El síndrome pos-COVID-19 está causando síntomas persistentes en los recuperados con secuelas que podrían durar años

- Los supuestamente recuperados de la enfermedad del nuevo coronavirus, siguen sin dejar de presentar síntomas hasta 6 meses después, según varios casos de estudio.
- Algunas de estas secuelas —como la fatiga crónica, falta de respiración, problemas pulmonares, cardiovasculares y nuerológicos—, se han encuadrado en un síndrome pos-COVID-19 que puede persistir durante años.
- Los supervivientes del COVID-19, que lo desarrollan, no necesariamente han padecido un caso grave de la patología ni tienen enfermedades subyacentes. Y, según los hallazgos de las consecuencias del SARS anterior, muchos de ellos pueden volver a ser hospitalizados.
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Las secuelas de la enfermedad COVID-19superan la recuperación y se desarrollan independientemente de los casos leves o graves de la patología.
Pacientes asintomáticos han desarrollado nuevos síntomas, que perduran hasta 6 meses después de superar la enfermedad.
Mientras las afecciones al corazón, que se han dado en pacientes sin antecedentes, los pulmones, que pueden quedar completamente irreconocibles, y el cerebro, que sufre falta de oxígeno por su capacidad neuroinvasiva, requieren un seguimiento extendido en el tiempo. Sin estar ligado, en la mayoría de los casos, a la herencia genética, enfermedades subyacentes o carga vírica.
Un conjunto de estas consecuencias se ha denominado síndrome pos-COVID-19 y, según el principal epidemiólogo de Estados Unidos, Anthony Fauci, podría llevar 1 año dar con la clave de su extensión y riesgos.
En esta misma línea, el SARS de 2002, de la familia de los coronavirus, también dejó daños crónicos y persistentes en muchos de los recuperados. Con este, el coronavirus actual conocido como SARS-CoV-2, comparte el 80% de su código genético, según The Lancet.
Por ende, muchas de las investigaciones que siguieron casos de SARS hasta unos 8 años después, sirven de referencia para la actual pandemia.
"Al igual que sucedió después del brote de SARS, una parte de los pacientes afectados por COVID-19 desarrolla síndrome post-viral", ratificaban ya en junio los investigadores de la Universidad de Manchester, Reino Unido.
Para entonces, ya sugerían dar prioridad a examinar la prevalencia de los síntomas relacionados con la fatiga tras la infección con COVID-19, y explorar técnicas de coste relativamente bajo para tratar la fatiga viral, aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los afectados —que, según algunos de los estudios comentados a continuación, han perdido más del 40% de esta—.
¿Qué es el síndromepos-COVID-19?

La enfermedad COVID-19, provocada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 —aunque muchos síntomas aparezcan en el mismo orden—, no afecta a todos los individuos por igual.
Algunos son asintomáticos, casos leveso graves y, según la edad, manifiestan síntomas diferentes en la detección de la misma.
La recuperación y las secuelas persistentes también varían en relación con los casos, independientemente de si han pasado más o menos gravela enfermedad.
Un conjunto de estas secuelas se ha empezado a describir como un síndrome pos-COVID-19, que afecta a algunos pacientes incluso meses después de la recuperación.
Pero, aún falta consenso en torno a cómo aparece, a quién afecta, por qué y cuánto duran las secuelas.
Por ello, tanto el Instituto Nacional de Salud, Pulmones y Sangre y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, como el Instituto Nacional de Investigación en Salud de Reino Unido, han anunciado estudios que, a fecha 11 de septiembre, siguen en curso.
Sin embargo, investigaciones publicadas en JAMA y British Medical Journal, a expensas de un seguimiento prolongado, avanzan:
"El 87,4% [de los pacientes] informó de la persistencia de al menos un síntoma, particularmente fatiga y disnea. (...) Los pacientes con neumonía extrahospitalaria también pueden tener síntomas persistentes, lo que sugiere que estos hallazgos pueden no ser exclusivos de COVID-19".
¿Quién puede tener el síndrome pos-COVID-19?

"Es una minoría de pacientes, pero todavía estamos hablando de cientos de miles de personas", dice a Health Robert Wood Johnson, profesor de medicina en la Escuela de Medicina de Rutgers, Nueva Jersey, Estados Unidos.
El síndrome pos-COVID-19 lo pueden desarrollar los recuperados de la infección con el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, que han contraído la enfermedad tras entrar en contacto con partículas exhaladas cargadas de virus por una persona contagiada.
Estos, hasta el momento, parecen ser alrededor del 10% de las personas con COVID-19, especifica el profesor Wood.
No todos estaban gravemente enfermos, ni tenían enfermedades subyacentes

Para algunas afecciones, por ejemplo, las cerebrales, pueden depende de la herencia genética, de la carga viral o de enfermedades subyacentes, según un estudio que acaba de dar con la capacidad neuroinvasiva del SARS-CoV-2, que priva de oxígeno a las células cerebrales cercanas y aumenta las probabilidades de isquemia.
Pero a los investigadores les sorprende que muchos de estos no tenían antecedentes, ni fueron casos graves de COVID-19.
"Algunos pacientes nunca fueron admitidos en la UCI o siquiera hospitalizados", confiesa a Health la doctora Rebecca Keith, codirectora de la Clínica de Recuperación Respiratoria de National Jewish Health (Denver, EEUU), quien explicita que algunos han desarrollado síntomas completamente nuevos.
Asimismo, advierten que los síntomas posteriores no tienen por qué ser consecuencia de la infección con el virus, como se verá a continuación.
"A los 6 meses [de la pandemia], estamos en el punto de conocer si las personas infectadas en febrero tienen síntomas duraderos", señalan a Health una experta en recuperación postcrítica.
¿Qué síntomas presentan los pacientes con el síndrome pos-COVID-19?

