecnología 5G puede traer problemas de ciberseguridad parecen estar motivadas políticamente, porque no están basadas en hechos", ha llegado a sostener en público Eric Xu, presidente rotatorio de Huawei.

"Los datos están encriptados de una manera tan segura que los piratas necesitarían una computadora cuántica para poder acceder a los datos sin autorización. Todas estas sospechas no se basan en ningún hecho", ha dicho.

El servicio secreto de Estados Unidos lleva años intentando demostrar que el equipamiento chino esconde puertas traseras que hacen factible el espionaje, según los documentos secretos publicados por Edward Snowden.

Sin embargo, en todo este tiempo no se ha podido demostrar ni un solo caso, lo que arroja dos posibles conclusiones: 

  • El gobierno chino no está espiando las redes de telecomunicaciones a través de las empresas tecnológicas del país.
  • La tecnología china ha superado con creces a la estadounidense, sin que los mayores expertos del país sean capaces de descifrar cómo se están gestando estas prácticas.

Pese a ello la compañía ha ido minimizando sus actividades en Estados Unidos al tiempo que Trump iba ampliando el veto hacia la tecnología china: en agosto prohibió a las agencias públicas comprar cualquier tipo de equipamiento tecnológico fabricado por ZTE o Huawei.

Estados Unidos está presionando a sus socios comerciales para que endurezcan su postura hacia el gigante chino

Banderas de la Unión Europea en la fachada de la Eurocámara en Estrasburgo

A lo largo de los últimos meses los mensajes de la administración Trump han calado en algunos gobiernos occidentales. Australia, Nueva Zelanda y Japón ya han bloqueado el uso de equipos fabricados por Huawei para el desarrollo de redes 5G y no se descarta que otros países —incluso Alemania— hagan lo propio en las próximas semanas.

De hecho, la Unión Europea tiene listo un nuevo reglamento que tendrá como objetivo el control de las inversiones extranjeras en empresas, tecnologías e infraestructuras estratégicas, aunque todavía está por ver qué tipo de consecuencias podría tener de cara al desarrollo de las infraestructuras de telecomunicaciones.

Por otro lado y de acuerdo a lo publicado por el Wall Street JournalWashington está incluso contemplando financiar de alguna manera a los operadores de otros países que no utilicen equipamiento chino

Este mismo miércoles el mayor operador de telecomunicaciones en Reino Unido, BT, ha anunciado que retirará todos los equipos de Huawei de sus redes 3G/4G y que renunciaría a utilizar a la compañía como partner en el desarrollo de las redes 5G.

En España, por ahora, Huawei está teniendo un papel predominante en el desarrollo de las redes e infraestructuras 5G, colaborando estrechamente tanto con Telefónica como con Vodafone.

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Huawei es solo un ejemplo más de la guerra tecnológica que Estados Unidos ha declarado a China

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La Casa Blanca ha establecida una política proteccionista a lo largo de los últimos meses en el ámbito tecnológico con un objetivo claro: evitar que China se convierta en la nueva referencia tecnológica del planeta.

En marzo de este mismo año el presidente Donald Trump bloqueó la compra de Qualcomm, uno de los mayores fabricantes de chips y procesadores móviles, por parte de la asiática Broadcom citando "razones de seguridad nacional", a pesar de que Broadcom se encontrara en pleno proceso de relocalización en Estados Unidos como muestra de buena voluntad hacia el gobierno estadounidense.

La guerra comercial entre Estados Unidos y China también ha puesto en el disparadero a otras tecnológicas estadounidenses, como Apple. La amenaza de la imposición de nuevos aranceles comerciales provocó que durante meses se especulara sobre un posible crecimiento de los precios de los iPhone y otros productos de la compañía.

Donald Trump ofreció a Tim Cook una solución que resume el papel proteccionista por el que aboga su Administración: trasladar las fábricas de China y Asia a Estados Unidos

Un reflejo más del pulso que está manteniendo Estados Unidos a China en el sector tecnológico cuya resolución tendrá —para bien o para mal— importantes consecuencias geopolíticas.

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