Este exempleado de Tesla asegura que su startup va a protagonizar el mayor avance en baterías en 30 años

Sila Nanotechnologies necesitó 10 años para conseguir la composición adecuada para el ánodo de sus baterías, según su consejero delegado, Gene Berdichevsky.
Sila Nanotechnologies necesitó 10 años para conseguir la composición adecuada para el ánodo de sus baterías, según su consejero delegado, Gene Berdichevsky.

Sila Nanotechnologies

  • El reto de conseguir la batería del futuro ofrece por ahora pocos avances concretos.
  • La startup estadounidense Sila Nanotechnologies asegura que su tecnología supondrá un antes y un después para el sector, con un incremento de capacidad del 20% respecto a las actuales.
  • Su consejero delegado, Gene Berdichevsky, fue uno de los primeros empleados de Tesla y dejó la compañía para centrarse en solucionar el reto de las baterías.
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El reto de conseguir la batería del futuro supone un gran esfuerzo. Muchos supuestos avances han acabado quedándose en muy poco y muchas de las actuales startups del sector están todavía a años de llegar al mercado, en el mejor de los casos.

Sila Nanotechnologies es la excepción. En septiembre, esta compañía con 10 años de trayectoria anunció que los materiales de su batería, que según la empresa aumentan un 20% su capacidad, estaban preparados para ser insertados en las pulseras de actividad de la marca Whoop. La compañía aseguró que su propuesta era "el avance más significativo en baterías en 30 años".

"Tiene el potencial para ser un primer producto histórico", asegura a Business Insider  Gene Berdichevsky, consejero delegado y cofundador de Sila.

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Varios expertos en el área reconocen a Business Insider que la tecnología de Sila es notable, pero advierten alguna exageración en los términos que emplea la compañía.

"Es un avance importante", señala Shawn Lister, profesor de la Carnegie Mellon University especializado en baterías. "Pero es difícil decir que sea el más significativo", agrega.

El CEO de Sila cree que sus baterías serán claves para mejorar el coche eléctrico

Berdichevsky desarrolló su pasión por los vehículos eléctricos como estudiante en la Universidad de Stanford, donde pasó más tiempo construyendo un coche alimentado por energía solar que yendo a clase. Acabó convirtiéndose en uno de los primeros empleados de Tesla, donde ayudó a lanzar el primer coche de la compañía: el deportivo Roadster.

Pero llegó a la conclusión de que la única forma de reducir de forma relevante el coste de los coches eléctricos y mejorar su rendimiento era mejorando las baterías, y dejó Tesla para hacerlo.

En lugar de desarrollar una nueva batería desde cero, se concentró en el ánodo, la parte de la celda en la que los electrones inician su viaje que les lleva por todo el dispositivo que alimentan hasta la otra parte de la batería, el cátodo. Por ello, Berdichevsky creía que una mejor fórmula de este componente supondría mejorar la capacidad global de la batería.

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El emprendedor asegura que pensó que Sila necesitaría 5 años para tener su ánodo listo para el mercado. Acabaron siendo 10, después de que Sila probara 55.000 fórmulas diferentes hasta encontrar una que no solo funcionara, sino que estuviera hecha con materiales más abundantes y compatibles con los dispositivos que usan los fabricantes.

"Tuvimos unos inversores enormemente pacientes", reconoce Berdichevsky.

Aunque no revelan la fórmula en detalle, la compañía explica que está basada en silicio en lugar de grafito, que suele ser la base de los ánodos de las baterías de ion-litio actuales.

Las startups de baterías de estado sólido tendrán que ponerse al día

Algunos de los competidores de Sila están apostando por transformaciones más radicales, que vayan de las baterías de iones de litio a las de estado sólido. Compañías como QuantumScape o Solid Power consideran que esta tecnología novedosa ofrecerá más capacidad, eficiencia y seguridad respecto a las actuales.

Berdichevsky considera que esas mejoras no justifican el tiempo que necesitarán las baterías de estado sólido en conseguir llegar al mercado.

"Para cuando las tecnologías de baterías de estado sólido puedan llegar al mercado, en el mundo ya habrá 20 millones de coches eléctricos que utilizarán baterías convencionales. Nosotros seremos compatibles con todos", anticipa.

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Antes de que Sila pueda convertirse en proveedor de un gran fabricante de eléctricos, necesita aumentar de forma masiva la capacidad de materiales de ánodo que puede producir. Un coche eléctrico requiere 100.000 veces el material que se emplea en una pulsera de Whoop.

Acelerar la producción no es tan sencillo como comprar más máquinas o hacerlas funcionar más rápido. Conforme aumenta la escala, los problemas pequeños se convierten en más difíciles de gestionar, admite su fundador.

"Tenemos mucho por hacer", finaliza el consejero delegado de Sila Nanotechnologies. Este artículo fue publicado originalmente en BI Prime.

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