Algunas de las afecciones típicas de la patología persisten también en el síndrome pos-COVID-19:problemas respiratorios y cardiovasculares, dolor muscular y en las articulaciones, erupciones cutáneas, mareos, confusión, cambios en la visión, depresión y ansiedad, según una encuesta a 1.500 individuos, realizada por la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana, Estados Unidos.
Las 2 primeras, relacionadas con los pulmones y el cerebro —sobre todo por falta de aire, fatiga prolongada y dificultad para concentrarse—, son de las más frecuentes y coinciden con la manifestación del anterior SARS:
"Se observó un deterioro significativo en la superficie para el intercambio de gases en el 15,5% de los supervivientes. La discapacidad funcional parece desproporcionada con el grado de deterioro de la función pulmonar y puede estar relacionada con factores adicionales como el desacondicionamiento muscular y la miopatía por esteroides", recoge una de las investigaciones del SARS de 2002, que no llegó a propagarse como el actual coronavirus.
En esta, señalaban que la capacidad de ejercicio y el estado de salud de los supervivientes eran considerablemente inferiores a los de la población hasta a los 6 meses de la recuperación.
Pero todavía falta consenso e investigación por parte de la comunidad científica.
"No se comprende bien por qué las personas experimentan fatiga, pero es probable que tenga que ver con la desregulación del sistema inmunológico, la inflamación continua en el cuerpo [que se manifiesta en niños como un síndrome poscoronavirus especial, y puede aparecer bruscamente sin indicios] y el daño directo al cerebro o a la médula espinal", detalla al mismo medio Esther Melamed, profesora asistente de neurología en la Escuela de Medicina Dell de la Universidad de Texas, en Austin, también EEUU.
"Nos estamos diagnosticando los unos a los otros", dice ahora a Business Insider Peggy Goroly, una mujer de 56 años natural de Long Island (EEUU) que forma parte de un grupo de apoyo en Facebook.
"Oyes la experiencia de otra persona y te das cuenta de que eso también te pasa a ti", cuenta.
Como Diana Berrent, fotógrafa internacional entrevistada por Health, que asegura que a través de un grupo fundado por la misma, recogen experiencias a tiempo real.
"Vimos dedos de los pies COVID un mes antes de que llegara a los medios. Lo mismo ocurre con la caída del cabello", algo que, hasta el momento, no se había notificado con especial relevancia. Ni siquiera problemas más serios como los miniaccidentes cerebrovasculares.
¿Cuánto puede durar el síndrome pos-COVID-19?

Como se ha mencionado con anterioridad, a 6 meses de la propagación más amplia de la pandemia, se siguen reportando casos de pacientes, supuestamente recuperados, que tienen síntomas de COVID-19.
Pero investigaciones del SARS anterior, de la familia de los coronavirus, da pistas sobre la evolución del mismo.
Un estudio de 2011 a 109 pacientes de SARS en Toronto, Canadá, descubrió que la mitad de los afectados no había vuelto al trabajo un año después de salir de la UCI. Mientras, en Hong Kong, otra investigación de 2009 reveló que más del 40% de los pacientes tenían fatiga crónica años después de contagiarse.
De hecho, el síndrome post-SARS crónico, asociado al coronavirus anterior, se definía también por fatiga persistente, dolor muscular, debilidad y sueño no reparador.
"Uno puede anticipar —y esto es una predicción— que una parte significativa de la población que trabajaba cuando se contagió del coronavirus podría no volver a trabajar", explica a Business Insider Harvey Moldofsky, un profesor de la Universidad de Toronto que estudió a los pacientes de SARS.
En esta misma línea, investigadores italianos han evaluado a 179 pacientes 2 meses después de que mostrasen los primeros síntomas y hallaron que un 44% había perdido calidad de vida. Muchos sufrían aún de fatiga, falta de aliento, dolores musculares y en el pecho.
Y, más de la mitad de los supervivientes de Bérgamo, la ciudad que fue el primer epicentro del coronavirus en Italia, siguen sin recuperarse.
¿Cómo se puede curar el síndrome pos-COVID-19?

No está claro durante cuánto tiempo pueden permanecer estas molestias, ya que la investigación sobre el SARS —que ha servido, hasta ahora, como referencia— desapareció antes de que se desarrollasen tratamientos.
De hecho, cuenta Moldofsky, algunos de los sanitarios salieron y entraron en el hospital durante años.
Pero los datos actuales relativos al COVID-19 no permiten esbozar qué está pasando, señala el médico.
"Estos números no muestran lo que está pasando", insiste.
Según el principal epidemiólogo al frente de la pandemia en EEUU, Anthony Fauci, puede tomar hasta 1 año identificar si hay consecuencias a largo plazo a la infección —más si los números de contagio siguen alcanzando cifras récords globales—.
Además, dado que algunos pacientes prácticamente asintomáticos o casos leves desarrollan nuevos síntomas, la doctora Keith puntualiza que se tendrá que analizar a los pacientes en su totalidad. Es decir, con todo su historial clínico, lo que dificultaría un tratamiento generalizado.
"Supongamos que tuvo una tos crónica durante años relacionada con el drenaje nasal o el reflujo y se controló. Si COVID exacerbó la sensibilidad de las vías respiratorias superiores, es posible que tengamos que regresar y tratar esos problemas subyacentes nuevamente".
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