Los ricos y poderosos están usando sus superyates para reunirse en secreto lejos de miradas indiscretas

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HBO / Graeme Hunter

  • La popularidad de los superyates está en auge y las ventas alcanzan niveles récord. 
  • Estas embarcaciones ofrecen a los ricos una privacidad poco frecuente y capas de seguridad para protegerlos de intrusiones. 
  • Un experto en seguridad de yates explica cómo inspeccionan las embarcaciones en busca de micrófonos y ahuyentan a los drones en el mar.

El superyate es el símbolo definitivo de riqueza, poder y estatus, y el mercado está en auge.

Un atractivo crucial que ofrecen es la privacidad extrema: los yates proporcionan un fuero para reuniones en alta mar, fuera de la jurisdicción de cualquier país y muy difíciles de espiar.

The New Yorker informó el año pasado sobre el mundo oculto de las reuniones de alto nivel en yates. Las embarcaciones permiten a ricos y poderosos hablar libremente y establecer contactos lejos de miradas indiscretas y de cualquier tipo de control. 

Incluso puede ser difícil averiguar quién es el propietario de los yates: a menudo los compran empresas en paraísos fiscales a nombre de propietarios multimillonarios, lo que les da un escudo adicional de privacidad. Se dice que entre los propietarios de superyates se encuentran el fundador de Amazon, Jeff Bezos, el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, y el fundador de Meta, Mark Zuckerberg. 

A raíz de la guerra en Ucrania, el sector de los superyates y sus complicadas estructuras de propiedad se vieron sometidos a un nuevo examen, ya que las naciones occidentales empezaron a intentar confiscar yates propiedad de millonarios rusos sujetos a sanciones por sus vínculos con el Kremlin. 

"Se trata de bienes muy privados y una de las razones por las que se compran es por su privacidad", explica a la BBC Sam Tucker, responsable de estudios sobre superyates de la empresa de inteligencia de mercado VesselsValue. 

La popularidad de estas embarcaciones está desencadenando una carrera por la seguridad, ya que espías y periodistas sensacionalistas intentan traspasar las capas de privacidad de las embarcaciones. 

 

Los yates de gama alta pueden ofrecer "una privacidad absoluta, completa y total", explica a Business Insider Simon Rowland, CEO de Veritas, una empresa londinense dedicada a la seguridad de superyates.

Rowland, ex marine real, explica que su trabajo consiste en detectar cualquier amenaza imaginable y cualquier posible violación de la intimidad a bordo de las embarcaciones.

Su trabajo consiste en rastrear los yates de alquiler en busca de diminutos dispositivos de vigilancia, rechazar drones enviados por los paparazzis para fotografiar a sus adinerados clientes o comprobar los antecedentes de los miembros de la tripulación para detectar topos.

"Los drones preocupan cada vez más a los propietarios de superyates", afirma. El nivel de precaución de los propietarios varía: no todo el mundo va a por todas.

Las embarcaciones suelen fabricarse en los Países Bajos, Alemania o Italia, y a veces se construyen a medida siguiendo especificaciones muy estrictas. A menudo, los miembros de la tripulación que trabajan en las embarcaciones deben firmar acuerdos de confidencialidad que les impiden revelar información sobre los yates o sus propietarios, según informa la publicación del sector Dockwalk.

El coste de las embarcaciones puede variar: según la empresa de intermediación Edmiston, oscila entre el millón de dólares de una embarcación modesta y los cientos de millones de los grandes yates hechos a medida. 

Un ejemplo es el yate Azzam, construido por la empresa alemana Lürssen Yachts en 2013 para el difunto Khalifa bin Zayed Al Nahyan, expresidente de Emiratos Árabes Unidos. Tiene 20 metros de eslora y costó unos 600 millones de dólares, lo que lo convierte en uno de los más caros del mundo, según Forbes.

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