El renacimiento social de la generación Z: los jóvenes descubren el secreto para hacer amigos
- La generación Z ha sido bautizada como "la más solitaria", pero en los últimos años se han empeñado en demostrar que están hartos de estar siempre solos.
- Los jóvenes están impulsando el auge de reuniones sociales como los clubs de lectura, de atletismo, ajedrez, o cualquier actividad que les permita socializar.
Cuando Julia Nagel-Mayberry se mudó a Chicago en 2022, conocía a muy pocas personas allí. Tenía 22 años, acababa de terminar la universidad y descubrió que hacer amigos en una ciudad nueva era mucho más difícil que en el colegio. Cuando le contó su situación a una compañera de trabajo, le dijo: "Conozco el sitio perfecto para ti". Entonces, le habló del Electric Athletic Club, un club de atletismo y fitness.
Al día siguiente, después del trabajo, Nagel-Mayberry se dirigió al punto de encuentro del club en la ciudad, donde se reunían para salir a correr. "Estaba muy nerviosa", confiesa. Durante la carrera, de 5 km, la gente charlaba entre sí, y un corredor se puso a su lado siguiendo su ritmo. Después, los 15 corredores, todos entre 20 y 30 años, se reunieron en un bar.
"Nadie hablaba de trabajo. Charlábamos sobre otros temas", explica. A pesar de sus temores, Nagel-Mayberry siguió acudiendo cada semana. "Algunos de los mejores amigos que he hecho en Chicago han sido gracias a mi club de atletismo", reconoce.
Tomando unas cervezas después de correr, Nagel-Mayberry descubrió algo que se ha convertido en un arte perdido para mucha gente. En un estudio de 2024 titulado The American Friendship Project (El proyecto de amistad americano), el 51% de los estadounidenses encuestados afirmaban que les resulta difícil hacer nuevos amigos. En una encuesta de Gallup de 1990, un tercio de los encuestados decía tener 10 o más amigos. En 2021, solo el 13% de los encuestados por el American Survey Center dijo tener tantos amigos; el 12% afirmó no tener ninguno.
"Gran parte de nuestra rutina cuando tenemos tiempo libre nos orienta hacia actividades más aisladas o solitarias", explica Sheila Liming, autora de Hanging Out: The Radical Power of Killing Time (Pasando el rato: el radical poder de matar el tiempo). Este aislamiento ha provocado una oleada de alarmismo sobre la crisis de la soledad.
Pero mientras algunos jóvenes pasan las horas en casa, muchos miembros de la generación Z están hartos de estar solos. En todos los aspectos de su vida, la "generación más solitaria", nativa de internet, se esfuerza por salir de su zona de confort y crear espacios separados del trabajo y el hogar. Los jóvenes está asistiendo más a clubes de lectura, de atletismo, gimnasios, además de otros muchos clubes sociales, todo ello con el fin de hacer amigos. Dado que la pandemia les robó algunos de sus mejores años para socializar, la generación Z está dando la vuelta a la tortilla de la crisis de la soledad.
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Michelle Kong, de 26 años, se enamoró del ajedrez cuando un amigo la introdujo en este juego hace dos años. Al no encontrar suficientes amigos que jugaran con ella, empezó a hacerlo por internet, pero no era lo ideal. "Rápidamente me di cuenta de que seguía necesitando el contacto humano. No podía quedarme sola en casa jugando al ajedrez", narra la joven.
Kong empezó a buscar clubes de ajedrez cerca de Los Ángeles, pero todos eran para hombres mayores o niños pequeños. "Sinceramente, me sorprendió mucho que no hubiera sitio para personas de entre 20 y 30 años", cuenta. Decidió tomar cartas en el asunto.
Empezó retransmitiendo en directo sus partidas de ajedrez en TikTok, donde compartía detalles sobre los encuentros en persona. A la primera, solo acudió un amigo de Kong para darle apoyo moral. Pero en las semanas siguientes empezó a ir más gente. Al cabo de ocho meses, contaba con una media de 80 asistentes por evento y tuvo que trasladarse a locales más grandes para que cupieran todos.
El día de San Valentín, organizó una cita con temática ajedrecística a la que acudieron 150 personas. Ahora, cada jueves por la noche van al LA Chess Club unas 300 personas de entre 21 y 35 años. Kong acabó dejando su trabajo para dedicarse al club a jornada completa. El precio del evento es de 60 dólares (54 euros) para los hombres y gratuito para las mujeres, con el objetivo de equilibrar la distribución por sexos.
Muchos dicen que vienen por el ajedrez y se quedan por el sentimiento de comunidad
Al principio, Kong dedicaba más tiempo a organizar los actos, pero enseguida se dio cuenta de que la gente solo quería un espacio para relacionarse. "La gente quiere venir, pasárselo bien, beber, escuchar música y socializar. Es como una gran velada. Una persona me dijo que siempre que acudía se marchaba con una sensación especial de felicidad. Es lo más bonito que he oído nunca", explica.
Kong dice que alrededor de la mitad de las personas que van cada semana son completamente nuevas en el ajedrez. "Muchos dicen que vienen por el ajedrez y se quedan por el sentimiento de comunidad. Algunas personas vienen cada semana desde hace año y medio", comenta.
Las ganas de socializar tras la pandemia no son nada nuevo. Tras el doble golpe de la Primera Guerra Mundial y la pandemia de gripe de la década de 1910, la gente quería salir y divertirse. Las ciudades construyeron cines y salas de baile. Muchas mujeres, apodadas flappers, se cortaban el pelo y bailaban toda la noche. El auge social y económico de los años 20 le valió a la década el título de los felices años 20.
