Los retos y oportunidades de España en el mercado europeo de la inteligencia artificial

Alberto Iglesias Fraga
La inteligencia artificial toma el control de los departamentos de TI
Gettyimages
  • En Europa se concentran alrededor del 25% de startups relacionadas con la inteligencia artificial en el mundo, un porcentaje en línea con la importancia de la UE sobre el resto del planeta.
  • Pero un reciente informe de McKinsey cifraba en 2,7 trillones de euros el potencial económico que la Unión Europea podría obtener si desarrollara y adoptara de forma masiva la inteligencia artificial en su seno de cara al año 2030.
  • Y dentro de esta batalla, España está situada de manera tardía respecto a sus vecinos comunitarios.
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Muchos analistas hablan ya de que la economía del futuro (y también la del presente) estará marcada de cerca por la inteligencia artificial. Se presupone la omnipresencia de esta tecnología en todos los sectores de actividad, en todas las capas de nuestra vida cotidiana. Y, sin embargo, parece que tan solo empresas de Estados Unidos y Asia están sacando provecho de esta particular revolución de los algoritmos. Del Viejo Continente, apenas hay noticias en estas lides.

En ese sentido, un reciente informe de McKinsey cifraba en 2,7 trillones de euros el potencial económico que la Unión Europea podría obtener si desarrollara y adoptara de forma masiva la inteligencia artificial en su seno de cara al año 2030. Parece una cifra astronómica, y lo es: sería aumentar nuestra riqueza como región un 19%, sin que ello implique destrucción alguna de empleo ni otros impactos negativos que normalmente copan los titulares de medio mundo.

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Vemos, por tanto, una gran oportunidad delante de nosotros pero que hoy por hoy apenas estamos aprovechando. En concreto, y siguiendo con la misma fuente, en Europa se concentran alrededor del 25% de startups relacionadas con la inteligencia artificial en el mundo, un porcentaje en línea con la importancia de la UE sobre el resto del planeta, pero la falta de inversiones (apenas captamos el 11% del venture capital y financiación corporativa a escala internacional, por el 50% que monopoliza EEUU) hace que apenas dos de las 30 mayores compañías digitales estén radicadas en nuestra latitud.

¿Qué marca este particular retraso europeo en la carrera por la inteligencia artificial? Y lo que es más importante, ¿cómo se sitúa España dentro de esta contienda? ¿Qué podemos hacer y a qué nos enfrentaremos en los próximos años en este terreno? Lo desentrañamos a continuación...

Mal punto de partida

Según el estudio antes mencionado de McKinsey, la inmensa mayoría de países europeos están por detrás de Estados Unidos en la mayoría de aspectos clave para el desarrollo de la inteligencia artificial. Y, dentro de esta lacra, España se sitúa claramente en el tercio inferior.

Por ejemplo, nuestro país está en el cuarto inferior en cuanto a capital humano respecto a nuestros vecinos europeos y también figura muy por debajo de la media en otros campos como innovación, preparación para la adopción de IA y ecosistema emprendedor. Igualmente, nos encontramos muy mal situados respecto a la capacidad de ahorro o el acceso a las TIC.

España tan solo se sitúa en la media comunitaria en aspectos como la automatización (gracias en parte al gran tejido industrial presente dentro de nuestras fronteras, un terreno en el que la inmensa mayoría de países obtiene buenos resultados) o la alfabetización digital. 

Suecia, Reino Unido, Países Bajos, Alemania o Finlandia, por poner algunos ejemplos, parten con una considerable ventaja en todos estos factores respecto a España.

Escasez de empresas de IA

Si uno echa un vistazo a las principales compañías de inteligencia artificial a escala mundial, lo cierto es que la escasez de firmas europeas es notoria. Tan solo cuatro de las cien principales organizaciones de IA del globo están radicadas en el Viejo Continente. Y ninguna de ellas es española, lo cual nos deja terriblemente mal colocados dentro del mal escenario que configura Europa en esta batalla internacional.

Nuestro país necesita con urgencia desarrollar un coloso de inteligencia artificial con el que poder competir a escala mundial, pero eso solo será posible con la ayuda del sector público, la colaboración entre la Academia y el sector privado (la transferencia del conocimiento es uno de los temas pendientes de la agenda española) y situarnos como un importante reclamo para la entrada de potentes inversores patrios y extranjeros para apoyar esta construcción tecnológica

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