Síntomas de que estás sufriendo un infarto: ¿sabías que son distintos en mujeres y hombres?

Una mujer es atendida por una médico.

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  • Los síntomas cuando estás sufriendo un infarto no son iguales en mujeres y en hombres. También es poco conocido que la principal causa de mortalidad en ellas son las enfermedades cardiovasculares. 
  • Cada año mueren 9.000 mujeres más que hombres por infartos, sin embargo, menos de la mitad de los médicos de familia o atención primaria consideran las enfermedades cardiovasculares algo muy importante en la mujer.
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Dolor agudo y opresivo en el pecho, que suele irradiarse al brazo izquierdo. Son los síntomas cuando sufriendo un infarto que todo el mundo conoce. La primera comprobación que hace una persona si sospecha que puede estar pasando por un episodio cardiovascular de esta índole. 

Sin embargo, es algo bastante desconocido que los síntomas antedichos se producen en los hombres, y que son distintos en el caso de las mujeres. En un artículo de la Fundación Española del Corazón, publicado por la Doctora Ana García-Álvarez en la revista Salud & Corazón, se explica esta diferencia. 

Síntomas del infarto en los hombres

El Infarto Agudo de Miocardio (IAM), señalan, se debe a la falta de riego sanguíneo de una zona del músculo cardíaco (miocardio) producida por la obstrucción de una de las arterias coronarias. Esta escasez de sangre causa angina de pecho y, si no se abre precozmente la arteria, provoca la muerte (necrosis) del tejido cardiaco. Eso es el infarto. 

Sus síntomas clásicos incluyen dolor opresivo en el centro del pecho o en la zona epigástrica (estómago), que puede irradiarse a brazo izquierdo, ambos brazos, cuello, mandíbula y/o espalda; sudoración, náuseas y dificultad respiratoria. 

Y aquí es donde hacen la advertencia, al asegurar que “hay diferencias substanciales entre hombres y mujeres en relación a la percepción y la descripción de los síntomas”.

Síntomas del infarto en las mujeres

Subrayan que los síntomas al sufrir un infarto en las mujeres son muy variados, lo que hace más difícil el diagnóstico. Los más comunes son la fatiga inusual, la dificultad respiratoria, el sudor frío o el dolor epigástrico. Los días previos pueden sufrir insomnio, ansiedad o debilidad. Por otro lado, el dolor torácico típico en mujeres es menos específico y en un porcentaje mayor se objetiva enfermedad coronaria no obstructiva.

Y no sólo eso, el pronóstico de un infarto de miocardio es peor en mujeres que en hombres. Un porcentaje mayor fallece antes de llegar a un hospital (52 % frente al 42 % en los hombres) y el pronóstico es también peor tras la hospitalización. 

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Varios factores, exponen, pueden explicar esta desemejanza: las mujeres tienden a presentar enfermedad coronaria aproximadamente 10 años más tarde que los hombres, por lo que suelen tener mayores comorbilidades (enfermedad renal, osteoarticular, anemia…). Además, es habitual que consulten con mayor retraso, tardan más en ser diagnosticadas al presentar síntomas atípicos y, según las investigaciones realizadas, reciben tratamientos menos agresivos que los hombres. Por otro lado, durante la hospitalización, las mujeres tienden a presentar mayores complicaciones como insuficiencia cardíaca, ictus o necesidad de transfusiones.

Cada año mueren 9.000 mujeres más que hombres por infartos

En otro artículo de la misma Fundación ponen cifras a las desigualdades en la mortalidad por infarto dependiendo del sexo. En 2018, señalan, último año del que se han publicado datos, la enfermedad cardiovascular continuaba siendo la primera causa de muerte en España. Las mujeres son las más afectadas, ya que fallecen por causa cardiovascular en un porcentaje más alto que los hombres. Concretamente, mueren casi 9.000 mujeres más que hombres cada año debido a patologías cardiovasculares, lo que supone un 53,69 % frente a un 46,3%.

De nuevo el desconocimiento: el Doctor Jordi Trias de Bes Casamajó explica en el blog de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) que “los datos más recientes muestran que sólo el 45 % de las mujeres conocen que la principal causa de muerte en ellas son las enfermedades cardiovasculares. Y la percepción de que la mujer corre menos riesgo de sufrir patologías cardiovasculares que los hombres se encuentra incluso en parte del colectivo médico: menos de la mitad de los médicos de familia o atención primaria consideran las enfermedades cardiovasculares algo muy importante en la mujer”.

Por eso, hace hincapié en que “una primera medida para combatir las cifras de mortalidad por causa cardiovascular en la mujer consiste en concienciar al colectivo femenino de la importancia del autocuidado desde la niñez como forma de prevenir la principal causa de muerte, vigilando los factores de riesgo tradicionales como la hipertensión, la diabetes, niveles elevados de colesterol, la obesidad, el sedentarismo o fumar”.

El embarazo y la menopausia

En la Fundación Española del Corazón alertan de que es importante prestar atención a dos momentos específicos de la vida de la mujer, que pueden tener efectos importantes en su salud: el embarazo y la menopausia. Respecto al primero, la preeclampsia y la hipertensión gestacional provocan un riesgo de tres a seis veces mayor de sufrir hipertensión arterial después del embarazo y un riesgo dos veces mayor de padecer cardiopatía isquémica y accidente vascular cerebral, detalla Trias de Bes Casamajó. 

Asimismo, la diabetes gestacional no sólo aumenta el riesgo de diabetes mellitus 2 a corto, medio y largo plazo, sino también de infarto de miocardio, como exponen las doctoras Almudena Castro Conde, Milagros Pedreira Pérez y Raquel Campuzano Ruiz en el documento ¿Cómo manejar el riesgo cardiovascular en la mujer?.

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En cuanto a la menopausia, produce cambios en el organismo de la mujer que incrementan la probabilidad de que la enfermedad cardiaca aparezca. El aumento de los niveles de colesterol, del peso y también de los niveles de glucosa en sangre, así como una tendencia mayor a padecer hipertensión, son los principales cambios ante los que conviene estar alerta.

Por último, existen los llamados factores de riesgo no tradicionales que son predominantes en la mujer. Se refieren a determinadas enfermedades autoinmunes como artritis reumatoide, lupus sistémico eritematoso y esclerodermia. “Estos desórdenes son altamente prevalentes en mujeres que tienen un riesgo alto de enfermedad coronaria y de otras enfermedades cardiovasculares”, comenta Trias de Bes Casamajó. 

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