Han pasado 100 años y la gente vuelve a desear salir de casa, pero los espacios y las instituciones sociales que lo facilitan han desaparecido. "Cuando no tenemos acceso a ese tipo de eventos o reuniones en nuestra vida, se genera una sensación de aislamiento. Una de las consecuencias de esa sensación de aislamiento es una menor empatía y paciencia con nuestros semejantes en la sociedad", argumenta Liming.
La investigación ha descubierto que las personas integradas en asociaciones (ya sean ligas de bolos, clubes de lectura, etc.) son más capaces de capear la pobreza y el desempleo; tienen más probabilidades de ser cultas y menos de delinquir. Afortunadamente, la generación Z entiende esto mejor que nadie.
En todo Estados Unidos, los jóvenes están organizando sus propios terceros espacios y encuentros. En Nueva York, cinco amigos veinteañeros fundaron en mayo de 2023 Reading Rhythms, descrito "no un club de lectura", sino "una fiesta de la lectura". Ahora organizan eventos mensuales en seis lugares de la ciudad, llamados "capítulos", y dos más a finales de este año.
En los eventos, los asistentes llevan su propio material de lectura y se instalan en 30 minutos de lectura ininterrumpida, seguidos de un debate individual de 15 minutos con un desconocido, en el que el libro sirve para romper el hielo. A continuación, otros 30 minutos de lectura y un debate final en grupo.
"Empezamos como un proyecto divertido entre amigos, pero pronto nos dimos cuenta de que estábamos aprovechando algo mucho, mucho más grande: la necesidad colectiva de la sociedad de desconectar de nuestros teléfonos, volver al mundo real y hablar entre nosotros", explica Ben Bradbury, uno de los cofundadores. Según Eventbrite, los anuncios de eventos de clubes de lectura aumentaron un 24% en 2023 con respecto al año anterior, y los clubes de lectura temáticos, como los de temática homosexual, registraron un incremento del 82% en el número de asistentes. En el Reino Unido, los anuncios de clubes de lectura en la plataforma aumentaron un 350% de 2019 a 2023.
Maya Aristimuño también quería aprovechar esta necesidad de socializar. Esta joven de 22 años, fundadora de la agencia de marketing Maristi Creative, organiza una serie de cenas pop-up para creativos en Nueva York. Dice que las marcas suelen patrocinar cenas enteras a cambio de contenido. Para los eventos que no son totalmente patrocinados, vende entradas para cubrir los gastos.
Estábamos aprovechando algo mucho, mucho más grande: la necesidad colectiva de la sociedad de desconectar de nuestros teléfonos, volver al mundo real y hablar entre nosotros
"He estado en muchos eventos en Nueva York y son muy impersonales. Mi intención en los que yo organizo es romper con eso y ser realistas. Mantengamos una conversación real en torno a una buena comida", comenta.
Los que tienen dinero de sobra van a clubes exclusivos para hacer amigos. Clubes como Soho House, Casa Cipriani y San Vicente Bungalows son espacios sociales para profesionales con mucho dinero que están dispuestos a pagar una prima por la exclusividad y el acceso. En una encuesta de GGA Partners, más del 60% de los clubes privados afirmaron haber aumentado el número de socios en Estados Unidos en 2022. Quizás el más conocido, Soho House, afirma que aumentó el número de socios de menos de 112.000 en 2021 a más de 176.000 en 2023.
Otros están acudiendo en masa a gimnasios y clases de fitness. La cadena de gimnasios Orangetheory aumentó su base de miembros de la generación Z en un 200% desde principios de 2019 hasta agosto de 2023, según indicó su director de tecnología a Business Insider. Dos tercios de los jóvenes dijeron en una encuesta de Les Mills de 2023 que socializar era algo que buscaban en un gimnasio.
En comparación con hace dos décadas, los menores de 30 años afirman tener muchos menos amigos. Y el año pasado se publicó un estudio del doctor Vivek Murthy, la principal autoridad sanitaria en el gabinete del Gobierno de Joe Biden, que concluía que los adultos jóvenes tenían casi el doble de probabilidades de sentirse solos que los mayores de 65 años. Como resultado, muchos están luchando contra el aislamiento persistente de la pandemia y reinventando el panorama social en el proceso. En 2019, los 10 eventos más concurridos enumerados en Meetup fueron eventos tecnológicos o profesionales. En 2022, la mitad de los 10 eventos principales se centraban en conocer amigos o posibles parejas. Con la aparición de nuevos tipos de clubes en todas las grandes ciudades, los jóvenes están allanando el camino para salir de la crisis de soledad.
Después de asistir a su club de atletismo todas las semanas, dos veces por semana, durante casi un año entero, Nagel-Mayberry estaba dispuesta a probar algo nuevo en junio del año pasado. Una amiga le sugirió que se uniera a un club de lectura con otras 12 chicas. "El primer club de lectura era un miércoles, así que no pude ir a mi club de atletismo", explica. De camino al evento, se encontró con algunas amigas de su club de atletismo. Les dijo adónde iba y que estaba nerviosa. "Me dijeron: 'No lo estés. Te lo vas a pasar muy bien. Cuéntanoslo cuando te veamos la semana que viene'", recuerda.
Nagel-Mayberry sigue asistiendo al club de lectura todos los meses. Entre todas sus actividades, ya no tiene tiempo para sentirse sola.
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