El ascenso de Abramovich desde que dejó la universidad y fue soldado del Ejército Rojo hasta convertirse en vendedor de patitos de goma, oligarca multimillonario y enviado de paz en tiempos de guerra

Grace Dean,
James Dean,
Roman Abramovich.

Laurence Griffiths/Getty Images

La carrera empresarial de Roman Abramovichtuvo unos comienzos poco prometedores. El exrecluta del Ejército Rojo, que abandonó la universidad, empezó vendiendo patitos de goma, neumáticos de coches y muñecas tras haber trabajado brevemente como mecánico.

Pero Abramovich pronto se encontró en el lugar y el momento adecuados. Eran los últimos años de la década de 1980, y Mijaíl Gorbachov pretendía transferir el poder de las polvorientas corporaciones estatales de antaño al sector privado, mediante las reformas de la "perestroika" que transformarían la economía y la maquinaria política del país.

Abramovich aprovechó la oportunidad y acabó convirtiéndose en uno de los oligarcas más ricos de Rusia, con una fortuna estimada de 12.850 millones de euros en la actualidad.

En una ocasión declaró a The Guardian que el dinero "no puede comprar la felicidad", aunque señaló que puede conseguir "cierta independencia".

Abramovich es el oligarca más reconocido de Rusia, en gran parte porquees propietario del Chelsea Football Club, un equipo de fútbol británico, desde hace casi dos décadas.

También es reconocido por su extravagancia. Amasó una cartera de propiedades en el Reino Unido, que incluye enormes mansiones en el exclusivo barrio londinense de Kensington, por un valor estimado de 300 millones de euros. Posee dos de los superyates más caros del mundo: el Solaris, de 550 millones de euros, y el Eclipse, de 650 millones. Tiene varios jets privados, incluido un Gulfstream, así como un helicóptero y varios coches de lujo.

Abramovich ha afirmado que su historia es "exclusivamente rusa".

Últimamente, el perfil público de Abramovich se ha visto reforzado por dos acontecimientos. En primer lugar, fue sancionado por la Unión Europea y el Reino Unido a raíz de la invasión rusa de Ucrania. En segundo lugar, actuó como una especie de enviado en las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania, lo que le proporcionó cierta prensa positiva mientras los funcionarios occidentales le incautaban sus activos en forma de trofeo.

Estos sucesos condensan el confuso pensamiento que rodea a Abramovich. ¿Es uno de los buenos, un ruso normal que ha llegado a lo más alto? ¿O es uno de los malos, un hombre de negocios común y corriente que tuvo suerte con la perestroika y que luego estuvo encantado de acercarse a Vladímir Putin?

Los oligarcas rusos fueron en su día una colección de multimillonarios revoltosos, todos con sus propias parcelas de poder político. Vladimir Putin los convirtió en sus recaderos personales

Comienzos

Roman Arkadyevich Abramovich nació en Saratov, un puerto a orillas del río Volga en el suroeste de Rusia, el 24 de octubre de 1966. Quedó huérfano a los 2 años, cuando su madre murió envenenada y su padre falleció en un accidente de grúa de construcción. Abramovich pasó gran parte de su infancia viviendo con su tío en Komi, en el norte de Rusia.

"A decir verdad, no puedo calificar mi infancia de mala", dijo Abramovich a The Guardian en 2006. "En tu infancia no puedes comparar las cosas: uno come zanahorias y otro caramelos, ambos saben bien. De niño, no puedes notar la diferencia".

Es de origen ruso-judío, y el Reino Unido dice que es ciudadano de Rusia, Portugal e Israel. Se cree que se ha casado y divorciado tres veces y que ha sido padre de siete hijos. No concede muchas entrevistas.

Fuera de los negocios, en la década de 2000 fue gobernador de Chukotka, una zona deprimida del este de Rusia. Pasó ocho años allí financiando escuelas y hospitales con su propio dinero y creó una organización benéfica que llevaba a los niños de Chukotka de vacaciones anuales. Hizo una donación de 27 millones de euros a la Universidad de Tel Aviv, que se utilizó para construir el Edificio Roman Abramovich de Nanociencia y Nanotecnología. Es el segundo mayor donante del Museo Conmemorativo del Holocausto Yad Vashem de Jerusalén.

Su gran oportunidad en los negocios llegó en 1995, cuando compró Sibneft, una empresa energética estatal rusa, por unos 229 millones de euros. La subasta de Sibneft fue casi con toda seguridad amañada a favor de Abramovich. Diez años más tarde, vendió Sibneft a Gazprom, otro grupo energético estatal ruso, por casi 11.900 millones de euros, lo que supuso una ganancia de inversión de alrededor del 5.000%.

