Rock, cervezas y gasolina: así es compartir festival con los 'Hijos de la Anarquía'

Pavel Ramírez
Varias motos cedidas por los clubes que acudieron al Garage Sound

Ante el escenario, un océano de cuero se revolvía entre gritos, brazos en alto y cabezazos al aire, sometido al influjo casi lunar de Same Old Story. Tras un viernes plagado de rock, el metal de los madrileños Hell's Fire era uno de los platos fuertes de la segunda jornada del Garage Sound Festival y los más leales se concentraban en las primeras filas para desgañitarse a gusto.

Un momento del concierto de Hell's Fire

A escasos 50 metros de allí, varios coches clásicos, camiones custom y motos cedidas por asociaciones y clubes de moteros se exponían para deleite de los asistentes. El Auditorio Miguel Ríos de Rivas-Vaciamadrid, donde se celebró el Garage Sound, dispone de un amplio corredor que, para la ocasión, se dividió en tres zonas: una para la música, en el centro; otra para la exposición de los vehículos que participaban en diferentes concursos, en un extremo; y una última para las tiendas y la venta de merchandising oficial, en el otro extremo.

En ese punto también se encontraba una de las atracciones principales del festival: una exposición de bicicletas custom organizada por PsykoBike Madrid. "Nos invitan a este tipo de eventos por España y el extranjero, porque nuestras bicis dan mucho juego", me comentaba uno de sus miembros mientras contemplábamos cómo un interesado se encaramaba a un gigantesco modelo de madera, "hecho a mano", y se marchaba a dar una vuelta.

Uno de los asistentes, subido a una bicicleta custom

Casi una decena de bicicletas, inspiradas tanto en bobbers de 500 centímetros cúbicos como en sueños dalinianos, podían verse, tocarse y montarse frente a la caseta que la asociación había habilitado para vender camisetas y captar adeptos. Aunque a este festival PsykoBike acudió invitada por la organización, alguna de sus bicicletas ha ganado concursos. "El último, en Estados Unidos".

Ángeles del Infierno, prospects y presidentes

Cuatro miembros de Iron Legion

Los únicos que parecían indiferentes a las bicicletas eran los moteros. Distinguí hasta cuatro insignias en sus espaldas: los Ángeles del Infierno, los Carpe Diem, los Vandalos MC y los Iron Legion. También abundaban chupas con la insignia del ficticio Sons of Anarchy. La serie de televisión ha puesto de moda en los últimos años la cultura de club, pero ninguno de sus portadores gozaba de las "condiciones especiales" de los clubes de moteros inscritos para asistir al Garage Sound Festival, aunque en sus solapas también hubieran cosido su rango.

Un joven con la insignia de Sons of Anarchy

Observé desde prospects ─amigos del club aspirantes a entrar en él─ hasta presidentes, que siempre se movían en grupos de tres o cuatro, apenas se entremezclaban con heavys, hippies, eclécticos y demás tribus, y sólo parecían relajarse en las barras con una cerveza en la mano.

Como en la ficción, las rivalidades entre bandas de moteros también existen en España, aunque por suerte no llegan a los extremos de violencia de Jax Teller y compañía. Entre otras cosas, porque una de las medidas preventivas que toman es repartirse la asistencia a este tipo de eventos: todos los clubes que fueron al Garage Sound mantienen una relación cordial, según me explicaba un simpatizante de otra banda que no acudió al festival.

Motos, coches, camiones y freestyle

Varias motos cedidas por los clubes que acudieron al Garage Sound

Precisamente, estos clubes aportaron la mayor colección que se vio en el evento: casi una veintena de motos chopperbobber y custom que participaron en ocho categorías, incluyendo la mejor pintura o el mejor sonido. También hubo otro concurso de coches clásicos en el que participaron seis vehículos, incluyendo tres Chevys y un Ford GT. En total, la organización repartió más de 5.000 euros en premios.

Los coches participantes en el concurso

También se expusieron varios camiones custom, que a pesar de no participar en concurso fueron invitados por la organización. Pero, sin duda, el mayor espectáculo lo protagonizaron los riders que protagonizaron las exhibición freestyle del viernes y la de KSB del sábado. Los saltos, piruetas y trucos de Marc Pinyol y Rayco Díaz dejaron boquiabiertos a los asistentes.

Marc Pinyol, durante la exhibición

Rock y parques infantiles

El motor se intercalaba convenientemente entre la veintena de actuaciones que tuvieron lugar durante el festival. El sábado, tras el concierto de Hell's Fire, tuve la ocasión de charlar con sus miembros, mientras asistíamos a una de las exhibiciones en directo de coches del día.

Entre el séquito que les acompañaba se encontraban dos niños. Antes de poder preguntar, me explicaron que para la zona de conciertos la organización había dispuesto auriculares insonorizantes precisamente para los más jóvenes, que se podían adquirir en la zona habilitada para ellos, cerca de la exposición de coches y motos. El festival era tan baby-friendly que contaba con un parque infantil repleto de juguetes, toboganes y casas de plástico para niños. 

Un niño con cascos de insonorización

Los equipos de emergencias, apostados en los costados de sus ambulancias, apenas tuvieron trabajo y pudieron disfrutar de la música y de las exhibiciones mientras varios padres paseaban plácidamente con sus carritos y sus hijos a hombros. Y ni siquiera las toneladas de cerveza que se sirvieron alteraron el buen clima que acompañó durante dos días a moteros y rockeros.

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