Dentro de la red de túneles sin ley bajo el Strip de Las Vegas, donde miles de personas sin hogar viven con el temor de ser arrastradas por el agua
- Una red de túneles de aguas residuales bajo la calle principal de Las Vegas da cobijo a miles de personas sin hogar, que se llaman a sí mismos Mole People (gente topo).
- Viven en agujeros de cemento que fueron ideados para drenar el agua de la lluvia de la ciudad tras una tormenta. Esto significa que, cuando llueve, la gente corre el riesgo de que sus casas sean arrastradas por el agua o ahogadas por ellas.
- De aspecto oscuro y sin cámaras de vigilancia, los túneles son un caldo de cultivo perfecto para el crimen y las actividades ilegales.
- Desde exconvictos a adictos a las drogas, muchas de las personas que viven en el túnel sienten que la sociedad les ha olvidado y reclaman que son tratados como “pedazos de m*****”.
- Descubre más historias en Business Insider España.
Tras el resplandeciente horizonte de Las Vegas, miles de personas viven el sueño americano. Día tras día, los visitantes beben, van de fiesta y apuestan en numerosos casinos, pero la mayor parte no son conscientes de la vida paralela que hay bajo sus pies.
Más de 1.000 personas sin hogar han encontrado un refugio en los oscuros túneles de aguas residuales bajo la mega ciudad. Desgraciadamente, son personas para las que el americano nunca se ha hecho realidad y, en su lugar, se ha convertido en una pesadilla.
El diario Bild ha podido adentrarse en este mundo desconocido de la "gente topo" que vive dentro de la red de túneles sin ley bajo el Strip de Las Vegas. Esta es su historia:
Leer más: Estas 57 fotos decepcionantes muestran cómo es realmente ir a Las Vegas
La 'gente topo' vive en agujeros de cemento individuales que están fabricados para drenar el agua de la lluvia
Bajo Las Vegas, hay miles de agujeros de cemento. Están ideados para drenar el agua después de una tormenta. Pero si no llueve, los túneles permanecen secos y se convierten en un sitio donde viven los que se autodenominan como “gente topo”.
Sin embargo cuando llueve, una inundación repentina se extiende por los túneles en los que se encuentran las personas sin hogar, llevándose por delante todas sus pertenencias.
Una mujer que se autodenomina “la chica apostólica” explica dónde encontrar una de las entradas al sistema de túneles. Nos dice que es de San Diego, pero cuesta un poco entenderla. Está ausente y en su propio mundo. Aún así, sus indicaciones nos ayudar a encontrar el mundo subterráneo de Las Vegas.
Los túneles subterráneos no están vigilados, dando rienda suelta a abundantes crímenes
No lejos de unos de los muchos casinos de la famosa calle Strip de Las Vegas, Angell, 54 años, se sienta en una de las entradas del túnel. Ella es de Texas y ha vivido en los túneles a lo largo de cinco años. El número de personas que se refugia en esta sección difiere. No todos están aquí de modo permanente, según explica, pero en algunos momentos pueden convivir hasta 50 hombres y mujeres.
Angell subraya que decidió vivir allí por voluntad propia, pero quiere que la gente sepa una regla importante: “no te mueras en mi túnel”, dice. A sus 54 años, también reivindica que este es el tercer lugar más peligroso del país: “aquí no hay cámaras e incluso he oído hablar de asesinatos”.
“Es duro hacer que me estremezca, pero lo peor que he visto ahí abajo fue cuando a un artista que vivía en el túnel le cortó los dedos otro sintecho”.
Pero la vida en los túneles antes solía ser “más bonita”, según Angell. “Hoy la policía nos persigue de un lado a otro”.
Louis Lacey, director de equipos de crisis en Help of Southern Nevada (Ayuda del Sur de Nevada), explica el razonamiento. “Las medidas que toma la policía son una consecuencia directa de las preocupaciones en torno a la seguridad de la gente que vive en el vecindario de al lado”, explica Lacey a Bild.
“Cuando se realizan revisiones, los sintecho se ven obligados a dejar la zona inmediatamente”.
Todo el equipo que se han llevado a los túneles, como sillas, mesas, cajas de plástico y colchones son también muy difíciles de quitar.
Cuando le pregunto qué es lo que echa más de menos en el túnel, Angell se ríe: “un retrete...y una ducha. La última vez que me duché, lloré”.
Los residentes del túnel tratan de hacer sus secciones individuales tan acogedoras como sea posible
En el túnel, al lado de Angell vive Tommy, de 55 años, y su mujer Shay. La pareja ha intentado encontrarse tan cómoda como sea humanamente posible. Un trozo de cartón frente a su zona del túnel lleva “Aloha” escrito y las paredes están adornadas con oraciones hawaianas, trozos de lo que podría ser un hogar en otro sitio.
Su mobiliario incluye un colchón, unas cuantas cajas y cartón. Hay un pequeño calentador donde hierven agua, lo llaman su cocina. Hay dos alfombras viejas en el suelo.
“Es una situación difícil pero intentamos mejorarla”, explica Tommy, quien acabo siendo sintecho tras volverse adicto a las drogas y a las apuestas. Todavía sigue consumiendo metanfetamina.
