Pruebo las 3 cápsulas Starbucks Dolce Gusto de café "blanco" (Latte Macchiato, Cappuccino y Caramel Macchiato) y este es mi veredicto como amante del buen café

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  • Pruebo 3 tipos de cápsulas Starbucks Dolce Gusto para comprobar si son mejor que las normales.
  • En general, se nota una mayor calidad del café, y este ensalza cada tipo de taza de una forma diferente y positiva.
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Adoro el café. Desde mi ya lejana llegada al mundo de las oficinas, de las reuniones y de los descansos de 5 minutos (que acaban siendo 20), el café se ha convertido en un compañero fiel al que he podido acudir en infinidad de ocasiones. 

Al principio por eso solo era un camarada laboral. Poco a poco acabó apareciendo en otros momentos del día, hasta que mi actual tarde de domingo perfecta consiste en irme a una cafetería, pedirme un cappuccino y pasarme una o 2 horas leyendo novelas o resolviendo crucigramas.

Es por eso que las capsulas Dolce Gusto me salvaron la vida durante 2020, cuando el confinamiento debido a la Covid-19 me privó de esas tardes de domingo, y de otros grandes momentos cafeteros. Elegir en Amazon cuáles serán mis próximas cápsulas de café se ha convertido en un "placer culpable": me gusta invertir minutos debatiendo conmigo mismo en tomar una decisión que tal vez otros consideren una pérdida de tiempo.

Ya hace unas semanas que me aparecen como sugerencias diversos packs de cápsulas Dolce Gusto de Starbucks. He ido rechazando estas tentaciones porque tenía ya suficientes reservas en la cocina, pero ahora que estas se han terminado, he decidido descubrir si estos productos realmente tienen la calidad de un establecimiento Starbucks. 

En concreto, me he decantado por el pack White o Blanco, que contiene 72 cápsulas o 36 tazas de café de Latte Macchiato, Cappuccino y Caramel Macchiato. Todo por 27,10 euros.

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6 cajas en total: 3 de Cappuccino, 2 de Latte Macchiato y solo una de Caramel Macchiato (lástima, con lo que me gusta). Sale a 0,75 euros por taza. Nada mal si realmente el café tiene la calidad Starbucks.

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¿Me satisfará esta compra? Solo hay una forma de averiguarlo: probando una taza de café de cada tipo. ¡Vamos allá!

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Latte Machiatto: leche cremosa con oportunas manchas de café

Reconozco ser un amante de la combinación del café y de la leche. Tuvo una época de café solo y bien cargado, pero acababa más nervioso que de costumbre. Por eso anticipo que un Latte Machiatto me irá de perlas.

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Cada caja contiene 12 cápsulas. 6 de café y 6 de leche. 2 cápsulas combinabas crean una taza de 230 ml (200 ml de leche y 30 ml de café). 

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Antes de analizar la taza en cuestión, ¿te haces un lío con los tiempos de preparación con las cápsulas Dolce Gusto? A mí me ocurre así que lo que hago es utilizar una app muy útil llamada Dolce Gusto Timer.

Dolce Gusto Timer

Eliges el tipo de café que te tomarás y te ofrece contadores para todas las cápsulas necesarias. Así viertes la cantidad justa, sin añadir extra aguado o sin quedarte corto de cantidad y de sabor. De esta forma ya tengo la taza lista. La pruebo.

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Una de las cosas que adoro de un buen latte es la cremosidad inicial, que poco a poco se deshace en pequeños ríos de leche por tu lengua. Ocurre exactamente eso con esta taza Dolce Gusto. Además, tiene una ventaja con respecto a las cápsulas estándar: esas manchitas de café se notan y mucho. Llegan siempre al final de un trago, como una pequeña nota disonante que añade variedad a la leche.

Conforme bebo, esa esponjosidad se reduce un poquito pero se mantiene. Resisto la tentación de mancharme los labios de leche como cuando era un crío.

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Considerado que cada tipo de café debe cumplir un propósito, una misión más allá de ser bebido. En el caso de este Latte Machiatto, creo que va de perlas como acompañante en un momento en el que quieras añadir un toque diferente a una rutina. Por ejemplo, si te gusta leer, pero quieres curiosear un género que no tenías controlado, este tipo de cápsulas te irán bien; las diferencias que descubras durante la lectura se convertirán a nivel gustativo en esas repentinas manchas de café.

Cappuccino: un sabor sofisticado que se va tornando más y más oscuro

Admito ser presa fácil de un buen diseño de producto. Me he quedado un buen rato curioseando las cajas y leyendo su información adicional.

