Ser inversor activista está de moda: por qué no es tan fácil como parece, según expertos como Carl Icahn

Los conocidos inversores activistas Nelson Peltz, Carl Icahn, Christopher Hohn y Vivek Ramaswamy.
Los conocidos inversores activistas Nelson Peltz, Carl Icahn, Christopher Hohn y Vivek Ramaswamy.

Mike Blake/Reuters; Lisa Lake/Getty Images; Neilson Barnard/Getty Images; Ipsumpix/Corbis via Getty Images; Vicky Leta/Insider

  • Los inversores activistas son hedge funds, empresas de capital riesgo o particulares que invierten en acciones que respetan el medioambiente, cuestiones sociales...
  • Últimamente, parece que muchos quieren optar por esta vía, pero el experto Carl Icahn explica por qué no es una alternativa de inversión fácil.

Carl Icahn tenía una estrategia de manual para la empresa de servicios energéticos Southwest Gas Holdings, con sede en Nevada. 

El legendario inversor activista compró casi el 5% de las acciones de la empresa a finales de 2021 y atacó públicamente a sus responsables, consiguiendo 4 de sus 11 puestos en el consejo de administración, la destitución de su CEO y una revisión interna que considerara la venta de la empresa.

Sin embargo, lo que parecía un movimiento rápido y lucrativo, no ha salido según lo previsto.

En agosto, el consejo de administración de Southwest Gas se pronunció en contra de la desinversión (reducción de activos), y la venta de las filiales que Icahn había solicitado sigue sin decidirse. 

En los últimos meses, las acciones de la empresa han caído a unos 70 dólares por acción, aproximadamente el precio al que Icahn entró inicialmente, a pesar de la espectacular subida de los valores energéticos en el último año.

El multimillonario, de 86 años, dice ahora que considera Southwest Gas (de la que tiene más o menos el 10%), como una inversión a largo plazo. Su plan inicial de conseguir una fusión o adquisición rápidamente para obtener beneficios a corto plazo, ha cambiado.

"Los accionistas no quieren oírlo, pero hoy en día es muy difícil vender una empresa a buen precio", afirma Icahn a Business Insider, señalando que los costes de la deuda utilizada para financiar fusiones, adquisiciones y privatizaciones se han disparado debido a la rápida subida de los tipos de interés

Esto implica que la venta de compañías como Southwest Gas se descarta por el momento, o se llevará a cabo por un precio muy inferior al considerado inicialmente.

 

Icahn se ha negado a compartir información sobre sus planes futuros con Southwest Gas, pero señala que su empresa, Icahn Enterprises, invierte únicamente su propio dinero. Esto, según él mismo, lo libera de la presión a la que se ven sometidos muchos inversores activistas para ceder a ventas poco rentables.

"Si eres un hedge fund, tus inversores pueden recuperar su dinero. Pero nosotros tenemos miles de millones de dólares de capital permanente", explica Icahn.

Activistas como él o el fundador de Elliott Management, Paul Singer, han escrito un libro sobre el activismo de los accionistas. Su método consiste en adquirir de manera discreta grandes posiciones en empresas públicas para motivar cambios. Normalmente, intentan elegir candidatos al consejo de administración para influir en las decisiones que se toman desde dentro.

Tras la crisis provocada por la pandemia, los consejos de administración se han visto afectados por un incremento de las inversiones activistas, incluidos los de grandes compañías como Disney, BlackRock y Alphabet.

'Los accionistas no quieren oírlo, pero realmente hoy en día es muy difícil vender una empresa a buen precio', declaró Icahn.
'Los accionistas no quieren oírlo, pero realmente hoy en día es muy difícil vender una empresa a buen precio', declaró Icahn.

via CNBC

Pero, como Icahn en el caso de Southwest Gas, los inversores pueden verse confundidos por un entorno empresarial cada vez más complejo y tenso.

El estancamiento del crecimiento económico amenaza con dificultar los planes de los inversores activistas, entre ellos las ventas. La rápida subida de tipos puede ahogar aquellas fusiones y adquisiciones en las que los inversores activistas confían para obtener beneficios rápidamente. 

El creciente número de campañas vinculadas a reformas medioambientales, sociales y de gobernanza (conocidas como criterios ESG), se está complicando debido a las reacciones en contra que recibe, precisamente por no generar beneficios económicos.

