Fotosíntesis ancestral: descubren la alta eficacia de una bacteria del desierto del Gobi capturando energía solar

Desierto del Gobi

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En el estudio de las bacterias el ser humano se lleva muchas gratas sorpresas: desde crear microorganismos resistentes a los virus a hallar enzimas capaces de devorar el plástico o utilizar bacterias para baterías que pueden rivalizar con las de litio.

Observando la fotosíntesis, los científicos repararon en una inusual especie de bacteria descubierta 8 años atrás en el desierto de Gobi, en el lago Tian E Hu (lago de los cisnes).

Denominada Gemmatimonas phototrophica, realiza una antigua forma de fotosíntesis y contiene un dispositivo molecular que se alimenta de luz sin precedentes. Este diminuto microorganismo es extremadamente eficiente a la hora de capturar y recolectar luz solar. 

"La arquitectura del complejo es muy elegante. Una verdadera obra maestra de la naturaleza",  apunta Michal Koblizek, doctor del Instituto de Microbiología de la Academia Checa de Ciencias, tal y como recogeInteresting Engineering. "No solo tiene una buena estabilidad estructural, sino también una gran eficiencia de recolección de luz".

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Un reciente estudio publicado sobre la bacteria este 16 de febrero explica cómo ha desarrollado su capacidad de fotosíntesis mediante la transferencia horizontal de genes, conocida por propagar fácilmente la resistencia a los antibióticos

Los genes se relacionan con la fotosíntesis de una proteobacteria fototrófica todavía más antigua.

El complejo fotosintético es parecido a un embudo: los pigmentos alrededor de la estructura absorben la energía y esta se transfiere desde el gradiente al centro, transformándose en energía metabólica.

Las moléculas que permiten el proceso tienen dos capas de anillos alrededor del centro de reacción: el exterior es el que capta la luz solar, pasando de sus bandas de absorción de 800 y 816 nm a la absorción de 868 nm del anillo interior. Los protones son llevados al centro de reacción, donde la energía luminosa se absorbe en carga eléctrica.

La bacteria "ha desarrollado de fe forma independiente su propia arquitectura compacta, robusta y altamente efectiva para recolectar y atrapar energía solar", celebra Pu Qian, biólogo estructural de la Universidad de Sheffield y principal autor de la investigación, que ha sido publicada en Science Advances. 

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