La ciencia que explica por qué la mayoría de las vacunas te las ponen en el brazo

Hombre recibiendo vacuna COVID-19

Reuters/ ANDREAS GEBERT

  • Adquirir protección frente al nuevo coronavirus supone obtener el pequeño pinchazo en el brazo que conlleva recibir la vacuna.
  • Pero por qué en el brazo. La razón radica en el músculo, que ofrece ciertas ventajas a la hora de poner en marcha la respuesta inmune del organismo, como explica Libby Richards, profesora asociada de enfermería en la Purdue University (EEUU), en un artículo en The Conversation.
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Es la imagen que definirá 2021: la manga arremangada y el pinchazo en el brazo que supone haber recibido la esperada vacuna contra el COVID-19.

Pero más allá de ser un gesto esperanzador en lo que respecta al final de la pandemia y la vuelta a una posible normalidad, puede que muchos se pregunten, por qué la vacuna se pone en esa zona del cuerpo y no en otra.

A esta pregunta ha dado respuesta Libby Richards, profesora asociada de enfermería en la Purdue University (EEUU), quien explica en un artículo enThe Conversationpor qué la mayoría de vacunas se administran en el brazo.

Todo radica en el músculo

Aunque sean mayoritarias, no todas las vacunas se administran en esta parte de cuerpo. 

"Algunas vacunas, como la vacuna contra el rotavirus, se administran por vía oral. Otros se administran justo debajo de la piel o por vía subcutánea; piense en la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola. Sin embargo, muchas otros se administran en el músculo", aclara Richards.

Estas últimas se conocen como inyecciones intramusculares. 

Los músculos constituyen una excelente región para la administración de vacunas porque el tejido muscular contiene importantes células inmunitarias. 

Estas células inmunes reconocen el antígeno, que  no es otra cosa que una parte de un virus, o bacteria, introducida por la vacuna en el organismo para estimular una respuesta inmunitaria.— Aunque en el caso de la vacuna COVID-19, como recuerda la enfermera, no se trata de introducir un antígeno, sino de administrar el modelo para producirlos—. 

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Una vez que las células inmunitarias del músculo reconocen el antígeno lo transportan hasta los vasos linfáticos, los que a su vez llevarán el antígeno hasta los ganglios linfáticos.

"Los ganglios linfáticos, componentes clave de nuestro sistema inmunológico, contienen más células inmunitarias que reconocen los antígenos en las vacunas y comienzan el proceso inmunológico de creación de anticuerpos", aclara.

Por ello la vacuna te la administran en el brazo, en concreto en el deltoides, (la parte que considerarías el hombro), ya que es una zona que se encuentra próxima a los grupos de ganglios linfáticos, lo que hace que la vacuna no tenga que "viajar tanto" hasta llegar a estos.

También ayuda a reducir el riesgo de reacción

Vacunación en los países más pobres.

REUTERS/Edgard Garrido

Administrar la vacuna en el músculo también ayuda a mantener más localizada la acción del fármaco.

La inyección de una vacuna en el brazo puede provocar cierta inflamación o dolor en la zona de la inyección.

Mientras que se inyectan ciertas vacunas en el tejido graso, "aumenta la posibilidad de una reacción de irritación e inflamación, porque este tejido tiene un suministro de sangre deficiente, lo que conduce a una mala absorción de algunos componentes de la vacuna", subraya Richards.

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Y si te preguntas por qué los niños más pequeños reciben sus vacunas en el muslo se debe a que los músculos de sus brazos son muy pequeños y están menos desarrollados.

Por último, la enfermera también puntualiza algo que no debe pasarse por alto, en cuanto a la zona del cuerpo escogida para poner la vacuna: la conveniencia y la aceptabilidad del paciente. 

¿Te imaginas tener que bajarte los pantalones ante una campaña de vacunación masiva para pincharte en el muslo? Remangarse la camiseta es mucho más fácil, lleva menos tiempo y resulta más cómodo para todos, como puntualiza la experta.

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