Crece el miedo por la estanflación: los expertos explican qué significa y qué posibilidades reales existen de que se produzca a corto plazo

Trader observa una pantalla en Wall Street.
  • La estanflación es un fenómeno que se basa en un crecimiento económico lento y un aumento de la inflación, algo que no se ha visto en los últimos 40 años. 
  • 6 entidades del mundo de la inversión explican las posibilidades reales de que esto se produzca y cómo afecta en el plano de la inversión.
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Durante las últimas semanas un término económico ha hecho su entrada sin preaviso erigiéndose como uno de los centros del debate entre economistas y analistas: la estanflación. 

Este patrón económico resulta tremendamente familiar para aquellos que vivieron durante la década de los 70 y se traduce en alta inflación con bajo crecimiento de la economía. 

Últimamente, Wall Street se ha obsesionado con esta posibilidad, después de que el crecimiento se haya desacelerado un poco en comparación con la dinámica previa, mientras que los precios del petróleo y la inflación son más altos de lo que han estado en varios años.

El período estanflacionario de los años 70 y 80 resultó ser doloroso para gran parte de Estados Unidos y Europa. Sus efectos se sintieron durante años a medida que resultaba difícil salir del ciclo de alto desempleo, crecimiento débil y repunte constante de precios. 

Por tanto, no es de extrañar que la amenaza de estanflación ponga a los inversores ciertamente nerviosos.

Eso significa que vale la pena comprenderlo y prepararse, incluso si son pocos los expertos piensan que consideran que un período de estanflación está por llegar. 

Así es como algunos líderes del mercado financiero, gestoras y banca de inversión, ven la situación y qué creen que puede suceder. 

AXA IM

Chris Iggo, CIO Core Investments  de AXA Investment Managers, sobre los retos a los que se enfrentan los mercados y los posibles escenarios que podrían plantearse apuesta por “un crecimiento continuo y una menor inflación en 2022” y considera que el “en el peor de los casos, el escenario menos probable es la estanflación”.

Iggo considera que la estanflación “es el escenario menos probable”. En sus palabras: “Puede que me equivoque, pero las discusiones actuales sobre la ‘ruptura del régimen’ parecen estar cometiendo el error de hacer pronósticos lineales a largo plazo basándose en los acontecimientos actuales a corto plazo”. 

“A su modo de ver, existe el riesgo de recesión, pero un cambio persistente a la baja en el crecimiento y un cambio al alza en la inflación parece ser una opción muy poco probable. El consenso estima un crecimiento del PIB del 4% en Estados Unidos y la zona euro el próximo año. Prefiero apostar por eso y una moderación de la inflación que por volver a los años 70”, añade.

Por otro lado, según Iggo, en el peor de los casos, el escenario más probable sería, que ante la acumulación de evidencia sobre el incremento de la inflación, los responsables de la política monetaria decidan “ajustar las condiciones de manera mucho más rápida y agresiva” que la prevista. 

“Esto provocaría un aumento en los tipos de interés reales y las primas de riesgo, endureciendo las condiciones financieras y reduciendo expectativas de crecimiento y beneficios.  Sería una recesión clásica impulsada por la inflación y los tipos de interés”, explica. 

Goldman Sachs

El estratega jefe de renta variable estadounidense, David Kostin, dice que los inversores pueden ponerse más nerviosos en las próximas semanas a medida que las empresas revelen sus beneficios, discutan los costes crecientes y destaquen las presiones de la cadena de suministro. Pero cree que la inflación bajará con el tiempo.

“Las acciones con un fuerte poder de fijación de precios se han quedado rezagadas recientemente, pero parecen atractivas si continúan aumentando las preocupaciones sobre la estanflación”, escribe Kostin en una nota reciente.

En períodos estanflacionarios, agrega, las compañías de energía y sanitarias obtienen mejores resultados y los valores industriales y tecnológicas se suelen quedar atrás. Las empresas orientadas a los servicios al consumidor tienden a tener una ventaja competitiva sobre las que venden bienes.

“La mayor parte de la debilidad de la bolsa en entornos históricos estanflacionarios ha sido atribuible a la presión sobre los márgenes de beneficios empresariales”, escribe Kostin. 

