El Galaxy Watch 5 Pro es candidato a smartwatch del año, aunque para sacarle el máximo partido tu mejor aliado es un móvil Samsung

Hace poco menos de un mes, Samsungpresentó su nueva gama de productos para los próximos meses en donde dio a conocer el Galaxy Fold 4, el Galaxy Z Flip 4, los Galaxy Buds 2 Pro y una total renovación en el apartado de los relojes inteligentes: el Galaxy Watch 5 y su versión Pro. 

Desde la compañía coreana llevan ya mucho tiempo poniendo gran parte de sus esfuerzos en mejorar esta línea de productos centrándose, especialmente, en mejorar la salud física y mental de sus usuarios y lo cierto es que esta nueva hornada parece que llega con los deberes hechos. 

He tenido la oportunidad de pasar un par de semanas con el Samsung Galaxy Watch 5 Pro, la versión tope de gama del dispositivo, que viene con un montón de ajustes pensados específicamente para deportistas, un cuerpo de titanio y muchas mejoras en todos los apartados.

¿Su precio? Para esta versión en concreto parte de los 469,90 euros, aunque puedes probar con la versión estándar que sale por 299,90 euros que reduce batería y quita algún elemento pensado para deportistas, pero sigue integrando todo lo demás. 

Sigue leyendo si quieres conocer mi opinión sobre el Samsung Galaxy Watch 5 Pro.

Un diseño robusto y pensado para durar, pero que se siente algo pesado, tiene una correa que es complicada de poner por primera vez y echo en falta el clásico bisel giratorio. 

El Samsung Galaxy Watch 5 Pro destila estética premium por todas partes. 

El cuerpo está hecho de titanio y lo cierto es que le sienta genial a la muñeca si quieres darle un estilo elegante y refinado. Eso sí, lo he sentido algo pesado durante las primeras horas por sus 46,5 gramos y me ha parecido bastante grande (44mm). 

Esto último es cuestión de gustos —o de tipos de muñeca, más bien— y en mi caso hubiese preferido algo un poco menos voluminoso. Sí, existe la opción de 40 mm, pero pasa a ser de aluminio y deja de lado algunas opciones para deportistas que sí están en la edición Pro.

La correa, por su parte, no me ha convencido mucho, ya que rompe un poco la estética y tiene un sistema para ponértelo por primera vez que me resultó francamente complicado de ajustar: tienes que meter una de las partes de la misma por una ranura muy estrecha. 

Eso sí, una vez puesta se cierra con un imán, por lo que no hace falta hacer agujeros. 

En cuando al dispositivo en sí mismo, echo en falta el bisel giratorio que, además de darle un toque más bonito, permitía controlar algunos parámetros del reloj girando a un lado u otro. Esto no ha desaparecido, ya que ahora es digital y está integrado en la superficie negra en relieve, pero no es tan exacto y tampoco es tan bonito. 

Por lo demás, cuenta con 2 botones muy funcionales a través de los cuales se puede controlar el dispositivo y en la parte inferior descansan los clásicos sistemas de medición y la zona desde la que se carga el smartwatch, que funciona por imanes. 

Pantalla de alto nivel: brillante, nítida, fluida y con un sinfín de automatismos para hacerte la vida más fácil.

La pantalla es una de las cosas que más me ha gustado del dispositivo. 

Su panel de 1,4 pulgadas cuenta con tecnología AMOLED y resolución 450x450 y está construida en cristal de zafiro para asegurar resistencia a cualquier tipo de golpe. 

Además, también cuenta con un nivel de brillo máximo fabuloso que te va a permitir disfrutar del panel en todo tipo de situaciones y lo cierto es que es un placer navegar por el reloj: fluidez extrema, nitidez sobresaliente y un sinfín de esferas de todo tipo para personalizarlo a tu gusto. 

Eso sí, lo que más me ha gustado son los automatismos —o gestos de un par de toques a lo sumo— que ofrece en su interior y que hacen que la experiencia crezca enteros. 

En primer lugar, un brillo automático muy acertado que siempre responde a la perfección y se adapta a la condición lumínica del momento de manera casi instantánea.

En segundo lugar, un panel de accesos rápidos francamente completo desde el que controlar un montón de parámetros: modo cine para que no se encienda la pantalla cuando te muevas, modo no molestar, un botón que bloquea la pantalla para cuando te duches o te des un baño y que no haya toques fantasma u otro que activa el modo linterna. 

Y por último, un modo always on display que toma como base la esfera que tienes como favorita, la vuelve minimalista y siempre está encendida para que puedas consultar la hora cuando quieras. 

Personalización máxima gracias a Wear OS con un sinfín de opciones de todo tipo, pero al que no le vas a sacar el máximo partido si no tienes un smartphone de Samsung.

En cuanto a la experiencia con el dispositivo, solo puedo decir que es sobresaliente. El Samsung Galaxy Watch 5 Pro viene con Wear OS, una capa pensada específicamente para este tipo de productos y le sienta como un guante. 

La interfaz es francamente sencilla de utilizar y además está plagada de tutoriales de todo tipo que te enseñan a sacarle el máximo partido y, como es lógico, tiene un sinfín de aplicaciones, así como una tienda de aplicaciones desde donde poder descargar lo que te apetezca. 

Y si se te hace engorroso hacerlo desde el smartwatch, siempre puedes hacerlo desde la aplicación Wear, desde donde además de bajarte las apps puedes personalizar el estilo del reloj, eliminar lo que quieras y darle un alto grado de personalización al dispositivo. 

La única pega que se le puede poner en este sentido es que, a pesar del enorme abanico de opciones que tienes disponibles, hay muchas opciones a las que solo se le puede sacar partido con un móvil Samsung, por lo que pierde algo de atractivo. 

