Por qué los robots pueden acabar con los trabajos más rutinarios pero no con todos, según una investigadora en robótica

Concha Monje, investigadora en robótica.
Concha Monje, investigadora en robótica.
  • "Introducir en la ecuación al robot va a redefinir el concepto de trabajo", explica Concha Monje, investigadora en robótica y profesora titular de la Universidad Carlos III de Madrid.
  • Monje trabaja en Robotics Lab, un laboratorio de investigación donde desarrolla un robot humanoide llamado TEO que ya es capaz de hacer tareas como planchar o llamar al camarero.
  • La investigadora española apunta a que en el futuro los humanos probablemente desempeñemos tareas "más creativas" relacionadas con nuestra capacidad intelectual.

La tecnología, y concretamente la robótica, está llegando a prácticamente todas las áreas de actividad y precisamente uno de los debates que trae consigo es cómo impactará en el futuro del trabajo.

"Es indudable que habrá trabajos, que serán los menos cualificados y a lo mejor los más rutinarios y automáticos, que van a desaparecer como ya han desaparecido anteriormente Pero, yo creo que lo que hay que intentar es acoger a la tecnología y a la robótica en este caso como un elemento colaborativo, que haya una coexistencia humano-robot para lograr el éxito", explica Monje en conversación con Business Insider

Concha Monje es investigadora en robótica y profesora titular de la Universidad Carlos III de Madrid donde trabaja en el Robotics Lab, concretamente desarrollando un robot humanoide llamado TEO, que ya puede realizar tareas como planchar o hacer de camarero.

Hay varios informes publicados en los últimos meses que giran sobre esta idea. Uno de la consultora McKinsey señalaba de aquí a 2030 los robots podrían dejar sin trabajo a 800 personas. Aunque, no todos los sectores tendrán el mismo impacto. De hecho, este documento apuntaba que si el trabajo implica tareas repetitivas y datos puede ser más vulnerable de ser sustituido. 

Al hilo de esta idea, la investigadora señala que sería "ridículo" quitar al humano de la ecuación. 

"Es verdad que introducir en la ecuación al robot va a redefinir el concepto de trabajo", señala y añade que la definición de trabajo dentro de tres décadas puede ser absolutamente diferente a la actual. Al incluir en la ecuación al robot, esto hará que tengamos otro tipo de tareas, "quizá más creativas que tengan que ver con nuestra capacidad intelectual, y otras más mecánicas o avanzadas pero que puedan descargar a humano de esa rutina pues las podrá hacer una máquina".

Monje estudió ingeniería tecnológica en electrónica, tras lo cual cursó la ingeniería superior en electrónica en la Universidad de Extremadura y fue a través de su tesis doctoral cuando entró en contacto con la robótica. Una tesis donde estudió el control de sistemas electromecánicos y uno de los sistemas a los que aplicó aquellas técnicas de control fue  un brazo de robot flexible. Lo que marcó el inició de su carrera en robótica. 

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Es ridículo que pensemos que no vamos a trabajar en absoluto y que las máquinas lo van a hacer todo”, prosigue. Una de las razones que da Monje es el propio sistema. "El dinero lo necesitamos porque nosotros somos los consumidores de los productos, si los consumidores no tuvieran el dinero para comprar esos productos que las empresas fabrican, cada vez de formas más vacía por el uso de la tecnología, es ridículo", apunta. 

En este sentido, señala que fallaría la ecuación y se nos caería la fórmula. Por lo que apunta, que el reto está en encontrar fórmulas de cómo hacerlo.

Monje considera que la nueva fórmula del trabajo cada vez más automatizado presenta las ventajas anteriormente explicadas, pero también pone sobre la mesa varios inconvenientes. Por un lado, los trabajadores tienen que saber cómo “relacionarse” con este nuevo compañero de trabajo, por lo que será necesario “estar formado para entender a este nuevo compañero de trabajo”. 

A esto se suma otro gran hándicap. "Al trabajar menos horas, porque con la ayuda del robot  se van a trabajar menos horas, pues también vamos posiblemente a cobrar menos", explica Monje a Business Insider. "Aunque tienes también la ventaja de tener más horas libres, pero vas a cobrar menos", apunta.

La otra cara de la moneda, explica, es que las empresas implantan tecnología porque consideran que van a tener más beneficios, puesto que calculan que les renta más tener robots. Esto conlleva, según apunta la investigadora a que evidentemente vaya a haber más ganancias, más beneficios y señala que es fundamental cómo gestionamos esto desde las políticas. 

Además, frente a las revoluciones de anteriores épocas cuando la tecnología se centraba en un ámbito concreto, la implantación actual es más transversal. "Esta revolución tecnológica está más presente en todos los ámbitos de la vida, antes a lo mejor era la revolución textil o era por sectores, pero ahora está la tecnología en tantos campos que una revolución textil tiene mucha mas repercusión", apunta.

"Muchos trabajos, una mayoría, van a estar influenciados por la tecnología. Ya nadie divide a mano, por ejemplo, un contable tiene que hacer una cuenta utiliza una calculadora e incluso herramientas más complejas que eso", dice. 

Cómo serán los robots del futuro 

En el imaginario colectivo se ha generado una idea de robot humanoide que bebe de imágenes como, por ejemplo, C-3PO de la Guerra de las Galaxias. Sin embargo, la realidad es más prosaica y la llegada de la automatización está siendo en áreas concretas con robot que sirven para limpiar o para aspirar el suelo. 

El robot TEO en la Universidad Carlos III de Madrid.
El robot TEO en la Universidad Carlos III de Madrid.

"Creo que vamos a tener una serie de aplicaciones que se vayan desarrollando en paralelo para resolver determinadas aplicaciones muy concretas, más que un solo robot que lo haga todo porque esto tiene unas complicaciones de integración de sistemas muy importante”, apunta Monje al hablar del futuro de la automatización que considera que pasa por “soluciones que sean muy robustas y que iremos integrando” por lo que serán “mejoras rápidas y económicas”. 

“El empeñarnos en tener un robot humanoide que además sea bípedo —que eso trae muchísimos problemas—, que suba y baje escaleras, eso es inviable a día de hoy, sería carísimo y no es necesario”, explica. 

Precisamente la locomoción es una de las tareas que realiza TEO, el robot humanoide multiplataforma con el que trabaja Monje en el Robotics Lab de la Universidad Carlos III de Madrid. 

Se llama TEO porque es corto, se pronuncia igual en todos los idiomas, es fácil y sonoro porque también significa Task Environment Operator, es un operador en un entorno de tareas”, explica sobre este prototipo hecho desde cero que nació en 2011. “Es un operador en un entorno de tareas porque lo queremos hacer es un robot colaborativo, no queremos un robot que reemplace al humano, queremos que colabore con el humano,  y que el humano se aproveche de los recursos y habilidades que aporte el robot”, añade. 

El objetivo del robot no es desarrollar un robot humano comercial, sino desarrollar actividades que en lo que hacen es desentrañar diferentes habilidades, explica. 

Por ejemplo, tiene una habilidad de planchador pero no es una autómata replicando a un humano planchando. La clave, según explica la investigadora es que hay una habilidad que es reconocer las arrugas, con lo cual existe una herramienta de tratamiento de imágenes, una vez que está reconocida esa imagen hay una manipulación porque la plancha tiene que llevarla al punto donde está la arruga y además tiene que plancharla, es decir, recorrer la prenda con una determinada presión para quitar la arruga, para no quemarla.

"Es una habilidad que se concreta en esa tarea de plancha pero que podría servir para otras muchas cosas", concluye. 

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