Por qué no es ninguna tontería que Apple compre Tesla

El CEO de Tesla, Elon Musk.
El CEO de Tesla, Elon Musk.
  • La idea de que Apple debería comprar Tesla ha sido puesta sobre la mesa varias veces.
  • La empresa de Cupertino tiene ahora más liquidez que nunca parar cerrar un trato así, en parte gracias a todo el dinero repatriado en Estados Unidos tras la nueva norma fiscal de los republicanos.
  • Tesla necesita que alguien le quite de la cabeza sus ideas delirantes sobre su propio crecimiento y Apple necesita que alguien la salve del desastre de su proyecto para crear su propio coche.

En noviembre de 2017, la revista Rolling Stone publicó un perfil del director ejecutivo de Tesla, Elon Musk, escrito por Neil Strauss, un periodista neogonzo que se hizo famoso gracias a un libro sobre la cultura del flirteo y cómo ligar. En esa entrevista, Musk se confiesa.

"Ojalá Tesla pudiera ser una empresa no cotizada", le cuenta Musk a Strauss. "Ser una empresa cotizada nos hace en realidad menos eficientes".

Tesla cotiza en bolsa desde su oferta pública inicial de 2010. Desde entonces, el valor de las acciones de la compañía ha subido dede unos 20 dólares por título a casi 400 dólares (de unos 16 euros a 322 euros al cambio actual) en algunos momentos de 2017. La capitalización bursátil de la empresa se aproxima hoy a los 60.000 millones de dólares (unos 48.371 millones de euros). Los inversores que se sumaron al accionariado hace ahora siete años han disfrutado de un retorno de la inversión de casi el 1.200%.

Musk, por tanto, podría ser la única persona que desee que Tesla deje de cotizar. Hasta los vendedores en corto, golpeados recientemente por el crecimiento de Tesla, se han mostrado encantados cuando la acción sale de sus caídas periódicas hasta los 100 dólares en los últimos meses. Es más, la retribución de Musk como director ejecutivo de Tesla también está ahora irónicamente ligada al desempeño de la empresa en el mercado durante los próximos 10 años, lo que la junta directiva piensa que puede impulsar la capitalización de mercado hasta los 650.000 millones de dólares (unos 540.000 millones de euros).

No es una previsión, es un delirio, una ilusión. Un movimiento así prepara en muchos sentidos a Musk para la ineficiencia continua –invertir en automatización a expensas de alcanzar los objetivos de producción– y un potencial fracaso épico. También supone una reformulación radical de la teoría del accionista.

Tesla está claramente sobrevalorada en el mercado como empresa. La compañía de Musk no necesita aumentar el precio de sus acciones, sino lograr la capacidad de atender a la demanda y satisfacer las necesidades de su clientes. Un ejemplo: la producción de su modelo diseñado para el mercado de masas, el Tesla Model 3, está frenada por varios cuellos de botella que se traducen en casi 400.000 pedidos sin entregar.

La idea de que Apple comprara Tesla siempre ha estado sobre la mesa

El CEO de Apple, Tim Cook.
El CEO de Apple, Tim Cook.

Que una empresa pudiera comprar Tesla ha sido un tema recurrente en el pasado La posibilidad de que fuera Apple entusiasmaba a propios y extraños. Personalmente, he rechazado esa idea varias veces. Sin embargo, con el anuncio de la nueva remuneración de Muskcreo de verdad que Tesla necesita ser rescatada de sí misma; que Musk debería hacer realidad su deseo.

Tesla tiene una valoración tan alta como empresa que realmente no muchas otras compañías podrían comprarla. Por otro lado, que el fabricante de automóviles deje de cotizar va tanto en contra de la historia como de la lógica financiera. No obstante, si las acciones de Tesla caen por debajo del mínimo establecido es posible que los inversores se deshagan algún día de lo que quede de Tesla prácticamente a precio de saldo.

Apple, gracias a la nueva reforma fiscal del Partido Republicano en EE. UU., repatriará más de 250.000 millones de dólares (unos 201.548 millones de euros) que mantenía en el extranjero. Incluso después de abonar los impuestos correspondientes, y dado el tipo reducido para empresas de la ley, la compañía de Tim Cook seguiría teniendo claramente bastante dinero. Ese excedente podría terminar en recompras de acciones, dividendos, y pequeñas adquisiciones de otras empresas.

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Esa es una posibilidad, porque Apple, que se sostiene gracias al negocio consolidado del iPhone y sus flamantes beneficios aunque con perspectivas nada halagüeñas para los próximos años, también podría ir a por todas y conseguir su parte de la multimillonaria industria del transporte. Si Tim Cook comparte la valoración a futuro de la junta directiva de Tesla (650.000 millones de dólares de capitalización en diez años), salta a la vista que comprar ahora Tesla sería una ganga.

