Las experiencias cercanas a la muerte parecen ser comunes e impresionantes, pero no cambian la calidad de vida de las personas, según un estudio

Varias personas conducen una cama con un paciente por el pasillo del hospital.

Pxhere

  • Un equipo de científicos estudió a pacientes hospitalizados durante semanas en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
  • Descubrieron que el 15% de los pacientes de la muestra tuvo una experiencia cercana a la muerte con sensaciones disociativas.
  •  Sin embargo les sorprendió el efecto que esta vivencia tuvo en su calidad de vida un año después.

Una luz al final del túnel, una sensación de abandonar el cuerpo o encontrarte con familiares fallecidos o ángeles. 

Los recuerdos en relación con la muerte, las llamadas experiencias extracorporales o próximas a la muerte, son un fenómeno con frecuencia considerado de naturaleza alucinatoria o ilusoria; sin embargo, existen estudios objetivos que intentan descifrar qué ocurre realmente en ellas.

"Contrariamente a la percepción, la muerte no es un momento específico sino un proceso reversible que ocurre después de cualquier enfermedad grave o accidente que hace que el corazón, los pulmones y el cerebro dejen de funcionar", explica el Dr. Sam Parnia, Profesor Asistente de Medicina de Cuidados Críticos y autor principal de una de las mayores investigaciones realizadas hasta ahora sobre las experiencias próximas a la muerte (ECM).

"Si se intenta revertir este proceso, se lo denomina 'paro cardíaco'; sin embargo, si estos intentos no tienen éxito, se llama 'muerte'. En este estudio, queríamos ir más allá del término emocionalmente cargado pero pobremente definido de las ECM para explorar objetivamente lo que sucede cuando morimos”, añade en relación a los resultados obtenidos, publicados en 2014.

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Su evaluación, que incluyó pacientes en Reino Unido, Austria y Estados Unidos, encontró que los temas relacionados con la experiencia de la muerte parecen mucho más amplios de lo que se ha entendido hasta ahora.

El 46% de los que pasaron las entrevistas tenía recuerdos con 7 temas cognitivos principales: miedo; animales/plantas; luz brillante; violencia/persecución; déjà-vu; familia; recuerdo de acontecimientos posteriores a la parada cardíaca y el 9% tuvo ECM, mientras que el 2% describió la consciencia con recuerdos explícitos de "ver" y "oír" acontecimientos reales relacionados con su reanimación.

Podría no ser una vivencia tan transformadora como se cree

A menudo se cree que experimentar algunas de estas cosas es un acontecimiento que cambia la vida y transforma la perspectiva de quien lo experimentó. Uno no es el mismo después de mirar a los ojos a la muerte. Pero una nueva investigación al respecto ha descubierto que, contrariamente a esta creencia, los pacientes que regresan del borde de la muerte siguen exactamente igual un año después.

En lo que se considera uno de los primeros estudios de este tipo, los expertos realizaron un seguimiento de un año a 19 personas que habían sufrido una experiencia cercana a la muerte en una unidad de cuidados intensivos (UCI) de la Universidad de Lieja (Bélgica). 

No solo se analizó a supervivientes de paradas cardíacas o traumatismos. A diferencia de otros estudios los pacientes estaban hospitalizados en la UCI por diversos motivos, como enfermedades respiratorias, cardiovasculares, digestivas, renales, neurológicas y metabólicas. 

 

Se les entrevistó entre 3 y 7 días después del alta hospitalaria y se les preguntó por experiencias disociativas, como olvidar quiénes eran o sentirse desconectados de sí mismos. Se les preguntó además por sus creencias espirituales, religiosas y personales.

Durante las entrevistas iniciales se evidenció que haber tenido una experiencia cercana a la muerte conllevó una mayor propensión a los síntomas disociativos. Estos incluían sentirse desconectado de uno mismo, sentir poco o ningún dolor, así como un mayor bienestar espiritual y personal. Los hallazgos han sido publicados en la revista Critical Care.

Pasado un años los investigadores volvieron a ponerse en contacto con los pacientes para evaluar su calidad de vida. A pesar de que experiencias cercanas a la muerte "se suelen describir como transformadoras y pueden asociadas a emociones negativas", escribieron los autores, después de ese periodo, no se observó ninguna relación significativa. 

Los resultados contrastan ampliamente con lo que otros profesionales centrados en este área han encontrado a lo largo de su investigación.

Las personas que han tenido roces con la muerte puede hacer que una persona sea menos materialista, más solidaria o menos ambiciosa, afirmaron previamente a Business Insider Jim Tucker y Jennifer Kim Penberthy, científicos centrados en estas vivencias. 

"Esta experiencia es completamente transformadora", comenta Tucker, y añade: "Dicen que han perdido el miedo a la muerte porque saben que la vida continúa".

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