Cappuccino

Al contario que con el Latte, el Cappuccino de Starbucks utiliza un poquito más de café: sus 220 ml se componen de 170 ml de leche y 50 ml de café.

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Otra gran diferencia con respecto al Latte: mientras la máquina vertía la leche, me ha llegado su aroma, algo que me suele ocurrir con pocas cápsulas. Una buena señal de que va a ser una taza cargada de sabor. Lo compruebo.

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Después de la capa de leche inicial, llega el toque oscuro del expresso. Como me ocurrió con el Latte, el café tiene mucho más carácter que las cápsulas estándar de Dolce Gusto. Me puedo quedar perfectamente medio minuto entre degustación y degustación para ir explorando el amargor de la bebida que se me ha quedado en la boca. Y hay otro elemento cambiante que me encantó descubrir. 

Conforme más bebo, más predominancia adquiere el café sobre la leche. Cada trago es más, más oscuro (sin dejar de lado el contrapunto blanco, claro está). El dulzor siempre, siempre, siempre llega al final.

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Este incremento del amargor me gusta porque, pese a estar probando esta taza literalmente al mediodía, me evoca al paso del día: del amanecer al atardecer hasta llegar al anochecer. Es como saborear las subidas y bajadas de 24 horas en apenas unos minutos.

Esta reflexión me lleva a buscar un momento idóneo para el Cappuccino de Starbucks. Mientras lo probaba, he tenido la sensación de que tareas arduas y "oscurillas" como redactar un informe o llenar un Excel. Probar una taza de estas características en plena faena puede ayudar a recodar que, da igual lo negro que se ponga el tema: la luz siempre aguarda al final.

Caramel Macchiato: una travesura extrovertida que me invita a salirme del guion

Parafraseando al cantarín Jack Skellington, protagonista de Pesadilla antes de Navidad, "lo mejor para el final he querido dejar / y es lo último que queda por contar". Adoro el caramelo.

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Tal y como indica la caja, cada taza de Caramel Macchiato consta de 200 ml, 170 ml de los cuales son leche y 30 ml es café. Y todo todito es caramelo.

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Al igual que me pasó con el Cappuccino, me lleva un aroma irresistible a dulzura melosa mientras se hace tanto la leche como el café. Esa misma invitación a la Tierra de las Golosinas me llega conforme acerco la taza a la boca.

Caramel

He tenido que controlarme para no bebérmelo todo en un minuto. El caramelo impregna la capa espumosa inicial y se mantiene en el resto de tragos. ¿Luego? El café, que hace de genial contrapunto. 

Si lo comparo con las cápsulas estándar, gana la versión de Starbucks. El caramelo se mantiene más tiempo y no es demasiado dulzón como ocurre con las Dolce Gusto normales. Además, la calidad extra del café crea más matices y evita que me acabe cansando al poco rato de empezar a beber.

Pese a que ya llevo 2 tazas de café previas, es esta la que me despierta y la que me hace sentir juguetón. Así que, ¿qué diantres? Quiero salirme del guion.

Pillo un par de galletitas integrales y las mojo para probar la combinación. ¿Ves las burbujitas? Me quedo un rato viendo como van estallando e imaginando que desprenden aroma de caramelo.

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¡El experimento es un éxito! El caramelo se fusiona con el gusto un poco soso de la galleta y la sube de nivel. Tengo que esconder la bolsa o el experimento amenaza en mutar en atracón.

A la mitad de la taza, me entran unas ganas terribles de llamar a mis amigos y de improvisar una quedada esta tarde. Irnos a un Starbucks o a cualquier otra cafetería, tomarnos algo bien prohibitivo a nivel dietético y reír y soltar tonterías. Y precisamente para este tipo de actividades, el extrovertido Caramel Macchiato es el mejor compañero de fechorías.

Conclusión: cápsulas con un café significativamente superior al estándar

¿Merecen la pena las cápsulas Starbucks pese a que son más caras que las estándar? Sin lugar a dudas.

Conclusión

Estos centimillos de euros de más que cuesta cada taza vienen recompensados con un café de mayor calidad que eleva cada tipo de bebida. Hace del Latte más imprevisible, oscurece el gusto del Cappuccino cuanto más lo saboreas, y tranquiliza el sabor a veces muy exagerado del Caramel Macchiato. 

Próximo objetivo: probar las cápsulas de Starbucks en las que el café predomina más que la leche.

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