La app de rastreo de contactos no será "un punto de inflexión" en la lucha contra el COVID-19 sin una estructura "sólida" de Salud Pública, según expertos

Rastreadores de contactos en Houston, Texas (EEUU) en julio de 2020.
Rastreadores de contactos en Houston, Texas (EEUU) en julio de 2020.
  • La aplicación de rastreo de contactos no será "un punto de inflexión" en la lucha contra el COVID-19 sin una estructura de Salud Pública "sólida", recuerdan varios expertos.
  • Radar COVID ya está rastreando contactos en toda España y se ha descargado más de 100.000 veces en Android, aunque todavía no se han comunicado positivos.
  • El Gobierno tiene que cerrar acuerdos con las comunidades antes del 15 de septiembre para que cada autonomía detalle cómo se reportarán los diagnósticos a la plataforma.
  • La aplicación podría estar en funcionamiento durante el mes de agosto en las comunidades "más críticas" con la situación del coronavirus, como Aragón, Cataluña o Madrid.
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Expertos en Salud Pública y profesionales del ámbito sanitario advierten que Radar COVID no será un "punto de inflexión" en la lucha de España contra el coronavirus.

Si no es muy usada, fracasará. Si lo es demasiado, podría colapsar el sistema de rastreadores.

Radar COVID es la aplicación de rastreo española y ya está disponible en todo el país. Los usuarios ya pueden descargársela en teléfonos Android y en iPhone.

La app utiliza un protocolo Bluetooth de bajo consumo que aprovecha una API de Apple y Google que se lanzó a finales de mayo. Aunque en el caso de España es el Gobierno el que está detrás de la app, la tecnología es prácticamente de estas dos multinacionales tecnológicas.

El propósito de la app es ayudar en el rastreo de contactos de COVID-19. Para prevenir rebrotes, cuando una persona es diagnosticada con COVID-19, trabajadores de Salud Pública 'rastrean' sus contactos estrechos más recientes, a fin de advertirles de que se han expuesto a un posible contagio.

Un contacto estrecho es aquel que ha tenido lugar a menos de un metro y medio del infectado durante más de 15 minutos, aunque estos valores son netamente orientativos.

La app ayudará a este 'rastreo' gracias a la tecnología Bluetooth de bajo consumo: los móviles con la app instalada compartirán de forma interminente códigos encriptados para que los teléfonos vayan haciendo un historial de los dispositivos cercanos con los que se ha cruzado en los últimos días.

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Así, si una persona confirma que ha sido diagnosticada con COVID-19 en la aplicación, el sistema enviará automáticamente una alarma a los potenciales contactos de riesgo, fuesen conocidos o simplemente personas con las que te has cruzado por la calle: en la cola del banco, en el metro, en el supermercado...

La aplicación española Radar COVID terminó una prueba piloto en un municipio de Canarias, San Sebastián de La Gomera, que terminó en julio. Allí, un experimento simuló una epidemia ficticia. Las conclusiones del piloto demostraron que la app era capaz de detectar hasta el doble de contactos de riesgo que un rastreador profesional.

Esta aplicación ya se puede descargar en todo el territorio, pero el lanzamiento oficial será el 15 de septiembre. En ese momento, todas las comunidades autónomas habrán acordado con la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial y con el Ministerio de Sanidad cómo funcionará la app en cada región.

Los problemas de que la app sea una tecnología 'ciega'

Con la fecha ya inminente, muchos expertos en Salud Pública y profesionales del ámbito sanitario temen que la aplicación registre contactos de riesgo que en realidad no lo sean.

Por ejemplo, si una persona se cruza con una persona infectada en el metro, es muy probable que la aplicación dé la alarma por haber mantenido un encuentro con alguien a menos de metro y medio durante más de quince minutos.

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Sin embargo, puede ocurrir que el contacto en realidad no haya sido de riesgo, porque las dos personas podían estar de espaldas y llevando mascarillas y lavando las manos con gel hidroalcohólico minimiza los riesgos sensiblemente.

El problema aquí es que la app es una tecnología ciega.

Javier del Águila es médico residente de la especialidad de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Universitario de Móstoles (Madrid). Explica a Business Insider España que la aplicación requerirá de "una valoración cualitativa" para la que se necesita a un rastreador profesional.

"En una ciudad como Madrid o Barcelona me preocuparía mucho el tema del transporte público. Ahí es muy fácil pasar más de 15 minutos a menos de metro y medio de muchas personas", reconoce.

