Cómo esta región que prohíbe el wifi y las redes móviles ha seducido a neonazis, astrónomos y personas alérgicas a la tecnología

Tasmin Lockwood,
El Observatorio de Green Bank está protegido por una legislación que restringe el wifi y el uso de dispositivos electrónicos.
El Observatorio de Green Bank está protegido por una legislación que restringe el wifi y el uso de dispositivos electrónicos.

Stephen Kurczy

  • La mayoría de los dispositivos electrónicos están prohibidos en la zona del Observatorio de Green Bank, en el estado de Virginia Occidental, en EEUU.
  • La zona sin wifi supone una completa anomalía, ya que el 97% de los estadounidenses usan smartphone, relata un estudio.
  • El escritor Stephen Kurczy ha pasado 3 años investigando la zona y ha contado a Business Insider que el veto ha atraído a mucha gente, desde neonazis hasta personas que se declaran alérgicas a la tecnología.
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Cualquiera que se dirija al condado de Pocahontas, en lo más profundo de los Apalaches, se encontrará con una cobertura para el móvil insuficiente y escasos puntos de conexión wifi.

La región de Virginia Occidental, en EEUU, alberga la Zona Nacional de Silencio Radioeléctrico, un área de casi 21.000 metros cuadrados de silencio radioeléctrico donde los móviles y la mayoría de los aparatos electrónicos, incluido el wifi, están prohibidos o muy restringidos.

Se trata del refugio ideal para quienes huyen de la tecnología. Astrónomos, neonazis, espías y personas que creen que enferman a causa de las ondas emitidas por todo tipo de aparatos son quienes han peregrinado a un condado donde viven 8.450 personas.

La zona protege el trabajo del Observatorio de Green Bank, que requiere silencio radioeléctrico para detectar las ondas de radio emitidas por astros como las estrellas o los púlsares, que son también estrellas compuestas por neutrones que emiten radiación de forma periódica.

También hace lo propio con Sugar Grove, una estación de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés).

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El autor Stephen Kurczy describe un condado en conflicto en su nuevo libro The Quiet Zone: Unraveling the Mystery of a Town Suspended in Silence. (La zona silenciosa: desvelando el misterio de un pueblo suspendido en el silencio).

El apoyo de la comunidad de Green Bank al observatorio ha empezado a decaer a pesar de que ha demostrado ser un fuerte socio educativo y económico. Kurczy ha descubierto que la mayoría de los lugareños quieren wifi o ya lo tienen de forma ilegal. 

"¿En qué otros lugares del mundo la gente siente vergüenza o culpa por tener wifi?", se pregunta Kurczy en una conversación con Business Insider al tiempo que describeel momento en que un ministro admitió tener wifi después de afirmar lo contrario. "Si un ministro estaba dispuesto a mentir, ¿quién más lo estaba? ¿Cuánta presión existe?".

Un "policía de la zona silenciosa" que vigila las infracciones tecnológicas informó de la existencia de 175 puntos de acceso wifi en un radio de 3 kilómetros del observatorio, lo que supone unos 150 hogares.

"Parecía haber más señales wifi que casas, si es que eso era posible", afirma Kurczy en su libro.

Los que se esconden del wifi y creen, con pocas pruebas que los respalden, que la exposición a los campos electromagnéticos los hace enfermar, han surgido como un improbable aliado del observatorio.

Diane Schou, una mujer que se describe como "electrosensible", considera la Zona Silenciosa como un refugio seguro, pero ha provocado tensiones con los lugareños debido a "peticiones de silencio realmente estrictas", explica el escritor.

"Diane Schou llevó la tolerancia del condado hacia los forasteros a un nuevo límite", afirma el libro. Su electrosensibilidad no se limita al wifi, sino que se extiende a luces y otros dispositivos. Kurczy asegura que llegó a pedir a una persona que apagara sus auriculares.

Pero hay razones más oscuras por las que la gente se siente atraída por este inmenso silencio. 

La Zona Silenciosa fue en su día el hogar del neonazi más importante de Estados Unidos, William Pierce, y su grupo, Alianza Nacional, con sede en un complejo de casi 1,5 kilómetros cuadrados. 

El libro de Pierce sobre la guerra racial, The Turner Diaries, influyó en terroristas como el atacante de Oklahoma de 1995, Timothy McVeigh.

Aunque se disolvió, Kurczy escribe que el legado de odio del grupo sigue vivo. Cuenta que conoció al neonazi David Pringle, que decía organizar barbacoas mensuales para los habitantes de la zona, y que planeaba fiestas para conmemorar, por ejemplo, el cumpleaños de Hitler. 

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Después de que las manifestaciones de extrema derecha en Charlottesville en 2017 dejaran muerto a un manifestante antirracista, Pringle, que no pudo asistir a la manifestación, le dijo a Kurczy: "Es como si no hubiera podido ir al baile".

A lo largo de las visitas de Kurczy, los miembros de la Alianza Nacional hicieron unos cuantos intentos por revivir el antiguo espíritu de aquel infame lugar. Sin embargo, la última vez que se acercó al condado el complejo estaba en venta.

Mientras Sugar Grove, el puesto de escucha de la NSA de la época de la Guerra Fría, siga funcionando, es probable que la Zona Silenciosa siga a salvo. 

La instalación, una antigua base naval con un puesto de avanzada en la cima de la montaña, se estableció en los años sesenta para vigilar las comunicaciones rusas cuando sus mensajes rebotaban en la luna. La propia ciudad de Sugar Grove fue vendida en 2016, pero la estación sigue activa en el sur del municipio. 

Este contenido fue publicado originalmente en BI Prime.

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