"Aunque esperamos una temporada activa en lo referente a la delegación de poderes, eso eso no significa que los criterios ESG vayan a ser lucrativas para los inversores activistas", afirma Shaun Mathew, abogado y socio de Kirkland & Ellis, que ha defendido a clientes frente a grandes activistas como Starboard Value y Elliott Management.

Mathew señala que incluso los planes que sí hayan aportado beneficios a estos inversores podrían anularse si el mercado continuase cayendo en 2023.

"Un inversor activista, a pesar de tener una teoría brillante y haber adquirido acciones a precios muy bajos, podría seguir teniendo problemas si la Reserva Federal toma una decisión inesperada sobre los tipos de interés", argumenta Mathew.

Sin embargo, los inversores activistas no se han dejado intimidar por esta clase de desafíos.

Los precios de las acciones han caído en todos los sectores en 2022, lo que les ha permitido acumular posiciones a bajo coste. El S&P 500 ha caído un 16% este año, mientras que el Nasdaq, con un alto componente tecnológico, ha bajado un 29%.

Para estos inversores, la caída de los precios de las acciones tiene la ventaja añadida de aumentar el descontento entre los accionistas. 

 

"El comportamiento de la bolsa ha sido difícil, y la confianza de los accionistas escasea", afirma Mary Ann Deignan, responsable mundial de asesoramiento sobre mercados de capitales del banco de inversión Lazard.

A escala mundial, se han producido 171 campañas en empresas con una capitalización bursátil igual o superior a 500 millones de dólares hasta el tercer trimestre de este año, según Lazard, lo que supone un aumento del 39% respecto al mismo periodo del año anterior. Durante el tercer trimestre, hubo 44 campañas, un 52% más interanual.

Este año, también se ha introducido la llamada votación por delegación universal, que da las mismas posibilidades de salir elegido a un candidato titular que a un opositor del consejo de administración.

Anteriormente, los consejos en funciones y los inversores activistas enviaban tarjetas de voto separadas a los accionistas, lo que tenía el efecto de animar a estos a votar a favor de la lista de una de las partes. Según los expertos, una votación universal contribuye a que salgan elegidos los candidatos apoyados por los activistas, además de ahorrar costes.

"Abre la puerta a un espectro mucho más amplio de inversores activistas", afirma Steve Balet, responsable de Strategic Governance Advisors, que asesora a consejos de administración. 

Los activistas también se han ganado el respeto de los consejos de administración, suavizando las campañas, que antes eran más agresivas y prolongadas en el tiempo. Una empresa que se dedica a l inversión activista, Irenic Capital, eligió su nombre porque la palabra evoca pacifismo.

La aceptación del sector ha ayudado a lograr ciertos éxitos, entre ellos, la destitución de Bob Chapek como CEO de Disney, que se debió a una campaña del inversor Nelson Peltz.

 

En los últimos años ha surgido una avalancha de nuevos inversores activistas.

Además de Irenic Capital, fundada por Adam Katz y Andy Dodge en 2021, entre los nuevos nombres figuran Strive Asset Management, fundada por Vivek Ramaswamy en 2022, y Politan Capital Management, lanzada en 2021 por Quentin Koffey. 

Este mes, Bluebell Capital Partners, un pequeño fondo activista con sede en Londres fundado en 2019, hizo pública una campaña en BlackRock sobre cuestiones ESG.

Strive Asset Management, de Ramaswamy, ha afirmado que se centraría en Chevron y Home Depot durante la temporada de juntas generales de 2023 de las empresas.
Strive Asset Management, de Ramaswamy, ha afirmado que se centraría en Chevron y Home Depot durante la temporada de juntas generales de 2023 de las empresas.

Lisa Lake/Getty

Ninguna startup ha causado tanto revuelo como Engine No. 1, fundada por Chris James en diciembre de 2020. El arriesgado plan de la empresa para reducir las emisiones de carbono en ExxonMobil obtuvo el apoyo de importantes inversores institucionales, lo que le valió 3 puestos en el consejo de administración de la petrolera, compuesto por 10 personas, en 2021. 

Varias de estas empresas han sido fundadas por ejecutivos que se independizaron después de trabajar para grandes activistas ya consolidados. James, por ejemplo, era ejecutivo de Jana Partners, y Koffey había trabajado antes en Elliott Management.