Del Águila apunta que "a día de hoy", en "ningún país del mundo" se ha podido ligar un brote de COVID-19 al transporte público. En parte porque cuando un rastreo hace su trabajo, los pacientes son capaces de reconocer contactos estrechos con familiares o amigos, no con desconocidos.

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Sin embargo, en países orientales que también disfrutan de apps como Radar COVID —y mucho más invasivas, ya que combinan en algunos casos Bluetooth con geolocalización— tampoco se han asociado este tipo de brotes con el transporte público.

Aun con esas, todo parece indicar que al ser una tecnología "ciega", muchos usuarios reportarán haberse visto expuestos a un contacto estrecho que en realidad no es de riesgo en el metro.

El temor a que colapse el sistema de rastreo profesional

La capacidad de las comunidades autónomas para rastrear los contactos de COVID-19 es una de las principales polémicas ahora que España superó el confinamiento generalizado que se decretó en marzo y vive inmersa en lo que se ha dado a conocer como "nueva normalidad".

Aunque organismos internacionales como la OMS y autoridades sanitarias españolas advierten desde hace meses que es de vital importancia preparar los sistemas de Vigilancia Epidemiológica para prevenir nuevos rebrotes, la realidad es que hay comunidades muy castigadas con repuntes de contagios.

Aragón, Cataluña y Madrid son tres ejemplos.

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En Aragón hay un rastreador por cada 5.000 habitantes. En Cataluña, uno por cada 4.900. Es lo que refleja una investigación de la Cadena Ser.En Madrid tan solo hay 400 rastreadores, más 22 que fueron privatizados en un contrato de 200.000 euros a Quirón prevención SL para los próximos 3 meses.

Mario Fontán es el coordinador de la Asociación de Residentes de Medicina Preventiva y Salud Pública. En un tuit reciente, advertía de los posibles riesgos que podía entrañar Radar COVID para los sistemas de Salud Pública españoles.

Enumeraba cuatro aspectos: la "integración" de los contactos detectados por la app "en los sistemas de información existentes"; los "falsos positivos" que podrían suponer "una mayor carga de trabajo"; "cómo se gestionarán las tareas administrativas asociadas a contactos estrechos" y las "desigualdades" fruto de la brecha digital.

Business Insider España se puso en contacto con el Ministerio de Sanidad para saber más sobre cómo serán las indicaciones que tendrán que seguir los diagnosticados de COVID-19 o las personas que reciban una notificación en la plataforma por haberse vistos expuestos a un contacto de riesgo.

A este extremo concreto, no ha habido respuesta. La razón es que este es uno de los flecos que dependen de las comunidades autónomas y que el Gobierno de España está negociando una a una con ellas.

Al respecto también se pronuncia Javier del Águila, que recuerda: "La app es simplemente una herramienta más de las muchas que podemos tener. En sí misma no va a ayudar ni a entorpecer la labor de rastreo".

"Ahora bien: es una herramienta que bien utilizada estoy seguro de que podría ayudar bastante al personal de los servicios de Salud Pública", reconoce. "Pero para ello hace falta que haya primero una estructura de Salud Pública medianamente sólida, con personal suficiente para hacer el rastreo".

"Si asumimos como cierto que la app es capaz de duplicar el número de contactos rastreados, y con los que tenemos ahora el sistema ya empieza a renquear... y obviamente no estamos controlando del todo bien la epidemia... La aplicación de por sí no va a solucionar el problema".

María José García es la secretaria general técnica y portavoz del sindicato de enfermería SATSE. "Como sindicato y como enfermera, cualquier sistema que ayude a frenar los contagios debe ser valorado siempre que no interfiera en los derechos de los ciudadanos y a veces más vale pecar de exceso que de defecto en la prevención".

Pero "con app o sin ella", la realidad, detalla la portavoz de SATSE, es que la enfermería en España ya está sobrecargada. "Nuestro país, desde hace años, tiene una falta estructural de enfermeras que, si no le ponemos remedio pronto, conseguirá que nuestros ciudadanos no tenga quien les cuide":

"Nuestro sistema sanitario público, para acercarse a la media de Europa, necesita incorporar a casi 88.000 enfermeras. Si ese déficit ya supone sobrecarga de trabajo, imagina lo que está generando de sobrecarga con el COVID-19, en la que el número de pacientes a los que se atiende se desborda", apunta.

