Insolvencia

Hombre de negocios haciendo cuentas
  • La insolvencia se produce cuando una persona es incapaz de pagar sus deudas. 
  • Estos son los tipos de insolvencia y sus consecuencias.
  • Si quieres entender cómo funciona la economía, la tecnología, el mundo empresarial y descubrir el significado de la mayoría de conceptos que escuchas cada día, no te pierdas nuestra sección Qué es.
  1. ¿Qué es la insolvencia?
  2. Tipos de insolvencia
  3. Quién puede declararse insolvente
  4. Requisitos para declararte insolvente
  5. Consecuencias de la insolvencia
  6. Ley de la Segunda Oportunidad

¿Qué es la insolvencia?

La insolvencia se produce cuando una persona es incapaz de pagar sus deudas. Se trata de un término que se utiliza en el ámbito financiero y económico.

En esta situación pueden caer empresarios, autónomos y en general cualquier persona que tenga problemas económicos y no pueda hacer frente a una deuda.

Aunque nadie quiere llegar a esta situación, declararte insolvente es el primer paso para resolver el problema y conseguir empezar de nuevo.

Es importante conocer los tipos de insolvencia, quién puede declararse insolvente y los requisitos para hacerlo antes de dar este paso.

Tipos de insolvencia

Existen diferentes tipos de insolvencia según el patrimonio del deudor, el proceso judicial o la resolución.

Estos son los tipos de insolvencia más comunes:

  • Insolvencia actual: el deudor no puede pagar y debe declarar el concurso de acreedores antes de que transcurran 2 meses desde que se da a conocer su situación.
  • Insolvencia inminente: el deudor sabe que no podrá hacer frente a las deudas y la ley le permite declarar el concurso de acreedores, aunque no es obligatorio.
  • Insolvencia provisional: la deuda es un problema temporal que puede ser resuelto, por ejemplo, porque el deudor alcanza un acuerdo con los acreedores.
  • Insolvencia definitiva: el deudor no puede pagar las deudas ni siquiera a largo plazo.
  • Insolvencia empresarial: cuando es la empresa la que no tiene suficiente liquidez; se abre un período de negociación con los acreedores o incluso quiebra la empresa.
  • Insolvencia de autónomos: pueden negocia ro cancelar sus deudas acogiéndose a la Ley de Segunda Oportunidad.

Quién puede declararse insolvente

Cualquier persona física o jurídica puede declararse insolvente. No sólo los empresarios o autónomos pueden recurrir a ello.

Eso sí, hay algunas diferencias entre ambos casos: los particulares tendrán que declarar un concurso de acreedores, mientras que empresarios y autónomos se acogen a la Ley de Segunda Oportunidad.

A la hora de hacer la declaración de insolvencia existen 2 opciones:

  • Que lo haga el deudor: tendrá que acreditar que le resulta imposible hacer frente a las deudas, utilizando para ellos los documentos que demuestren su insolvencia. 
  • Que lo haga el acreedor: aquellos que sufren la deuda tendrán que justificar que el deudor no puede pagarles; para ello es necesaria una sentencia firme de procedimiento monitorio o mostrar los embargos.

Requisitos para declararte insolvente

La única exigencia para declararte insolvente es demostrar que verdaderamente no puedes pagar las deudas.

Para ello has de reunir los documentos que acrediten que tus ingresos son menores que los gastos y que aquello que debes.

En el caso de que seas incapaz de demostrarlo no podrás declararte insolvente, ya que la justicia puede considerar que intentas hacerlo para librarte de tus obligaciones. 

Consecuencias de la insolvencia

Algunas personas creen que la insolvencia les permite resolver el problema de la deuda sin tener que hacer frente al pago.

Nada más lejos de la realidad. El sentido de la declaración de insolvencia es asegurar que el deudor realmente no tiene capacidad para hacer frente a las deudas.

Además, las deudas tendrán que abonarse mediante un proceso concursal, llegando a acuerdos previamente con acreedores o con la Ley de Segunda Oportunidad.

Los derechos de los acreedores tienen que ser respetados aunque el deudor consiga la declaración de insolvencia. 

En el caso de que no exista acuerdo entre el deudor y los acreedores, será un juez el que establezca un calendario de pago con todas las condiciones para abonar el dinero debido. 

Ley de la Segunda Oportunidad

La Ley de Segunda Oportunidad es un recurso para que autónomos y particulares eliminen sus deudas o las renegocien.

El objetivo de este mecanismo es que las personas particulares o los autónomos puedan superar una situación de dificultad económica, pero respetando siempre los derechos de los acreedores.

Estos son los requisitos para acceder a la Ley de Segunda Oportunidad:

  • Deben existir pruebas suficientes para demostrar que el deudor no cuenta con patrimonio suficiente para hacer frente a la deuda.
  • La deuda no puede superar los 5 millones de euros.
  • No puedes haberte acogido a esta ley en los últimos 10 años.
  • Las deudas tienen que haber sido contraídas actuando de buena fe; este término es abstracto, así que dependerá de cada caso.

A la Ley de Segunda Oportunidad se pueden acoger particulares y autónomos. Los primeros acudiendo a un notario y los segundos iniciando el proceso en el Registro Mercantil.

El proceso de la Ley de Segunda Oportunidad dura algunos meses, aunque en los casos más complejos puede alargarse hasta un año.

Mientras dura el procedimiento legal, el deudor no puede sufrir el embargo de sus bienes. Esta es la principal ventaja que disfrutan aquellos que optan por dicha ley.

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