Las personas que logran sus objetivos comparten rasgos clave: son proactivas, tienen ambición y piden ayuda

Rebecca Stephens sabe lo que supone plantearse claramente un objetivo y luego alcanzarlo. 

En 1993, se convirtió en la primera mujer británica en llegar a la cumbre del Monte Everest. Después consiguió la misma hazaña en cada una de las cumbres más altas de cada uno de los siete continentes de la Tierra. 

En su libro Making It Happen: Lessons from the Frontline of Strategy Execution, Stephens, que también trabaja como consultora, habla con una docena de personas que también han alcanzado el éxito en sus respectivos campos. 

No todos han alcanzado necesariamente la fama o la fortuna. En la mayoría de los casos, son personas normales, que trabajan como médicos o como profesores. Pero todos ellos han superado retos para alcanzar objetivos en su trabajo o en su vida personal. 

No cabe duda de que la suerte ha jugado un papel importante a la hora de darles la oportunidad de perseguir sus objetivos, pero Stephens cree que todos comparten algunos rasgos comunes. 

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Tienen un sentido de claridad y propósito

Para Stephens, la idea de un "verdadero camino" es increíblemente importante. "Todos los que entrevisté sin excepción eran lo que hacían, si puedo decirlo así", explica.

En algún momento de sus vidas, tuvieron la sensación de que lo que hacían era lo correcto para ellos, y sintieron que estaban realmente destinados a hacerlo.

El sentido del propósito y la pasión son 2 de los rasgos destacados por la psicóloga Angela Duckworth, en su exitoso libro Grit. Duckworth define la valentía como la perseverancia y la pasión para alcanzar objetivos a largo plazo. 

Sin embargo, eso no significa necesariamente que se nazca con ese sentido de propósito. Stephens cree que las personas que saben lo que quieren hacer desde una edad temprana son afortunadas. A muchas personas les puede costar muchos años dar con lo que realmente les llena.

Son proactivos

Todas las personas que aparecen en el libro de Stephens también impulsaron e iniciaron proyectos por sí mismas. Fueron proactivos, incluso frente a la resistencia de una organización u otras limitaciones. 

"En el lugar de trabajo puede haber una sensación de agobio, de que de alguna manera somos este pequeño engranaje, y los problemas del mundo son enormes", ha señalado Stephens. 

En un mundo que atraviesa una pandemia y se enfrenta a la amenaza existencial del cambio climático, puede ser fácil esconderse y sentir que somos demasiado pequeños para hacer algo al respecto, explicó. 

"[Poseen] un sentimiento esencial de que no hay elección entre un statu quo y un estado futuro. [Creen] que en realidad hay una elección entre dos estados futuros y que se puede influir en cuál de ellos se va a mover", ha explicado.

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Entienden el valor de las personas 

Algo que a menudo se pasa por alto en la escuela es que las personas son importantes, opina la primer mujer británica en escalar el Everest.

"Sería encantador conseguir un primero de Oxbridge. Pero si se trata de eso o de la habilidad real de trabajar con otras personas, creo que la habilidad de trabajar con otras personas es más importante", ha dicho Stephens. 

Aunque todas las personas que aparecen en su libro, así como ella misma, han realizado cosas increíbles, no lo han hecho solas. Las habilidades blandas son importantes para respetar, inspirar y sacar lo mejor de la gente, argumenta. 

Esto fue, justamente, algo que Stepehns tardó en comprender al principio: "La aceptación de tender la mano para que otras personas nos ayuden también es importante".

En última instancia, nadie podría haber logrado lo que hizo sin la ayuda de los demás, concluye Stephens.