También es importante recalcar que esta aplicación no es todo lo completa que debería. Por ejemplo, para acceder a los registros de salud es necesario bajarte Samsung Health, para pagar con el reloj —tiene NFC, no podía ser de otra manera— es necesario bajarte un plug-in, y así con cientos de elementos del dispositivo. 

Entiendo el motivo, ya que ofrece un grado de personalización mucho más alto, pero al final es un poco engorroso tener que estar bajándote extras o cambiando de aplicación en el móvil para consultar algo que podría haber estado en el mismo lugar. 

Por último, toca hablar del manejo del smartwatch en lo que se refiere a sus funciones como móvil.

Como podrás imaginar, puedes recibir y hacer llamadas sin problema y lo cierto es que se escucha y te escuchan de manera bastante óptima, incluso aunque vayas paseando con las manos en los bolsillos. Es decir, con el smartwatch lejos de la boca. 

También puedes responder mensajes a través de un teclado QWERTY, algo incómodo por el tamaño; del clásico sistema de los móviles antiguos, lento, pero fiable; uno dibujando letras en el panel, que requiere algo más de trabajo; y el mejor de todos: respuestas predefinidas de todo tipo que seguro que te sacan de un apuro. 

Un montón de herramientas destinadas a la salud con opciones muy poco comunes que funcionan realmente bien...

Se nota mucho que desde Samsung han puesto el foco en todo lo relacionado con la salud, ya que no se queda en los clásicos habituales de todo dispositivo de estas características. 

Es decir, además de ritmo cardiaco, estrés, nivel de oxígeno en sangre o calidad de sueño, también incorpora un análisis de impedancia bioeléctrica que te dejará medir la composición corporal, la tensión arterial, la temperatura corporal o tu electrocardiograma.

Y aunque hay que dejar claro que no son un dispositivo médico y no deben sustituir a la atención del personal cualificado para ello, arroja datos francamente precisos en todo lo que se propone. 

Para muestra, un botón: hace poco me hice un análisis para medir mi grasa corporal, el IMC, la masa muscular y el metabolismo basal y justo esa misma semana me llegó el dispositivo, así que hice la prueba. ¿Los resultados? Exactamente los mismos. Un nivel de monitorización excelente. 

... y un completo sistema deportivo con cientos de disciplinas que redondean la experiencia con chip GPS, e incluso inicio automático de determinadas actividades sin que tengas que iniciar la rutina en cuestión. 

En cuanto a modos deportivos, he de decir que me ha convencido muchísimo y no solo por la gran cantidad de rutinas que hay en su interior, con clásicos como correr, nadar o bicicleta, así como opciones más extrañas y curiosas como ala delta, buceo en superficie o esquí alpino, por ejemplo, sino por otros 3 puntos que son los que me han conquistado. 

El primero es la integración de chip GPS, el menos sorprendente que debe estar en un dispositivo de este precio y que te permite fijar tus rutas y hacer seguimiento del recorrido sin necesidad de llevar encima el teléfono. 

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El segundo es la ayuda que ofrece cada tipo de ejercicio mientras lo estás haciendo con una guía auditiva, así como determinadas vibraciones en la muñeca cuando cumples determinados objetivos, por ejemplo. 

El tercero y último, que me ha parecido la joya de la corona, es que, en determinados ejercicios, la IA del dispositivo detecta de manera automática que has empezado a hacer algo y empieza a registrar datos sin tener que tocar nada.

Por ejemplo, al salir a correr, al cabo de unos segundos de actividad, el dispositivo vibra y empieza la rutina y además te hace el seguimiento de manera automática. Cuando te paras, al cabo de un par de minutos, el smartwatch detecta que has terminado el ejercicio y te arroja los datos en pantalla. Una absoluta pasada. 

La autonomía mejora bastante respecto al año pasado, pero igual se te hace insuficiente: unos 3 días al máximo y de 4 a 5 si lo utilizas de manera comedida. 

La autonomía sigue siendo uno de los puntos flojos, aunque no se sitúa en la parte baja de la lista y mejora bastante comparado con el año pasado. 

El Apple Watch Series 7 se queda en un día de uso, mientras que el Huawei Watch GT 3 Pro alcanza algo más de la semana. 

Por su parte, este Samsung Galaxy Watch 5 Pro con sus 590 mAh logra unos 3 días exprimiéndolo al máximo y puede subir hasta los 4-5 días con un uso más comedido. 

El Galaxy Watch 5 Pro es un claro candidato a smartwatch del año, aunque es cierto que para disfrutar al máximo de la experiencia es necesario contar con un móvil Samsung.

Antes de concluir es importante resaltar que se trata de la versión más tope de gama del nuevo smartwatch de Samsung y, por tanto, su precio puede no ser para todos los bolsillos: 469,90 euros por la versión bluetooth y 519,90 euros por la versión LTE.

La versión normal, por su parte, baja el precio y parte de los 299,90 euros, pero reduce materiales de construcción, tamaño y autonomía, pero sigue teniendo las mismas funciones que su hermano mayor, por lo que puede ser una opción muy a tener en cuenta. 

Con esto claro, si quieres lo máximo, creo que su precio está más que justificado y es un claro candidato a smartwatch del año. 

Precioso diseño muy robusto y pensado para durar, un sinfín de prestaciones de salud poco comunes y una pantalla que es una absoluta delicia son sus grandes bazas. 

Por contra, tiene una batería que igual se te queda corta, dependiendo de cómo vayas a exprimirlo durante el día a día, así como un sistema operativo que no te va a dejar exprimir al máximo el dispositivo si no tienes un móvil Samsung. 

Si estos 2 puntos no te suponen un gran problema, te aseguro que vas a disfrutar de este smartwatch a lo grande.