Por qué los rascacielos de oficinas podrían no recuperarse nunca de la pandemia y qué significa eso para el futuro del trabajo, según un profesor de Stanford

Rascacielos
  • Al cerrarse las oficinas con el coronavirus, los rascacielos han quedado durante meses abandonados.
  • Podrían seguir de esa manera, según Nick Bloom, profesor de Economía en la Universidad de Stanford, que anticipa que los rascacielos no serán atractivos para los trabajadores, ni siquiera cuando todo el mundo vuelva a las oficinas.
  • Nick Bloom expuso esta idea durante Global Trends, el festival global organizado por Business Insider, durante un panel sobre el futuro del trabajo en el que también participaron Nikolay Kolec, ejecutivo de WeWork, y el CEO del Grupo AVIV, Ralf Baumann.
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Los centros de las ciudades permanecen vacíos a medida que las medidas sobre el teletrabajo derivadas de la pandemia cumplen su séptimo mes en todo el mundo.

Con las vacunas aún en desarrollo, las empresas se están ajustando para instaurar este sistema a largo plazo: Microsoft está trabajando en un modelo híbrido, programando cuántos empleados pueden ir a la oficina un día determinado, en tanto que Dropbox promueve el trabajo en remoto y se deshace de su idea de oficina tradicional. Incluso aunque sea seguro volver a la oficina, las antiguas normas no serán muy populares.

"El COVID-19 es un asesino de rascacielos", defiende el profesor de Economía en la Universidad de Stanford, Nick Bloom, en un panel sobre el futuro del trabajo durante el Global Trends Festival, un macroevento virtual sobre los efectos del COVID-19 en el mundo de los negocios, organizado por Business Insider. Bloom debatió con el CEO del Grupo AVIV, Ralf Baumann, y el ejecutivo de WeWork, Nikolay Kolev, sobre cómo el rol de las ciudades como centros de trabajo podría cambiar drásticamente a medida que las empresas adopten nuevos lugares de trabajo con menor densidad. 

Bloom señaló en concreto la conocida como Salesforce Tower, el edificio más alto del centro de la ciudad de San Francisco. El rascacielos de 61 plantas podría resultar poco atractivo para los empleados una vez pase la pandemia, ya que probablemente no querrán tener que desplazarse todos los días en transporte público y subir a la oficina en un pequeño ascensor.

"Los rascacielos son como edificios malditos ahora mismo", sentencia Bloom. "Nadie quiere trabajar en ellos".

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Mientras que las grandes oficinas podrían no recuperarse jamás, según con Bloom, eso no significa que todas vayan a morir. Según su propia investigación, un 24% de los 2.500 trabajadores encuestados en mayo quería seguir trabajando desde casa 5 días a la semana una vez se pase la pandemia, en tanto que un 39,5% respondió que quería trabajar desde casa "excepcionalmente" o "en ningún caso".

Aunque las videollamadas y servicios de mensajería como Zoom o Slack han ayudado a las compañías durante la pandemia, no son una solución permanente para nadie, según Kolev.

"El hecho de que nos las arreglásemos durante el confinamiento responde a una gestión de crisis", recalca. "Y fue genial, y el trabajo desde casa fue definitivamente la solución para eso. Pero al salir de la pandemia tenemos que encontrar el equilibrio adecuado porque la gente no quiere estar sola en casa".

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WeWork está al frente de este cambio de dinámica, ya que ha visto un enorme aumento generalizado de las vacantes en sus espacios (hasta el 20% de sus puestos dentro su mercado más grande, Nueva York, estaba vacío en julio), mientras crece la demanda de empresas que quieren oficinas flexibles.

Un espacio de trabajo híbrido podría ser positivo, según Baumann. Aunque muchos prefieran seguir trabajando desde casa, se pierden información informal y comunicación al no estar cerca de los compañeros.

"Lo que pillas estando en la oficina o en la cafetería es lo que estarías perdiendo", opina Baumann.

Las compañías van a tener que replantearse qué espacios de oficina pueden fomentar la colaboración y, a la vez, ofrecer la flexibilidad y el espacio adecuado.

"¿Cómo diseñamos un espacio donde la comunidad pueda vivir?", reflexiona Kolev. "Y, al mismo tiempo, ¿cómo creamos otro en el que la gente pueda trabajar en su propia oficina, en equipos pequeños?".

Ese tipo de colaboración es la clave para el largo plazo, según Baumann, a medida que el intercambio de ideas y la experimentación que antes se hacía cara a cara se vuelve más complicado de imitar online.

"Otra cosa que me preocupa es la parte creativa", apunta Baumann.

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Bloom defendió que las oficinas que tengan aparcamientos y a las que sea fácil acceder mediante pequeños tramos de escaleras podrían convertirse en la nueva normalidad. Están muy lejos de los llamativos rascacielos agrupados en áreas que antes estaban muy transitadas, a partir de ahora los espacios de baja densidad serán una prioridad, asegura.

Este contenido fue publicado originalmente en BI Prime.

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