Qué tiene España que aprender de Ruanda en igualdad de género (y qué no)

Mujer Africana

¿Qué tienen en común Islandia, Noruega, Finlandia, Suecia y Ruanda? En principio parece que no demasiado. Los cuatro países nórdicos figuran entre los países más ricos del mundo según el Banco Mundial, mientras que Ruanda aparece en la lista de los 48 países menos desarrollados según la ONU.

Las diferencias son enormes entre estos países son enormes en algunos aspectos tan básicos como el acceso a la electricidad (100% en el caso de los países nórdicos frente a un 20% en Ruanda) o la esperanza de vida (83 en el caso de Suecia contra 65 para los nacidos en Ruanda).

Sin embargo, estos cinco países tienen algo en común: son referencias mundiales en la lucha por la igualdad de género entre hombres y mujeres. Y es que los datos demuestran que España tiene un par de cosas que aprender de Ruanda, algo a tener especialmente en cuenta en un día como el 8 de marzo en el que se celebra el Día Internacional de la Mujer y para el que se ha convocado una huelga feminista para reivindicar la igualdad real entre hombres y mujeres.

El informe sobre la brecha de género que elabora anualmente el Foro Económico Mundial no describe cuáles son los mejores países para vivir siendo una mujer, sino que pone el foco sobre lo lejos que han llegado los países a la hora de cerrar la brecha entre hombres y mujeres en relación a un amplio número de variables.

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Es decir, el informe mide los obstáculos añadidos a los que tiene que hacer frente una mujer por el mero hecho de ser mujer frente a un hombre en los 144 países que aparecen en la clasificación. Eso permite medir qué países están realizando políticas activas en la igualdad de género independientemente de su desarrollo socioeconómico. 

Con eso en cuenta destaca especialmente la posición de Ruanda como cuarto país con menor desigualdad de género, solo superado por Islandia (1), Noruega (2) y Finlandia (3), por delante de países en los que históricamente la mujer ha jugado un papel fundamental como Francia (11),  Reino Unido (15) o incluso España (24), que ha logrado mejorar cinco puestos respecto al ránking del año anterior.

Una tasa de empleo femenino de récord

Ruanda tiene una de las tasas de empleo femenino más altas de todo el planeta con un 88%, una cifra que coloca al país al frente del ránking y que de hecho es superior a la tasa de empleo masculina. España ocupa el puesto número 54 de este mismo ránking, con un porcentaje de mujeres trabajando del 68,9% sobre la población activa frente al 79,7% de los hombres.

Las cifras de Eurostat sitúan a España en el vagón de cola del empleo femenino dentro de la Unión Europea, por debajo de la media comunitaria y bastante lejos de las cifras que exhiben países como Islandia, Suecia, Suiza, Noruega, Alemania, Reino Unido pero también Austria, República Checa, Hungría, Letonia, Portugal, Bulgaria o Rumanía.

Esa alta tasa de empleo entre las mujeres es fruto de la necesidad en Ruanda, en buena medida por el genocidio de los tutsis a mediados de los 90. El asesinato de más de 800.000 personas en un espacio de tres meses forzó la incorporación de la mujer al mercado laboral, entre otras cosas porque tras el genocidio las mujeres pasaron a representar más del 60% de la población del país. Así que había pocas opciones a la hora ocupar cargos históricamente masculinos.

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Esa situación se puede asemejar a lo ocurrido en Estados Unidos durante la II Guerra Mundial: la marcha de los hombres al frente bélico aumentó la tasa de empleo femenino, y también lo hicieron los salarios. Sin embargo, una vez acabada la guerra la situación regresó al punto de partida. Algo que no ha sucedido en Ruanda porque el país se comprometió políticamente a ayudar a las mujeres a conservar sus puestos de trabajo.

Ruanda, además, no solo tiene una de las tasas de empleo femenino más altas sino que su brecha salarial es mucho más estrecha. Según los datos del Foro Económico Mundial —obtenidos a partir de encuestas— las mujeres ruandesas ganan 86 centavos por cada dólar que obtienen los hombres por desempeñar el mismo trabajo; una relación mucho más alta de lo que ganan las mujeres en España o en Estados Unidos, donde por ejemplo apenas perciban 74 centavos por cada dólar que gana un hombre.

