Siete cosas que crees que necesitas comprar para tu bebé y que puede que no te hagan falta, por experiencia propia

Diego Lorenzana
Cosas que no necesitas comprar para un bebé

Alena Paulus / Getty Images

Cuando mi mujer y yo estábamos esperando nuestro primer bebé, creíamos que todo lo que fuésemos a comprar iba a ser poco para nuestra pequeña. Al fin y al cabo, todos queremos lo mejor para nuestros hijos, y la ilusión por preparar todo lo necesario para recibir a este nuevo huésped en casa implica también comprar todo lo posible, y si puede ser lo más caro, mucho mejor. 

Sin embargo, pasados unos meses, te das cuenta de que no necesitas muchas de las cosas que has comprado. Entonces te vuelves más práctico, e incluso te tomas la molestia de explicarles a otros padres primerizos tu experiencia para que no cometan el mismo error. Pues bien, esto es lo que voy a intentar hacer hoy, aunque auguro poco éxito. Te voy a contar siete cosas que, por mi experiencia, no son necesarias cuando tengas un bebé, al menos no para todo el mundo.

Una cómoda-cambiador con bañera 

Una de las peores decisiones que tomamos mi pareja y yo fue comprar una cómoda para la habitación de nuestro primer bebé, que también servía como bañera. No la utilizamos nunca, entre otras cosas porque no nos parecía una buena idea bañar a la niña dentro de su propia habitación y mojar todo el parqué.

Con el segundo hijo ni siquiera usamos la bañera de plástico. Cuando era recién nacido, le aseábamos directamente en el lavabo de la cocina y, después, cuando creímos conveniente, con su hermana en la bañera. Era lo más práctico, y no solo porque te permitía ahorrar tiempo (que también) sino, sobre todo, porque evitabas tener que transportar agua de un lado a otro de la casa.

El carro más caro del mercado

El carro es, sin duda, el elemento más importante para transportar a nuestro bebé de un lugar a otro. Sin embargo, a la hora de elegir uno u otro, la calidad tampoco influye tanto. En realidad, durante los seis primeros meses, llevarás a tu hijo en un capazo, y lo más probable es que, después, le pases a un carro más ligero y transportable.

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En nuestro caso, el primer carro que compramos era uno de los mejores del mercado por aquel entonces, pero tenía el inconveniente de que no era cómodo para transportarlo en viajes. Ocupaba mucho en el maletero y, además, era un incordio al plegarlo en el avión. Por eso, decidimos optar por una silla ligera de paseo, mucho más manejable y, por supuesto, mucho más barata.

Esterilizadores

Durante los primeros cinco a seis meses de vida, los pediatras recomiendan esterilizar todos los días todo lo que el niño se pueda llevar a la boca, especialmente biberones y chupetes. Después, es bastante probable que tu hijo o hija se meta en la boca todo lo que pille por delante, así que ya no es tan necesario.

Para hacerlo, existen esterilizadores que cumplen esta función de forma más o menos eficiente. Sin embargo, tienen un problema: son poco manejables para irse de viaje. En nuestro caso, eran un miembro más de nuestras escapadas, hasta que descubrimos que era innecesario. Una cazuela hirviendo a más de 100º también cumplen con este cometido, y posiblemente tengan más capacidad que muchos esterilizadores.

Varias cunas

Cuando vamos a comprar el mobiliario para la habitación de nuestro bebé, es posible que el vendedor nos diga que necesitamos varias cunas: al menos una para los primeros meses, la minicuna de colecho, y otra más grande para más adelante. Pero nada más lejos de la realidad; hay quien, incluso, no utiliza cuna para su bebé.

Cada vez más familias practican el colecho, una práctica en la que el niño duerme con sus padres en la misma cama. También se llevan mucho últimamente las sábanas fantasma o las camas montessori, donde el bebé aprenderá a dormir directamente en una cama sin necesidad de utilizar antes una cuna.

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Comunicador

A no ser que vivas en un palacio de tres pisos y durmáis en habitaciones muy separadas, no es necesario que utilices ningún comunicador para vigilar a tu bebé. Y no importa si tienes un sueño profundo y ni te enteras del paso de una apisonadora justo a tu lado. 

Los padres, por puro instinto, saben cuándo su hijo se ha despertado y cuándo continúa durmiendo. Por eso no hace falta tener un comunicador en cada habitación, ya que oirás a tu hijo con total seguridad cuando esté llorando o necesite algo.

Biberones

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva durante, al menos, los seis primeros meses de edad del bebé. Y si puede ser por más tiempo, mucho mejor.

Además de ser el alimento más completo que pueden tomar los más pequeños, es el más cómodo y tiene ventajas para tu bolsillo, ya que evita que tengas que comprar biberones y leche de fórmula para alimentarlos. 

Una mochila portabebés

Cuando nació nuestra primera hija, pensaba que íbamos a utilizar la mochila portabebés de forma habitual. Al fin y al cabo, nos gustaba mucho hacer senderismo y lo veíamos como un elemento imprescindible. Pero nada más lejos de la realidad. El mal tiempo que nos acompañó durante sus primeros meses, unido al hecho de que ella se sentía incómoda cuando la llevábamos allí, hizo que tan solo lo usásemos un par de veces, y dentro de casa para dormirla.

Y aunque mucha gente verá la mochila portabebés como algo realmente necesario para su día a día, en muchas ocasiones será un elemento totalmente prescindible. Depende un poco de las actividades que hagáis, si salís mucho a la calle o no y, sobre todo, si para esa actividad en concreto se puede utilizar un carrito.

Geles y champús para el baño

Aunque existen muchos geles y champús pensados específicamente para la piel de un bebé, lo cierto es que durante sus primeras etapas, es suficiente un pequeño baño con un poco de agua para relajarle.

Hay que tener en cuenta que, mientras es un recién nacido, el bebé no se va a mover por sí solo en ningún momento. Necesita la ayuda de sus padres para todo, y eso implica, entre otras cosas, que su piel no suda como la de un adulto. Por eso, muchos pediatras aconsejan bañarles únicamente con agua o, como mucho, utilizando algún aceite específico como el aceite de almendras.

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