Esta seda modificada con nanopartículas para reflejar el sol mantiene la piel 12,5 grados más fresca que el algodón

Seda BI

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La escena la ha vivido más de media España: es verano, el termómetro marca más de 40 grados y es imposible estar en la calle sin una gorra y una sombra para protegerse.

Pero los avances de la ciencia pueden modificar esa imagen, y el último aporte hacia ese futuro viene de la mano de una investigación que ha diseñado una seda con nanopartículas que mantiene la temperatura de la piel hasta 12,5 grados más baja que el algodón.

Bienvenida sea la batamanta de seda para el verano, pues.

El estudio publicado en Nature que ofrece esta revelación explica que "la seda natural muestra intrínsecamente una gran absorción de los rayos ultravioleta debido a sus componentes proteicos".

Esta característica, añaden los autores del estudio, "fundamentalmente prohíbe que consiga un poder de refrigeración", pese al tacto fresco y agradable que produce el material en el contacto con la piel.

Precisamente por este tacto agradable, el estudio realizado principalmente por autores de la universidad china de Nanjing se ha dispuesto a mejorar esta propiedad de la seda, dotándola de nanopartículas que modifiquen sus propiedades naturales.

Al combinar las fibras de la seda con nanopartículas de óxido de aluminio, los investigadores han conseguido que el material resultante bloquee hasta un 95% de los rayos de sol y mantenga la piel a una temperatura estable.

De acuerdo a la publicaciónNew Scientist, la seda diseñada "es cómoda de llevar, transpira bien y puede lavarse y secarse repetidamente sin romperse".

Es decir, que es una solución "rentable y que puede producirse en masa".

Los investigadores han probado el material con voluntarios que han llevado una camiseta de manga larga con el material y se han expuesto a un día de sol con 37 grados mientras se monitorizaba su temperatura con infrarrojos.

El resultado de las pruebas indica que "la camisa de seda se mantenía fría, mientras que otros productos se calentaban", por lo que "llevar la seda fabricada en un día de calor ayuda a mantenerse mucho más fresco".

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Este hallazgo es importante no solo por la comodidad que puede aportar al vestir en verano, claro, sino porque "reducir el consumo de energía es crítico para un desarrollo sostenible".

El estudio señala que la regulación de la temperatura humana consume grandes cantidades de energía, asegurando que el 15% del uso de electricidad en el mundo se dedica a enfriar espacios.

Poder desarrollar estrategias de gestión pasiva de la temperatura personal, por tanto, abre nuevas puertas a soluciones más sencillas que no requieren un gasto de energía.

"Esta estrategia de fabricar nuevos tejidos naturales con técnicas de nanoprocesado escalable abre nuevos caminos para conseguir materiales termorreguladores y ofrece una vía innovadora hacia la energía sostenible", indica el estudio.

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