Según los datos de Fedea las mujeres españolas ganan un 12,7% menos cada hora respecto al promedio de los hombres desempeñando trabajos similares, precisamente uno de los principales motivos de reivindicación de la huelga del 8 de marzo. La brecha se dispara con la edad y la antigüedad en la empresa, síntomas de que en la brecha salarial juega también un papel importante la maternidad puesto que son las mujeres las que suelen acogerse a la reducción de jornada que tiene un efecto directo también sobre los pluses de antigüedad.

Mujeres en puestos de responsabilidad

El informe del Foro Económico Mundial también sitúa a Ruanda como referente en la participación de mujeres en el Parlamento. De hecho el país africano lidera esa parte del ránking desde hace casi una década gracias a la introducción de cuotas que obligan a que las mujeres ocupen al menos un 30% de los escaños: en 2013 se convirtió el primer país con un Parlamento de mayoría femenina.

El parlamento de Ruanda acoge actualmente a 49 mujeres en 80 escaños posibles, lo que supone una cifra del 61% que supera holgadamente a las del resto del mundo. En este aspecto España sí que ha mejorado a lo largo de los últimos tiempos ya que según el informe de 2018 de Igualdad de Género de la Comisión Europea (CE) nuestro país es el tercero de la Unión Europea con mayor presencia de mujeres en el parlamento, con un porcentaje del 40,6% que solo superan Suecia (46,1%) y Finlandia (42%).

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España también aparece a la cabeza de Europa en los países con un mayor porcentaje de ministras (35,7%) en el Ejecutivo, aunque todavía se queda lejos de la paridad francesa o de la mayoría de mujeres que ocupan cargos ministeriales en Suecia. El Foro Económico Mundial destaca que diversos estudios apuntan a que cuando las mujeres asumen puestos de responsabilidad políticos ponen encima de la mesa asuntos importantes que de otra manera serían ignorados.

El panorama en el sector privado es bastante menos alentador: la proporción de mujeres en las juntas directivas de las grandes empresas cuya composición es pública apenas alcanza el 22%, situándose por debajo de la media de la Unión Europea y bastante lejos de los países nórdicos o Francia. 19 de las 35 empresas del Ibex-35 tienen actualmente menos de dos mujeres en su equipo de alta dirección. De hecho España pierde cuatro posición en el área de legisladoras, altas funcionarios y directivas del informe del Foro Económico Mundial para situarse en la posición 68.

Y eso a pesar de que algunos estudios demuestran que las compañías con mujeres al mando resultan más rentables.

Un largo camino por recorrer

Según las conclusiones del informe del Foro Económico Mundial la brecha económica entre hombres y mujeres no se cerrará hasta dentro de 217 años, una cifra demoledora que sintetiza todo el camino que todavía queda por recorrer para que la igualdad sea real.

Actualmente la brecha salarial en España es especialmente preocupante en el sector financiero donde las mujeres cobran 15.865 euros menos al año que los hombres según datos ofrecidos por la asociación de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha). Y tampoco mejora en el caso de los más mayores: la diferencia entre las pensiones de hombres y mujeres en 2016 fue del 34% según un estudio del Instituto BBVA de Pensiones.

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La situación en el resto del mundo es similar, con una significativa falta de representación de mujeres en puestos de responsabilidad en todo tipo de empresas, con porcentajes inferiores al 20% en sectores como la energía según otro informe del Foro Económico Mundial. Para Sue Duke, directora de Políticas Públicas de LinkedIn y una de las autoras de ese estudio, la clave para reducir la brecha entre hombres y mujeres consiste en colocar a más mujeres en puestos de poder dentro de las empresas. 

De hecho los datos de ese estudio apuntan a que la presencia de mujeres en puestos de responsabilidad solo supera el 40% en tres ámbitos: salud, educación y el Tercer Sector. Esas industrias han confiado en mujeres durante generaciones, lo que probablemente ha permitido a las mujeres más oportunidades para ocupar puestos de responsabilidad. Sin embargo, los datos del Foro Económico Mundial, subrayan que estos sectores con más presencia femenina tienden a ofrecer sueldos más bajos que aquellos en los que los hombres dominan los cargos de poder. 

La situación tampoco es ni mucho menos perfecta en Ruanda, donde existe represión política y restricciones a la libertad de expresión según denuncia Amnistía Internacional. Además, según los propios datos del gobierno dos de cada cinco mujeres reconocer haber sufrido violencia física al menos una vez desde la adolescencia; mientras que una de cada cinco mujeres reconoce haber sufrido violencia sexual, en la mayoría de los casos a manos de sus maridos.

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