“La estanflación se ha asociado con ingresos reales estables, pero con márgenes de beneficio y ganancias reales decrecientes, lo que indica que las empresas luchan por subir los precios lo suficientemente rápido como para compensar los crecientes costes de los productos”, explica.

BlackRock

Gargi Chaudhuri, responsable de estrategia de inversión de iShares en las Américas, asegura que la economía estadounidense todavía está en camino de un fuerte crecimiento durante los próximos 2 años, además de resaltar que los consumidores han ahorrado casi 3.000 millones de dólares durante la pandemia.

Eso evolucionará hacia una situación más parecida a la reflación, un debate popular a principios de este año, y menos a la estanflación, según su opinión.

“Los salarios más altos significan costes más elevados para las empresas, y favorecemos los sectores e industrias que son menos sensibles a los costes laborales y tienen los márgenes de beneficio más altos", escribe Chaudhuri. "Por ejemplo, las empresas tecnológicas (XT), las de consumo discrecional (IYC) y las financieras (IYF), incluidas los bancos (IAT), pueden ayudar a proteger las carteras contra el aumento de los costes laborales”, señala.

DWS 

Tal y como destacan los analistas de DWS, si se compara la situación actual con las crisis del petróleo de los años 70, los fenómenos son muy distintos.

“Durante la década de los 1970, la inflación marcó máximos –a consecuencia de las dos crisis del petróleo– poco antes de que el crecimiento se desplomase, lo que se tradujo en unas brechas de producción amplias y persistentes”, comienza el análisis. 

“El mercado laboral estadounidense continúa recuperándose, por lo que el crecimiento podría acercarse a su potencial próximamente, haciendo que las presiones inflacionarias se vuelvan más persistentes de lo que algunos desearían, aunque, en ese caso, convendría tener muy presentes los problemas actuales, desde el cambio demográfico y la desigualdad hasta las políticas climáticas”, dice. 

Bank of America

Alexander Lin, economista estadounidense de Bank of America, y Meghan Swiber, estratega de tipos, consideran que la inflación se mantendría más alta que en la década de 2010, pero que muchos elementos que están contribuyendo al aumento reciente, como los cuellos de botella y la escasez de la cadena de suministro, se irán. 

A su modo de ver, la Reserva Federal no subiría los tipos para desacelerar la economía hasta que eso suceda.

Añaden que el aumento de los precios del petróleo no son una amenaza tan grande para la economía como lo fue en los años 70, cuando las colas en las estaciones de servicio se convirtieron en una imagen duradera de dolor para los consumidores. Eso se debe a que Estados Unidos depende ahora menos del petróleo importado y la política monetaria ha cambiado drásticamente.

“Creemos que la inflación lenta es un término mejor para la inflación más alta y los riesgos de crecimiento más lento que enfrentamos actualmente”, escriben.

"Anticipamos que la Fed optará por apoyar el crecimiento en lugar de responder a fluctuaciones más breves en los precios de las materias primas", apuntan Lin y Swiber.

Eso daría lugar a tipos de interés nominales y reales más bajas y mayores límites de inflación.

Jefferies

La economista financiera en jefe de Jefferies, Aneta Markowska, indica que la estanflación real destruye la demanda debido al aumento de los costes y los presupuestos ajustados. Si bien el aumento de los precios de la energía puede hacer que eso suceda, es menos probable que lo haga.

“En todo caso, el riesgo no es la estanflación, sino un ciclo de retroalimentación positiva entre los precios, los salarios y las expectativas de inflación", analiza.

El director global de estrategia de renta variable, Christopher Wood, opina que el período de baja inflación de varias décadas estaba terminando y que el cambio a la energía verde y la falta de inversión en combustibles fósiles estaban causando problemas.

“La pandemia ha actuado como un catalizador para la adopción de políticas intervencionistas dirigidas a causas políticamente de moda, como el cambio climático y la desigualdad”, expone. 

En esta línea, Wood piensa que el oro y el Bitcoin serían coberturas esenciales contra la inflación y contra las desventajas de esas políticas. 

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