Esto desencadenó una agria batalla judicial con su antiguo socio comercial, Boris Berezovsky, un oligarca ruso exiliado. Berezovsky demandó a Abramovich en el Reino Unido por haberle intimidado a vender sus acciones de Sibneft en 2001 por una "fracción" de su valor real. Pero el tribunal falló a favor de Abramovich en 2012, y la jueza dijo que consideraba a Abramovich "un testigo veraz y, en general, fiable".

Los abogados de Abramovich han calificado de infundadas las afirmaciones de que amasó su riqueza mediante la delincuencia. Sin embargo, en 2012, Abramovich admitió ante un tribunal del Reino Unido que realizó algunos pagos corruptos en el período previo al acuerdo con Sibneft.

Berezovsky fue encontrado muerto en su casa de Ascot, Inglaterra, en marzo de 2013. En medio de las denuncias de juego sucio, posiblemente por parte del Kremlin, un forense británico concluyó finalmente que no podía decir si el oligarca se había suicidado.

Una vez concluida la megaoperación de Sibneft, Abramovich pasó a fundar múltiples empresas de comercio de petróleo y adquirió participaciones en Norilsk Nickel y Evraz, un conglomerado industrial. La Bolsa de Londres suspendió la cotización de ambas empresas después de que Rusia invadiera Ucrania.

En 2003, Abramovich vendió una participación del 25% en la empresa de aluminio Rusal al oligarca ruso Oleg Deripaska por 1.700 millones de euros. Ese año Abramovich también compró el Chelsea FC, por unos 175 millones de euros.

"No veo esto como una inversión financiera", dijo entonces al Financial Times. "Lo veo como un hobby".

En una entrevista posterior con Forbes, dijo lo siguiente: "En retrospectiva, especialmente con el perfil público que me traería, tal vez habría pensado de manera diferente sobre la propiedad de un club".

Guerra

A principios de marzo, poco después del inicio de la guerra de Ucrania, Abramovich anunció sus planes de vender el Chelsea FC por, al parecer, 2.300 millones de euros.

Algunos políticos occidentales afirman que Abramovich mantiene desde hace tiempo estrechos vínculos con Putin, que en 2000 sucedió a Boris Yeltsin en la presidencia de Rusia.

De hecho, representantes de la UE sostienen que Abramovich tiene "acceso privilegiado al presidente y ha mantenido muy buenas relaciones con él". Portavoces británicos describen a Abramovich como un "oligarca pro-Kremlin" que ha mantenido "una estrecha relación durante décadas" con Putin. Dicen que Abramovich y sus negocios han recibido "tratamiento preferencial y concesiones" de Putin, incluyendo exenciones fiscales, tasas favorables al comprar y vender acciones en empresas estatales y subvenciones vinculadas a la Copa Mundial de la FIFA 2018, que se celebró en Rusia.

Abramovich ha negado en repetidas ocasiones estar vinculado financieramente con Putin o tener estrechos lazos personales con el presidente ruso.

En las últimas semanas, Abramovich ha sido fotografiado en las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania y, al parecer, ha viajado por Ucrania, Rusia, Polonia, Israel y Turquía para reunirse con funcionarios, a veces en habitaciones de hotel. Abramovich se habría reunido con Putin a finales de marzo, donde habría entregado una nota del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pidiendo la paz.

Sin embargo, el cometido de Abramovich como enviado de paz —si es que lo es— no se ha determinado con precisión. Tanto Rusia como Ucrania han dicho que Abramovich no es un miembro oficial de sus equipos de negociación, y parece que se ha sentado con observadores en las conversaciones.

Pero su papel de intermediario parece haberle hecho ganar tiempo con Estados Unidos. Responsables de Washington han dicho a The Wall Street Journal que Estados Unidos abandonó sus planes de sancionar a Abramovich después de que Zelenski le dijera a Joe Biden que Abramovich podría ser útil en las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania.

"Roman Abramovich está involucrado en permitir ciertos contactos entre las partes rusa y ucraniana", dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, a finales de marzo. Zelenski ha dicho que Abramovich ha intentado ayudar a Ucrania en las conversaciones de paz.

Sea cual sea su papel, el antiguo comerciante de patos de goma ha disfrutado de un gran ascenso. Lo que queda por ver es si Occidente le despojará de su gran riqueza, aunque sea ganada, y provocará su caída.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.