Ser gruñón y verlo todo negro puede ser más útil que una sobredosis de psicología positiva, según un investigador

Enano Gruñón

Fotograma de la película Blancanieves

Aunque la psicología positiva mueve millones de euros al año y la búsqueda incesante de la felicidad obsesiona a un mayor número de personas, es un error desterrar los estados emocionales negativos. Es la advertencia de Eyal Winter, especialista en teoría de juegos, economía del comportamiento y toma de decisiones de la Universidad de Lancaster (Reino Unido). 

Según Winter, existen evidencias de que el exceso de psicología positiva tiene su lado oscuro. "Nos lleva a evitar 3 de los estados emocionales más infames, a los que yo llamo emociones crudas. Arrepentimiento, ira y preocupación", señala el experto en un artículo publicado en The Conversation. 

En muchas ocasiones, se insta a las personas a huir de dichas emociones y escapar del arrepentimientos y la ira que suscita el pasado, así como a vivir plenamente el presente sin poner el foco de la preocupación en el futuro. Sin embargo, "la psicología humana está programada evolutivamente para vivir en el pasado y el futuro", recuerda Winter.

Mientras que otras especies poseen reflejos e instintos de supervivencia, la humana depende en una medida importante de la planificación y del aprendizaje. En el caso del arrepentimiento, se trata de un mecanismo mental necesario para no repetir los errores anteriores.

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Las preocupaciones, aunque desagradables, también evitan pérdidas mayores en el futuro. Si únicamente imperase el carpe diem, no se almacenarían alimentos para épocas de carestía, la carrera educativa o profesional no tendrían importancia, ni tampoco el cuidado de la salud de cara al envejecimiento. 

También "la ira es una emoción instrumental", explica Winter, que ha dedicado a ella diversos trabajos de investigación: protege contra abusos ajenos y motiva a los demás a respetar los intereses. Un cierto grado puede mejorar las negociaciones. 

Existe evidencia científica de la utilidad de los estados de ánimo negativos para favorecer una buena toma de decisiones, alimentando cierto nivel necesario de escepticismo. 

El experto explica que el sesgo de optimismo que impera en Occidente se relaciona con el exceso de confianza: "Creemos que somos mejores que los demás en la mayoría de las cosas, desde la conducción hasta la gramática". Eso no ayuda demasiado a la humildad ni a la asunción de responsabilidades.

Para la salud mental, el pesimismo no es tan malo como podrías pensar. "Puede ayudar a las personas ansiosas a prepararse, fijando expectativas bajas en lugar de entrar en pánico, lo que facilita superar los obstáculos con calma".

Otra de sus críticas fue hacia el índice de felicidad de la ONU, cuya clasificación considera "ridícula", ya que la felicidad no puede medirse simplemente preguntando a las personas. 

Según él, este tipo de índices miden "la disposición de las personas a admitir que la vida es a menudo difícil o, alternativamente, su tendencia a jactarse con arrogancia de que siempre lo hacen mejor que los demás".

Citando a la obra Happycracy, de Edgar Cabanas, argumenta que la creencia de que podemos tener el control total de la felicidad se usa por parte de empresas y gobiernos en su propio beneficio o para eludir responsabilidades. "Las estructuras sociales a menudo pueden crear adversidad, pobreza, estrés e injusticia, cosas que dan forma a cómo nos sentimos", apostilla Winter.

Su conclusión es que la psicología positiva puede hacer que las personas se sientan todavía más miserables, creando mayor frustración y sentimiento de culpa. "Creer que puedes ser feliz enfocándote en las emociones positivas cuando estás en peligro financiero o has pasado por un trauma importante es, como mínimo, ingenuo". 

El especialista también se cuestiona si la felicidad es algo estable que pueda perdurar en el tiempo o incluso se pregunta si es el valor más importante de la vida. Como respuesta, cita al filósofo Ralph Waldo Emerson: “El propósito de la vida no es ser feliz… sino útil, honorable y compasivo. Marcar la diferencia entre sólo haber vivido y haber vivido bien”. Tú también puedes tomar nota de ello.

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