Una tecnología que depende, como muchas otras, del buen uso que se le dé

Del Águila continúa: "La app no sustituye en ningún caso la labor de un servicio de Salud Pública dotado de personal, bien dimensionado y, sobre todo, cohesionado. Acabamos de conocer la noticia: 200.000 euros en 22 rastreadores externos en la Comunidad de Madrid. ¿Cómo se incorporarán a la plantilla? ¿Cómo se coordinarán con el resto? Es cierto que a veces parece que nos ponemos agoreros con la app, pero simplemente es reconocer las dificultades que tendrá".

En términos similares se expresa Pablo Sánchez Ballesteros, enfermera —utiliza el término en femenino en su página web— de la Unidad de Críticos del Hospital Provincial de Castellón.

Sánchez Ballesteros intuye que cada vez que una persona reciba una notificación de la app por haberse visto expuesto a un contacto de COVID-19, al llamar al teléfono que dé la comunidad, se preguntará qué se ha hecho.

"En ese sentido, si has estado en un medio de transporte público pero protegido con mascarilla será diferente a si has estado en una discoteca o en un botellón", apunta.

En un reciente artículo publicado en su blog, Sánchez Ballesteros cuenta que recibió varios comentarios preguntando lo mismo. ¿Cómo haría el personal sanitario para poder operar de forma adecuada esta app? Si tienen una app de rastreo de contactos, recibirán notificaciones de forma prácticamente diaria, al estar expuestos de forma constante al virus por la naturaleza de su trabajo.

Aunque no hay una respuesta clara al respecto —desactivar el Bluetooth o la aplicación podría abrir la puerta a olvidar reactivarla después, reconoce—, Sánchez sí identifica una debilidad a la app.

Para este profesional sanitario, el "talón de Aquiles" de la app es que, como tantas aplicaciones, "se basa en la buena fe de las personas". "Ahí es donde yo veo que puede fallar. Primero que te la descargues, después que te la descargues y la utilices, y después que te la descargues y la utilices bien", apunta.

Muchos expertos advertían en los momentos más complicados de la pandemia que para que una app de estas características tuviese éxito, sería necesario que al menos el 60% de la población se la descargara. Eso, en España, supondría que la app debería ser descargada por más de 23 millones de personas.

De momento la app se ha descargado más de 100.000 veces solo en la Play Store de Google, y varios expertos han rebajado ese porcentaje hasta el 20%. "Con ese número ya se pueden empezar a evitar contagios", apostilla Sánchez Ballesteros.

Javier del Águila se refiere a la app como un instrumento que podrá aportar "un pequeño granito de arena" si su uso no es masivo. "No será un punto de inflexión".

Entre el temor al control del Gobierno y la oportunidad de que la app sirva para volver a concienciar

Hoy por hoy, Radar COVID ya registra contactos. El problema, tal y como reconocía la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, es que el Gobierno todavía no ha cerrado los acuerdos con las comunidades para dictaminar cómo se comunicarán los positivos de COVID-19 a la plataforma.

Sin embargo, su descarga ya es útil. Desde este lunes, #RadarCOVID es tendencia en Twitter. Y muchos de los mensajes que se han publicado en la red social se refieren al temor de que detrás de la app haya un intento del Gobierno por controlar a los ciudadanos.

Por esta razón, Sánchez Ballesteros recuerda que aunque la aplicación es del Ejecutivo, la tecnología en sí es de Apple y Google, que desarrollaron y presentaron su API a finales de mayo. Por eso plantea que, de cara a una campaña de comunicación, el Gobierno dé un paso atrás.

No en vano, medios como Maldita recuerdan estos días cómo muchas de las apps que se usan de forma habitual son mucho más invasivas con la privacidad de los usuarios que Radar COVID. Sin embargo, solo ha habido polémica sobre este respecto con la app del Gobierno.

El hecho de contar con una app que desde el bolsillo es capaz de alertarte cuando te has expuesto al COVID-19 —aunque el contacto no haya sido realmente de riesgo— puede ser también una oportunidad para volver a concienciar a la gente.

Javier del Águila pone sus esperanzas en otro aspecto de la app: en la capacidad que tendrá la plataforma de conseguir que la gente se aísle en cuarentena. "A veces cuesta un poco de trabajo que la gente entienda que cuando se espera un resultado de PCR, se tiene que quedar en casa", reconoce.

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