Menos 'thriller' y romance, más miniseries, deportes, anime, 'western' y no ficción: el contexto socioeconómico reajusta los géneros televisivos más demandados por el público tras la pandemia

Naomi Watts como Nora Brannock en 'The Watcher'.
Naomi Watts como Nora Brannock en 'The Watcher'.

ERIC LIEBOWITZ/NETFLIX

  • Los últimos tres años han sido una concatenación de retos vitales —pandemia, guerra en Ucrania y crisis económica— para la población. Y eso se ha dejado notar en el tipo de contenidos que se consumen en plataformas de streaming como Netflix. 
  • La incertidumbre, monotonía y el hartazgo han disparado ciertos subgéneros y nichos en los últimos meses, dejando cada vez más atrás las fórmulas televisivas clásicas. Queda por ver si esa tendencia se mantendrá en 2023.

Con la generalización del consumo de video bajo demanda el espectador se ha convertido en dueño y señor de su propio entretenimiento, a partir de la oferta que le proponen las plataformas que tiene contratadas. 

Se trata de una libertad a medias, condicionada por el catálogo disponible, los sistemas de recomendación y las campañas de marketing que acompañan a los estrenos. En las decisiones de visionado, además, existe un factor subjetivo fundamental: las emociones del espectador y el contexto que le rodea. 

En este sentido, los últimos tres años han sido una concatenación de retos vitales para la población que han tenido su reflejo en el género de los contenidos televisivos más demandados. 

El factor emocional 

El factor emocional es, en realidad, un camino de doble dirección. Lo que uno ve condiciona el estado de ánimo, un fenómeno analizado a nivel académico que explica, por ejemplo, que al visionado de comedias o películas alegres le sigan estados de ánimo mucho más positivos que los que registran aquellas personas que ven un drama o una película violenta. El proceso también funciona a la inversa, es decir, un contenido se ve o se descarta en función de cómo el espectador cree que influenciará su estado anímico. 

La necesidad de “desconectar” después de un largo día de trabajo o querer ver algo que haga nos haga reír cuando estamos un poco melancólicos es la cara más visible de este fenómeno. 

Este componente emocional, de hecho, se tiene cada vez más en cuenta a la hora de mejorar la experiencia de usuario. Es lo que orientó, por ejemplo, la decisión de Netflix de acortar el metraje de los tráilers para que el cliente pudiese hacerse una idea del contenido mucho más rápido que con un tráiler de metraje normal. 

Fotograma de 'The Crown'

Deportes, miniseries, no ficción, western y anime, géneros ganadores de la pandemia 

La situación vivida por la población durante los últimos años y su influencia sobre el estado de ánimo han tenido una proyección clara en las tendencias de consumo televisivo. Así lo confirman los datos de Whip Media, obtenidos a partir de los hábitos de los usuarios de la aplicación TV Time en todo el mundo. Según la consultora, el tipo de escapismo audiovisual que se buscó durante la pandemia introdujo ciertos cambios que ahora, en plena crisis económica, siguen ganando terreno. 

Géneros pospandemia

Whip Media

El primer año de pandemia estuvo muy condicionado por la inercia de los géneros estrella. El dominio del thriller (y sus distintos subgéneros), el drama o la acción queda plasmado en unas estadísticas de consumo aplastantes año tras año (entre el 70-90%, según Whip Media). 

El peso específico de estos géneros dentro de los catálogos y la elevada demanda del público sigue siendo evidente hoy en día. Como apunta Jeni Hatfield Benhain, responsable de Soluciones para Clientes en Whip Media "dada la popularidad masiva de estos géneros, no existe demasiado margen para el crecimiento". 

Es a partir de 2021 cuando comienza a evidenciarse un cambio que apalanca ligeramente los géneros clásicos y eleva la demanda por productos no tan populares hasta ese momento. Las necesidades de una población sumida en un estado de incertidumbre, monotonía y hartazgo dispararon el descubrimiento y, por extensión, el crecimiento en el nicho y en los subgéneros. 

"Todo indica que este crecimiento seguirá", afirma Hatfield Benhain, que destaca especialmente el incremento en el consumo de contenido deportivo, impulsado en su opinión por "la gran popularidad de series como Ted Lasso y Cobra Kai junto con varias docuseries sobre las vidas de atletas y equipos famosos, como The Last Dance o Fórmula 1"

El factor popularidad también ayuda a explicar el repunte de las miniseries. El impulso que ha recibido el género, gracias a productos como Inventing Anna, Maid, White Lotus, Mare of Easttown, y The Dropout, es evidente. Existe otro factor, más allá de las series fenómeno y de las historias que tratan (que es bastante diverso): el cansancio de las fórmulas televisivas clásicas, con varias temporadas y episodios por temporada.

Naomi Watts como Nora Brannock en 'The watcher'

La pandemia también encumbró el escapismo a través de la vida de otros. Es la base de la gran popularidad que tuvieron los formatos de no ficción cuya estela ascendente ha continuado también ahora, en tiempos de crisis económica. Para Jeni Hatfield Benhain existe otro elemento que conviene tener en cuenta, directamente relacionado con suministro de este tipo de contenidos. 

"La no ficción, incluyendo realities y concursos, vio aumentada su consumo porque en pandemia se podían producir mucho más rápido que la ficción". La demostración de su éxito explica la continuidad de esta tendencia, vinculada al refuerzo de su producción. "Las plataformas han abrazado este tipo de géneros ya que les permite ofrece un producto que atrae a los usuarios". 

Los datos de Whip Media también constatan repuntes significativos en subgéneros como el anime (impulsado por series como One Piece, Attack on Titan, My Hero Academia, y Naruto Shippuden) y el western, con series como Westworld y Yellowstone como buques insignia. 

El nuevo año está a la vuelta de la esquina y las series de televisión más anticipadas están bastante más alineadas con los géneros clásicos que con estos géneros emergentes. Queda por ver si la demanda del consumidor logrará imponerse y seguir alimentando esta nueva órbita de intereses en lo que a géneros televisivos se refiere.  

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