La subida generalizada de los precios desata la alarma: la pobreza alimentaria empieza a expandirse tan rápido como el COVID-19

Pobreza alimentaria

Reuters

  • A medida que la pandemia avanza y causa estragos en la economía, crece la preocupación por el hambre y la desnutrición en todo el mundo.
  • Solo en Estados Unidos, la crisis del COVID-19 ha empujado a 13,2 millones de personas a una situación vulnerabilidad alimentaria.
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Que aumente el precio de los alimentos en plena pandemia, asolando cada rincón del mundo es, de lejos, un panorama preocupante y, por desgracia, real. Tal como recoge un reportaje de Bloomberg, el aumento generalizado del precio de los alimentos está pasando factura a los colectivos más vulnerables, donde la desnutrición comienza a expandirse tan rápido como el COVID-19.

Este medio apunta a las subidas del tofu, que es un 30% más caro que en el mes de diciembre. En Brasil, la situación no es mejor: el precio de los frijoles de base local aumentó un 54% respecto a enero de 2020 mientras que, en Rusia, los consumidores están pagando por el azúcar un 61% más que hace un año.

Esta subida generalizada de los precios también afectará a los consumidores de Estados Unidos, Canadá y Europa. Todo esto se debe, en parte, a que muchas empresas se han encontrado muchos escollos respecto al transporte. Una situación que se ha traducido en un mayor coste en ciertos alimentos.  

Ante este panorama, el director del laboratorio de análisis agroalimentario de la Universidad de Dalhousie (Canadá) alerta que la gente "tendrá que acostumbrarse a pagar más por la comida". La situación, además apunta, no tiene visos de mejorar. 

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De hecho, la situación económica lleva cebándose meses con el colectivo más vulnerable de la sociedad. De hecho, en Reino Unido, Trussell Trust entregó un récord de 2.600 paquetes de alimentos al día a los niños durante los primeros 6 meses de la pandemia.

La situación en Estados Unidos no es mejor: la crisis del COVID-19 empujó a 13,2 millones de personas a una situación vulnerabilidad alimentaria, lo que supone un aumento del 35% respecto a 2018, a tenor de las estimaciones que realiza Feeding America, la organización que combate el hambre más grande del país.

Los precios en esta región subieron cerca del 3% a finales de 2020, según Nielsen. Esta cifra, aunque puede parecer reducida, no lo es tanto cuando se trata de familias, en muchos casos, al límite de sus posibilidades. Sin ir más lejos, los estadounidenses más pobres ya gastan el 36% de sus ingresos en alimentos, según los datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. 

Asimismo, las condiciones meteorológicas adversas, sumadas al aumento de la demanda y a una cadena de suministro afectada por el COVID-19, no hacen sino aumentar el precio de alimentos básicos como los cereales, las semillas de girasol, la soja o el azúcar. Esto supone hablar de un nuevo máximo en los precios mundiales. 

Desde aranceles a 'carne cultivada': la solución de los gobiernos

Ante este contexto, los gobiernos tratan de buscar fórmulas. Por ejemplo, Rusia y Argentina han restringido los precios de ciertos alimentos básicos y han impuesto aranceles a las exportaciones en un intento de contener los precios internos de los alimentos.

Por su parte, Francia planea aumentar su producción de cultivos ricos en proteínas para reducir la dependencia de las importaciones de soja, mientras que Singapur se ha convertido recientemente en el primer país en aprobar las ventas decarne cultivada en laboratorio al tiempo que presiona para aumentar su capacidad alimentaria nacional.

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En este misma línea, en España ya hay en marcha un proyecto: la empresa Biotech Foods ya cuenta con el apoyo del Gobierno y Europa. Entre las innumerables ventajas que ofrece este tipo de producción está sin duda la sostenibilidad, ya que la carne cultivada consigue una alta producción con muy pocos animales: con una sola biopsia por animal puede crear la carne equivalente a 50 cerdos.

Estados Unidos busca amplias medidas de estímulo económico. La semana pasada, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, apuntó a la inseguridad alimentaria como un ejemplo de cómo la pandemia ha afectado a las comunidades más vulnerables y, sobre todo, como un motivo más para que la economía se ponga en marcha de nuevo.

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