Que no te engañen: en realidad, los ricos no crean los puestos de trabajo

Un grupo de aspirantes a un puesto de empleo.
Un grupo de aspirantes a un puesto de empleo.
  • Especialmente en períodos de crisis económicas, uno de los dogmas más repetidos es el de que "los ricos son los que crean los puestos de trabajo".
  • Henry Blodget, CEO de Business Insider, analizaba en 2013 este hecho que se da como cierto, pero que no lo es tanto.
  • Estas son sus conclusiones.

Mientras EEUU se enfrenta a un alto desempleo y una desigualdad récord, todo el mundo ofrece sus propias soluciones al problema.

En esta lucha de conceptos (y de clases), una cosa ha sido repetida tan a menudo que mucha gente ya se considera un hecho irrefutable.

"Los ricos crean los puestos de trabajo".

Específicamente, creando y dirigiendo compañías estadounidenses, empresarios y acaudalados inversores crean los trabajos que sustentan a todos los demás.

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Este concepto se evoca normalmente para justificar la reducción de impuestos a empresarios e inversores. Con solo reducir esos impuestos y regulaciones —prosigue el argumento—, empresarios e inversores pueden tener un incentivo para fundar más compañías y crear más trabajos.

Pero, más importante, este argumento perpetúa un mito que los estadounidenses acomodados usan para justificar las altas tasas de desigualdad: la idea de que la gente rica crea los puestos de empleo.

¿Cuando aumentan los ingresos, quién gana? Panel de 1997 a 2008.
¿Cuando aumentan los ingresos, quién gana? Panel de 1997 a 2008.http://www.stateofworkingamerica.org/pages/interactive#/?start=1917&end=2008

Empresarios e inversores, como yo, realmente no creamos los empleos: no aquellos que son sostenibles, al menos.

Sí, podemos crear trabajos temporales, creando empresas a fondo perdido por un tiempo. Y, sí, somos parte necesaria del motor económico de creación de empleo. Pero sugerir que nosotros solos somos responsables de la creación del empleo que sustenta a los otros 300 millones de estadounidenses es el colmo de la egolatría y la ficción.

Por tanto, si la gente rica no crea los empleos, ¿quién lo hace?

El 1% más rico no crea los puestos de trabajo del 99% restante

Un ecosistema económico saludable: uno en el que muchos participante (especialmente la clase media) tenga mucho dinero que gastar.

Durante el último par de años, un empresario e inversor adinerado llamado Nick Hanauer ha chocado con otros empresarios e inversores adinerados al explicar esto en detalle. Hanauer fue el fundador de la compañía de publicidad aQuantive, que compró Microsoft por 6.400 millones de dólares.

Lo que crea los trabajos en una compañía, según Hanauer, es un ecosistema económico saludable a su alrededor, lo que empieza con los clientes de la compañía.

Los clientes de la compañía compran sus productos. Esto le de dinero a la compañía y le permite contratar empleados para producir, vender y servir esos productos. Si los clientes y potenciales clientes quiebran, la demanda de productos de la compañía colapsaría. Y los trabajos de la compañía desaparecerían, independientemente de lo que hicieran los empresarios o inversores.

Ahora, de nuevo, los empresarios son una parte importante del proceso de creación de las compañías. Y también lo son los inversores, que arriesgan capital con la esperanza de obtener un retorno. Pero últimamente, aunque una nueva compañía continúa creciendo y creando trabajos sostenibles, es responsabilidad de los clientes el pagar por sus productos, no del emprendedor o del inversor. Sugerir que los emprendedores e inversores crean lo trabajos, observa Hanauer, es como sugerir que las ardillas crean la evolución.

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O, por simplificar, es como decir que una semilla crea un árbol. La semilla no crea un árbol. La semilla es el inicio de un árbol. Pero lo que realmente crece y sustenta al árbol es la combinación del ADN de la semilla, la tierra, la luz del sol, el agua, la atmósfera, los nutrientes y otros factores. Planta una semilla en un ambiente inhabitable, como el desierto o Marte, y la semilla no creará nada. Se morirá.

