La seguridad de suministro empieza a pesar más que el coste: "Las empresas están pagando la estrategia basada en los precios"

Un hombre trabaja en un almacén.

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La deslocalización de la producción de las empresas no ha sido sólo fruto de la búsqueda de mayores beneficios. También ha jugado un papel importante la competitividad. Si no eras capaz de diferenciarte y de rivalizar en precio, quedabas fuera del mercado.

Estos movimientos implicaban llevar la producción a zonas de bajo coste y mano de obra intensiva. Con los avances tecnológicos que abarataron y facilitaron el transporte de mercancías, alejarse del punto de venta era posible e incluso conveniente.

Terminabas produciendo (y vendiendo) más por menos.

La mayor desventaja de este modelo es que a menor diversidad de fuentes de suministro, menos resiliencia ante impactos económicos en cualquiera de las economías partícipes. Y con una cadena de producción más larga, más riesgos y menos socios de confianza.

"Las empresas ahora están pagando el enfoque puro precio en el que se han basado durante mucho tiempo. Tenían el proveedor más barato estuviera donde estuviese. Pero ahora el puro precio no vale. Y están pagando el no haber contado con proveedores alternativos y los riesgos de la cadena", cuenta en una entrevista con Business Insider España Rosario Piazza, CEO de Fullstep.

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Los últimos shocks económicos lo han puesto en evidencia.

Primero, la crisis financiera sembró la incertidumbre en los mercados. La guerra comercial entre las dos economías más grandes del mundo impulsó el proteccionismo. La pandemia destapó la vulnerabilidad de la dependencia de los eslabones de la cadena de producción internacional. Y, ahora, la guerra de Rusia en Ucrania extiende sus efectos incluso al sector agroalimentario.

"La pandemia ha dinamitado esta tendencia y lo que hasta ahora parecía una apuesta hacia la centralización y reducción de costes, se ha traducido en una necesidad de controlar las producciones y de establecer planes de contingencia que puedan sobreponerse a las adversidades", cuenta el director general EMEA de Logisfashion, Diego Larrañaga.

Los chips para coches que prepandemia costaban unos 3 euros, ahora están en torno a 100 euros, ejemplifica Piazza. En el caso de la alimentación ocurre lo mismo: el 80% del grano y el girasol procede de Ucrania, lo que está repercutiendo en el sector agroalimentario de forma muy notable. Hasta en los platos típicos españoles se ha sentido la inflación, como las tapas.

"Ahora, todas las compañías están poniendo el foco en tener una mayor capacidad de reacción y de adaptación a esta nueva realidad", reconoce Larrañaga.

Las empresas tienen que acercarse al mercado a pesar de los precios

Las empresas necesitan tener los recursos a cualquier precio. No tenerlos supondría parar la producción, y eso es sumamente caro, más que buscar nuevas estrategias para estar cerca del mercado. De esta forma, asegurar el suministro se vuelve una prioridad para cualquier compañía, aunque la rapidez con la que estos planes se ejecuten dependerá del sector. 

"El mercado a nivel global ha entendido que los precios han subido y lo han hecho para quedarse. Se va a producir una selección natural. Únicamente aquellos que sean capaces de encontrar eficiencias y equilibrio entre costes y ventas, tendrán mayor dominio en los diferentes mercados y sectores", dice.

En estos casos, siempre se hace mención al automovilístico, sobre todo desde el desabastecimiento de semiconductores que provocó la pandemia. Pero un coche que no se fabrique este año por un chip, se puede terminar y vender al siguiente. En la moda, el factor tiempo es mucho más "sensible".

Los que trabajan en el fast fashion, sacan lo que se captura en las pasarelas para que los consumidores puedan comprar frecuentemente. Otros fabrican y venden por temporadas, explica Larrañaga. En cualquiera de los casos, son productos que deben venderse en un momento determinado. Es decir, lo que no salga este año, difícilmente podrá venderse en el siguiente.

 

Los diferentes mercados empezarán a sufrir entonces una reorganización de su producción. En este proceso, las cadenas se irán haciendo más cortas, con socios más cercanos y de confianza, donde el rastreo de los movimientos entre los diferentes eslabones, de principio a fin, sea una realidad.