La pregunta obvia es: "¿Quién sería el CEO de Tesla?". La nueva fórmula salarial de Musk está diseñada para asegurar que sea él, una versión extrema de la protección contra el riesgo del gran líder con el que cuentan algunas algunas empresas dirigidas por fundadores visionarios. Pero Musk también dirige Space X y está a punto de lanzar un cohete enorme que podría allanar el camino para una futura misión tripulada a Marte. Tener que ocuparse de los problemas de Tesla podría ser tan solo una distracción innecesaria.

Dicho esto, Musk podría seguir siendo director ejecutivo de Tesla, la cual pasaría a ser una unidad de negocio independiente de Apple. Tim Cook dirigiría toda la orquesta, coordinaría desde arriba. Otra posibilidad es que Musk renuncie a su cargo como director ejecutivo pero se mantenga como presidente del consejo de administración. Al fin y al cabo, Cook tampoco es realmente un CEO en la línea de Musk o Steve Jobs en su momento: es más como un superdirector de operaciones.

Y eso es justo lo que Tesla necesita ahora mismo. Si Jobs rescató a Apple y la orientó hacia el iPod y el iPhone, Cook es quien ha convertido la compañía en la enorme máquina de ganar dinero que es hoy. Cook es un genio de la cadena de suministro. Hacer cosas, producir, fabricar... eso es lo suyo. Y eso es justo en lo que Tesla sufre ahora mismo: fabricar sus productos y ser capaz de cumplir sus propios, y ambiciosos, objetivos de producción para el Model 3.

Asimismo, Tesla podría ver también cómo desaparecen sus problemas de capital, en torno a 1.000 millones de dólares por trimestre. Apple podría financiar sus pérdidas durante años.

Tesla podría facilitar que Apple entre en la industria del automóvil

El proyecto de Apple Car no va todo lo bien que debería.
El proyecto de Apple Car no va todo lo bien que debería.

Apple tiene una trayectoria demostrada de pasar por valles de la innovación, por momentos de estancamiento creativo. Tras el éxito monumental del iPhone, ahí es donde se encuentra ahora. El Apple Watch no ha supuesto nada revolucionario y la empresa sigue a rebufo de Amazon en el desarrollo de altavoces con asistentes virtuales. Es evidente que Apple quiere intentar algo en la industria del transporte, pero sus esfuerzos han sido hasta ahora, en el mejor de lo casos, confusos y en el peor, patéticos.

Comprar Tesla cambiaría la situación de la noche a la mañana. El hipotético Apple Car es en realidad un Tesla. Toda la filosofía detrás de los vehículos Tesla, sobre todo tras el hiperminimalista Model 3, es puro Apple. Si Apple compra Tesla, ya no habría que esperar ningún Apple Car: lo tendrían al alcance de la mano.

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Por otro lado, un movimiento de este tipo permitiría a Apple centrarse en llevar a Tesla todo en lo que los ingenieros y diseñadores de Cupertino trabajan ahora: una interfaz para relacionarse con el vehículo totalmente nueva, un sistema operativo para el coche del futuro.

Tesla ya tiene aspectos de ese sistema preparados, desde actualizaciones de software inalámbricas a una apuesta cada vez mayor por una sola pantalla para el control de todos el vehículo. Apple mejoraría y unificaría estos componentes y los transformaría en algo inesperado, en algo increíble. Esa es la magia de Apple: coge algo que funcione y lo hace mejor, mucho mejor.

Se perdería rentabilidad, pero una que tampoco es probable

La capitalización de mercado de Tesla ha logrado niveles épicos.
La capitalización de mercado de Tesla ha logrado niveles épicos.

Para los inversores, por supuesto, la compra de Tesla por Apple eliminaría cualquier posibilidad de conseguir una gran rentabilidad. Pero dudo que un retorno de la inversión de más de 1.000% como el que hemos visto durante los últimos siete años se repita en los próximos diez. Después de todo, Tesla tan solo tiene 14 años de vida; es apenas una start up. Por tanto, si Tesla sigue siendo una empresa cotizada, los accionistas también tendrán que soportar numerosas diluciones de capital y la siempre presente amenaza de que la falta de liquidez y deudas terminen por llevar la empresa a la quiebra.

Si Apple comprara Tesla, el crecimiento del fabricante de automóviles se traduciría en acciones de Apple. Los inversores de Tesla recibirían sin duda una prima por sus participaciones; Apple puede permitirse el lujo de pagar de más. Ni siquiera creo que los reguladores gubernamentales tengan problemas con la fusión. Apple compraría el fabricante de vehículos eléctricos más importante y con más penetración de mercado, sí. Pero ese mercado tan solo representa el 1% de las ventas totales del sector.

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Habría seguido en mis trece acerca de la insensatez de que Apple comprara Tesla si no fuera por el temerario salario –totalmente vinculado al desempeño de la empresa en bolsa– asignado a Musk. Creo que Tesla está alimentando una idea muy peligrosa sobre sus propias capacidades. Alguien necesita salvar a Tesla de su arrogancia: Apple.

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