El sitio está oscuro por todas partes y, de hecho, la única luz procede de las linternas de los sintecho, o mejor dicho, de aquellos que pueden permitirse tener unas pilas.
“No se puede saber si es de día o de noche”, explica Shay, de 53 años. “A veces, cuando nuestro reloj dice que son las seis, no sabes si son las seis de la mañana o de la tarde. Si viene un poco de luz del final del túnel lo sabemos: es de día”.
Leer más: 20 ricos y famosos que en su día fueron personas sintecho
No saber si es de día o de noche es, probablemente, el único parecido que tienen con la gente que está apostando en los animados casinos de la ciudad.
Detrás de Shay, hay unos peluches colocados cuidadosamente. Tommy los mira y explica: “Shay los adopta. Los encuentra en el vertedero. Cuando los ve allí, piensa que tienen miedo, que están sucios y solos y que necesitan una familia. Entonces los lleva con ella, los limpia y les habla”, Tommy se ríe. “Es un poco blandengue”.
El interior de los túneles corre siempre el riesgo de quedar inundado por una tormenta
Pero Tommy y Shay advierten de que su hogar puede ser arrastrado por el agua y destruido en cualquier momento. Cuando llueve fuerte las cloacas subterráneas recogen el agua y la sacan de la superficie de la ciudad.
“Esto nos ha pasado ya diez veces”, dice la pareja. “Cuando viene el agua, lo arrastra todo, así que tenemos que empezar desde cero”.
Lacey explica que las tormentas son potencialmente mortales para la 'gente topo'. “Cuando llueve, la gente en los túneles sólo tiene unos minutos hasta que la corriente arrastra por completo sus hogares”, relata.
“Hay muchos objetos en el túnel que pueden golpearte, lo que también puede hacer que te ahogues”.
Encajar en la comunidad no siempre es fácil
Rusty, de 54 años, ha vivido con su marido y dos perros durante cinco años en los túneles de Las Vegas. “Tuve un apartamento, y gatos y perros. Vivía de las prestaciones sociales, pero mi marido no podía vivir más conmigo por culpa de su pasado. Ningún casero lo aceptaba. Estuvimos casados durante 12 años. Quería estar con él, así que me vine a los túneles con él”, cuenta.
Al lado de su puesto hay un viejo jacuzzi: “hoy nos bañamos en él”, dice Rusty. Su frigorífico es una vieja caja de refrigeración. A veces compran helado del supermercado pero la caja no es capaz de mantener su contenido muy frío.
Leer más: La estación de Euston en Londres se convierte en un gran albergue para indigentes por Navidad
El calor de Las Vegas, a veces, es muy difícil de soportar. Hay muy poca agua, si es que la hay, y hace sólo unos días Rusty sufrió un golpe de calor.
Rusty guarda la ropa usada en pequeños cubos. La bañera que ahora usa para lavar su ropa fue en su día su “ducha”, antes de que encontraran el jacuzzi. “Al principio, me gustaba estar aquí, pero ya no. Los demás no me aceptan como uno de ellos”.
Rusty empieza a llorar: “envenenaron a mi perro, estuvo a punto de morir”.
“No queremos ser olvidados”: la mayor parte de la gente se siente expulsada de la sociedad
Anthony, que no quiere ser identificado, estuvo en prisión hasta hace poco tiempo. Llegó a los túneles después de quedarse sin trabajo y de que su hijo falleciera. A sus 43 años, revela que uno de sus amigos murió recientemente tras sufrir una “fuerte inyección”, una mezcla de drogas que, a menudo, se enriquecen con veneno.
La forma en que se trató la muerte de este sintecho retrata a situación: “Simplemente se lo llevaron, la muerte de un sintecho. Como si fueramos un pedazo de m*****. Tuvimos que asegurarnos de que su familia se enterara, no fue fácil”, dice Anthony.
Y continúa: “Así es cómo nos trata la sociedad: quieren que seamos invisibles, pero estamos aquí y queremos ser vistos. Nuestra historia debe ser escuchada”,.Según Marketwatch, millones de estadounidenses están a un sueldo de vivir en la calle.
Son las pequeñas cosas las que realmente marcan la diferencia: “cuando la gente nos pregunta cómo estamos o se acuerda de nosotros cuando nos vuelve a ver, eso nos puede salvar el día”, dice de forma apasionada.
Pero pese a su simpatía y cordialidad, Anthony no se siente ayudado: “nos tratan como si transmitiéramos una epidemia”.
Lacey, sin embargo, ve algún progreso. “Estamos progresando a la hora de encontrar soluciones realistas para las personas sin hogar. Pero necesitamos más hogares en diferentes partes de la ciudad, y también viviendas más económicas”.
Anthony aún no percibe los avances. Pero tiene un mensaje importante: “no queremos ser olvidados: hay una cosa peor que matar a alguien y es olvidar a alguien. Si te olvidas de alguien esa persona nunca existió. Y ésta es nuestra historia, somos los olvidados”.
Lee el artículo original en BILD. Copyright 2019. Sigue a Bild en Twitter.
Otros artículos interesantes:
Conoce cómo trabajamos en Business Insider.