"El objetivo de comprar más cerca se ejecutará en la medida de lo posible, por supuesto, pero la falta de posibilidades en muchas ocasiones lo impide. Supone un importante desarrollo de proveedores. Ahora mismo, las empresas están buscando alternativas, y si son cerca mejor", dice Piazza.

Estas soluciones ayudarán a los precios a volver a su cauce —aunque se queden lejos de los niveles precrisis—. Entre tanto, las empresas tendrán que asumir el incremento de los costes.

"Algunas lo repercutirán en subidas de precios al consumidor final, y otros lo tendrán que asumir internamente a coste de una menor rentabilidad y eficiencia de su negocio", añade Piazza.

Según Larrañaga, los precios no van a volver a situarse en los niveles de antes de la pandemia o anteriores a la guerra entre Rusia y Ucrania, por lo que el consumidor también debe estar dispuesto a pagar más en todos los casos. Esta afirmación coincide con las advertencias que otros expertos habían hecho en entrevistas anteriores con Business Insider España.

Ya hay descongestión en las cadenas de suministro, pero no se puede avanzar sin soluciones

Las cadenas de suministro han empezado a mostrar señales de descongestión. Se han reducido los tiempos de los envíos (al menos en un 35%, según Flexport) y las tarifas de transporte están bajando en todo el mundo.

Aún hay demoras importantes en el transporte marítimomundial, que están provocando retrasos en la llegada de componentes de fabricación y de productos finales. Además, hay mucha incertidumbre debido al conflicto en curso en Ucrania y las presiones inflacionistas (que están subiendo los precios incluso donde era más barato producir). 

"Esta situación está trastocando los objetivos estratégicos de la mayor parte de las empresas, que están viendo como todas las planificaciones a nivel de aprovisionamiento se están deteriorando de manera que no les está permitiendo alcanzar objetivos de ventas, márgenes y beneficios", añade Larrañaga.

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En este escenario, las compañías están tendiendo a diversificar el riesgo y hacer cambios en sus estrategias de producción reorganizando su cadena de aprovisionamiento, acortando las distancias o diversificando las producciones, y aumentando el control sobre el inventario y la visibilidad de la cadena de fabricación.

Para ello, las consultoras y las logísticas están desarrollando analíticas que minimicen la pérdida de ingresos y de rentabilidad con la anticipación a situaciones de riesgos, según Gonzalo de Oña, managing director de Estrategia en Accenture. 

"Disponer de capacidades analíticas y soluciones avanzadas resultará diferencial para las empresas de cara a ser más competitivas", advierte. "Definimos estrategias de segmentación, desarrollamos gemelos digitales que permitan evaluar múltiples escenarios de crecimiento, eficiencia, resiliencia, sostenibilidad y capacidad, y les ayudamos a generar una mayor visibilidad de lo que ocurre".

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Piazza también sugiere la creación de un programa para el control de riesgos del proveedor, que idealmente incluya la creación de un comité. Tal y como lo hacen en Fullstep, las empresas podrían diseñar un mapa para identificar problemas en la cadena, conocer la realidad de los proveedores actuales y buscar alternativas a la estrategia en marcha. 

"Deben ponerse las pilas para identificar dónde están sus riesgos, cuáles son los proveedores más expuestos, cuáles son las cadenas de suministro más tensionadas, buscar proveedores alternativos y  preferiblemente locales", explicita el CEO de la compañía especializada en la digitalización end-to-end del proceso de compras, aprovisionamiento y cadenas.

"El objetivo de buscar la máxima eficiencia en todos los ámbitos de explotación de la empresa. El coste de mano de obra directa es el más importante. Esto pasa por optimizar y automatizar los procesos al máximo posible, apoyarnos en la tecnología para mejorar la productividad y poder compartir con nuestros clientes estos impactos positivos", señala el director general EMEA de Logisfashion.

Según Piazza, en la búsqueda de estas nuevas fuentes de recursos, se levantarán nuevas fábricas para suplir carencias y posicionar a proveedores alternativos. Aunque el impacto será diferente para cada sector. El energético, el tecnológico y el de la alimentación también sufrirán grandes transformaciones logísticas.

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