Según Lazard, el 37% de las campañas activistas de este año han sido impulsadas por novatos, la proporción más alta desde que la empresa comenzó a rastrear estas cifras en 2015.

Sin embargo, el éxito de la actividad reciente es cada vez más difícil de repetir. 

Según un análisis de EY, 108 de las campañas iniciadas este año hasta julio de 2022, se centraban en criterios ESG, casi el doble que en el mismo periodo del año anterior. Pero, en general, los grandes inversores institucionales apoyan menos este tipo de propuestas actualmente.

A principios de este año, BlackRock, por ejemplo, no apoyó a Icahn en su campaña para persuadir a la dirección de McDonald's de que pusiera fin al uso de jaulas para cerdos por parte de sus proveedores de carne.

El cúmulo de críticas demuestra que, en las salas de juntas de las empresas estadounidenses, la moral solo se tiene en cuenta si te hace ganar mucho dinero.

"Todos vieron el caso de Engine con Exxon y ahora quieren hacer lo mismo", comenta James Mitarotonda, CEO de Barington Capital Group, que lideró una campaña ESG contra Bath & Body Works Inc. en 2019. "Siempre lideramos con fundamentos. Los criterios ESG son uno de los argumentos, pero nunca lideraríamos una campaña solo con ellos", añade.

En el caso de Barington, instigó la salida del controvertido CEO de la compañía, Leslie Wexner, y un cambio de imagen body-positive de Victoria's Secret.

Kimmeridge, activista en la industria del petróleo y el gas, ha emprendido una estrategia para lograr la neutralidad de carbono en las empresas energéticas. También ha instado a sus objetivos a repartir más beneficios a los accionistas en vez de reinvertirlos.

Sin embargo, el clima empresarial es cada vez más implacable, por lo que se hace más difícil encontrar ese tipo de coincidencia entre los criterios ESG y el balance final. Los datos de FactSet muestran que las empresas del S&P 500 han registrado su menor crecimiento interanual de beneficios desde el tercer trimestre de 2020, y las probabilidades de recesión en 2023 aumentan.

La desaceleración del mercado de fusiones y adquisiciones también ha complicado las cosas. 

Los empeños de los activistas para vender una empresa o parte de sus activos valiosos o filiales, protagonizaron 26 campañas en 2022 hasta el tercer trimestre, según Lazard, más que los totales de todo el año en 2020 y 2021. 

Casi la mitad de esas iniciativas en el tercer trimestre se centraron en la estrategia, dijo Lazard. Sin embargo, el valor total de las operaciones de fusiones y adquisiciones en EEUU ha caído durante 5 trimestres consecutivos, y los expertos esperan que el descenso continúe en 2023, debido a los elevados costes por las subidas de tipos acometidas por la Fed.

Elizabeth González-Sussman, socia de Olshan Frome Wolosky que ha representado a firmas de inversión activista como Legion Partners Asset Management, Macellum Advisors y Ancora Advisors, cree que el sector tendrá que cambiar a otras estrategias para compensar.

"Las fusiones y adquisiciones no serán el centro y el foco de las campañas hasta que el mercado de fusiones y adquisiciones empiece a mejorar", afirma. Los inversores activistas, por tanto, tendrán que virar su estrategia y proponer cambios más precisos.

Por otra parte, las grandes iniciativas que abogan por objetivos difíciles de alcanzar pueden persistir por razones que van más allá de servir a los intereses de los accionistas.

"Algunos activistas buscan un repunte temporal de las acciones de la empresa objetivo para anotar beneficios en sus libros y cerrar el año", señala Kai Liekefett, abogado de Sidley Austin. "Por eso aumentan tanto los comunicados de prensa en diciembre", añade.

Tomemos como ejemplo las recientes campañas en Alphabet y The New York Times, lanzadas por TCI de Christopher Hohn y ValueAct Capital, respectivamente. Ambas empresas tienen estructuras bursátiles que las aíslan de las estrategias de los inversores activistas. Sin embargo, la publicidad de estas campañas ha realzado el perfil de los activistas que las lanzaron.

"Estos inversores intentan recaudar fondos de cualquier forma", afirma Liekefett, que no quiere dar ejemplos.

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