Sopa castellana o sopa de ajo: cómo hacer este plato de cuchara ideal contra el frío

El invierno es la época preferida del año para los platos de cuchara, desde guisos y potajes de legumbres a cremas de verduras o sopas más ligeras. Una de las recetas más populares en España es la sopa de ajo, también conocida como sopa castellana. ¿Sabes en qué consiste?

Su origen se sitúa en las regiones pertenecientes a Castilla y León, aunque se prepara en muchos otros lugares del país. En Zamora es típica de Semana Santa —se toma como desayuno después de las procesiones nocturnas— y también es un plato propio de los viernes de vigilia en cuaresma, ya que no contiene carne.

Aunque está sometida a múltiples variantes según las sobras disponibles, o el gusto del cocinero, los ingredientes básicos de la sopa castellana son agua o caldo, pan duro, pimentón, laurel, ajo, aceite de oliva y huevo escalfado. Antiguamente, era un almuerzo de media mañana para coger fuerzas. El calor de la sopa de ajo se aprovechaba para cocinar los huevos. 

Como curiosidad, se dice que la sopa de ajo es buena para la resaca, ya que su digestión es sencilla y neutraliza la mucosa estomacal irritada. También resulta reconfortante frente al frío. 

Además, la sopa castellana tiene cualidades antibióticas, expectorantes y antiinflamatorias; favorece la circulación, tiene compuestos anticancerígenos propios del ajo, mejora la memoria y la concentración, reduce los niveles de glucosa en sangre 

Cómo preparar sopa castellana o sopa de ajo

Todos los ingredientes —salvo los huevos— deben estar entre una y dos horas haciéndose en agua caliente. Unos minutos antes se cascan ser los huevos sobre la superficie exterior, de tal forma que la yema se remueve con una cuchara de madera. La clara se desperdiga y se cocina formando unos hilos característicos.  

Por su parte, debes sofreír antes los dientes de ajo con el pimentón en una sartén con abundante aceite de oliva hasta que estén dorados.

Estos son algunos de los trucos para que la sopa de ajo esté más rica:

• El agua nunca debe romper a hervir durante el proceso de cocción. Lo normal para 4 o 6  personas son 2 litros de agua.
• Puedes darle un toque de sabor añadiéndole huesos de carne o un poco de caldo de carne, pollo o jamón, así como alguna verdura, como coliflor o pimiento.
• Hay especias opcionales a tu gusto, como hojas de laurel, clavo, comino o hierbabuena.
• Utiliza pan duro de hogaza, de varios días. Córtalo en rodajas muy finas para que el agua espese. Hay gente que los fríe en la misma sartén que los ajos. La miga no se utiliza. 
• Sofríe los ajos, pero echa el pimentón cuando ya está fuera del fuego. Puedes emplear dulce, picante, o incluso ahumado. Si lo prefieres, utiliza pimentón choricero seco. Algunas recetas llegan a usar 15 dientes de ajo por litro de agua. 
• Es importante servirla muy caliente, preferiblemente en cazuela de barro.
• Se suele acompañar con una copa de vino tinto. 
• En las provincias leonesas el pan se añade cuando el caldo ya está cocido, mientras que en las provincias castellanas se cuece el pan en el caldo, según Wikipedia.

Las variantes regionales incorporan otros ingredientes. En Aragón se incorporan picatostes; en La Rioja trozos de tomate y pimientos; en Euskadi, bacalao y en Andalucía, coliflor o incluso en la costa, trozos de pescado. 

En Portugal el pimentón se sustituye por el aromático cilantro, mientras que en Mallorca hay una variante con cebolletas tiernas y berzas, y en Segovia, se reposa en el horno con comino. En Soria, al refrito se incorporan setas senderuelas. La soupe à l’oignon francesa es muy similar pero cambia el ajo por cebolla. Y por supuesto, lleva queso.