Entonces, si lo que crea los trabajos en nuestra economía es, en parte, los clientes, ¿quiénes son esos cliente? ¿Y qué podemos hacer para asegurarnos de que esos clientes tienen más dinero para gastar, crear demanda y, por consiguiente, trabajos?

Últimamente, los clientes de la mayoría de las compañías son la gigantesca clase media americana: los cientos de millones de estadounidenses que se llevan a casa una parte mucho más pequeña de los ingresos nacionales que hace 30 años, antes de que la política fiscal destinada a ayudar a los ricos a seguir enriqueciéndose creara un extremo de desigualdad de ingresos y riqueza que no se había visto desde la década de 1920.

Cartel de los años 50 con una mujer en la cocina.
Cartel de los años 50 con una mujer en la cocina.

La clase media americana ha sido atizada, en parte, por las políticas fiscales que premian al 1% más rico a expensas de todos los demás.

También ha sido perjudicada por la globalización y los avances tecnológicos, los cuales están fuera del control de cualquier país.

La teoría dominante que justifica los recortes de impuestos para los empresarios e inversores estadounidenses se basa en que las ingentes cantidades de oro que se llevan se supone que "gotearán" hacia la clase media y eso beneficia a todos.

Desafortunadamente, esa no es la manera en la que realmente funciona.

En primer lugar, las compañías estadounidenses están siendo gestionadas para que compartan la cantidad mínima posible de sus ingresos con los empleados que ayudan a crearlas. Los márgenes de beneficios corporativos están en máximos históricos, mientras que los salarios están en mínimos históricos.

En segundo lugar, como observa Hanauer, los emprendedores, inversores y compañías más ricos de EEUU ahora tienen tanto dinero que posiblemente no puedan gastarlo todo. Así que, en lugar de reinvertirlo en la economía, repercutiendo en los salarios, este dinero simplemente permanece en carteras de inversión.

La importancia de la clase media en el flujo del capital

Hanauer explica por qué.

Hanauer percibe más de 10 millones de dólares al año. Sobre este ingreso, él paga un 11% de impuestos. (Presumiblemente, la mayoría de los ingresos son dividendos y ganancias de capital a largo plazo, que tienen una carga impositiva en torno al 20%. Y, después, él tendrá asesores fiscales que logran rebajar el porcentaje para el resto).

Con los más de 9 millones de dólares al año que se queda Hanauer, compra un montón de cosas. Pero, ojo, él no compra tantas cosas como si esos 9 millones hubiesen sido ganados por 9.000 estadounidenses, cada uno ganando 1.000 dólares extra al año.

¿Por qué no?

Porque, a pesar del impresionante estilo de vida de Hanauer —su familia posee un avión—, la mayoría de los 9 millones de dólares simplemente va directamente al banco (donde se ingresan y gana intereses, o se invierte en compañías que necesitan una fuerte demanda para vender productos y crear trabajos). Para un ejemplo más específico, Hanauer apunta que su familia tiene 3 coches, no los 3.000 coches que se podrían haber comprado unas miles de familias con 9 millones de dólares.

Si esos 9 millones de dólares hubiesen sido para 9.000 familias, en lugar de para Hanauer, sin duda hubiesen repercutido en la economía por la vía del consumo. Y, con eso, se hubieran creado más puestos de trabajo.

Hanauer estima que, si la mayoría de las mayoría de las familias en EEUU percibiesen el mismo porcentaje de los ingresos nacionales, como lo hacían 30 años atrás, cada familia tendría otros 10.000 dólares disponibles para gastar.

Eso, apunta Hanauer, tendría un gran impacto en la demanda; y, por supuesto, en la creación de empleo.

Así que, si no hay objeción, es hora de dejar de perpetuar la ficción de "los ricos crean los empleos".

Los ricos no crean los empleos.

Nuestra economía crea empleos.

Estamos todos juntos en esto. Y, hasta que no lo entendamos, nuestra economía no va a ningún lado.

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