Para algunos animales los incendios aportan más beneficios de los que a simple vista puede parecer

  • Algunos animales no solo sobreviven a los incendios, también los aprovechan de la manera más sorprendente.
  • Los animales de pequeño tamaño se esconden entre las rocas, mientras que los más grandes corren hasta los arroyos y lagos,
  • Hay quienes aprovechan para reproducirse o expandir su territorio.

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Cuando te fijas en las secuelas de un incendio forestal, podrías llegar a pensar que no hay nada peor en ello. Después de todo, destruye las casas, desplaza a miles de personas y animales e incinera millares de hectáreas. Pero, lo creas o no, los incendios forestales tienen más cosas buenas de las que parecen a primera vista. Por ejemplo, algunos animales salvajes no solo sobreviven a las llamas, sino que prosperan a la estela del fuego.

En 2001, los incendios forestales en Nuevo México destruyeron el hábitat de la salamandra de la Sierra de Jémez, en peligro de extinción, pero su población sobrevivió escondiéndose en los rincones de las rocas. Resulta que muchos anfibios u otros animales más pequeños que no logran escaparse de las llamas se cubren en troncos, bajo las rocas o enterrándose en la tierra.

En el otro extremo del espectro, los animales grandes como los alces huyen hacia los arroyos o lagos para protegerse. Otros animales, por el contrario, no tienen tanta suerte. Los koalas, por ejemplo, se arrastran instintivamente por los árboles, quedándose atrapados en las llamas.

Pero los incendios forestales no solo son una amenaza. También son una oportunidad, especialmente para depredadores como los osos, los mapaches y rapaces que cazan a las criaturas que intentan escapar. De hecho, los investigadores incluso han llegado a ver aves de rapiña provocar intencionadamente incendios para eliminar a sus presas. Sin embargo, los beneficios reales de los incendios vienen después de que las llamas se apagan. Los pinos, por ejemplo, abren sus conos cerosos y liberan sus semillas durante el incendio. Pero son las cenizas que el fuego deja atrás las que fertilizan el suelo para que las semillas puedan crecer. Además, el fuego elimina los escombros, así como las plantas muertes y enfermas, lo que expone el suelo a más luz solar durante el proceso. Esto ayuda a que las plántulas broten y a veces incluso a que puedan desovar miles de flores tras el paso del fuego.

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Y muchos animales también se aprovechan del bosque recién quemado. Los restos carbonizados de los árboles proporcionan el hábitat perfecto para los insectos y la vida silvestre. Las avispas de la madera, por ejemplo, dependen de los árboles quemados para poner sus huevos. Y ortos animales, como los pájaros carpinteros de lomo negro, buscarán activamente los bosques quemados para comer un bocado de lo más sabroso. Se pegan un atracón de los escarabajos que viven en los árboles muertos y luego hacen sus hogares con la corteza ennegrecida. Y, aunque este delicado equilibrio entre la destrucción y el nuevo crecimiento haya sido una forma de vida durante milenios, la interferencia humana está cambiando esto. En el último siglo, sofocamos los incendios forestales.

Así, los bosques se han ido desbordando y han contenido mucha madera muerta esperando a ser incendiada. Esto, junto con el aumento de la temperatura y la sequía, h ahecho que los incendios forestales sean más devastadores y frecuentes que nunca en lugares como California. Se ha hecho mucho más difícil el hecho de que las plantas y los animales rebroten como antes. Por lo tanto, si no empezamos a limpiar la vegetación muerta y a ayudar a que los incendios sigan su curso natural, podríamos terminar amenazando a los bosques ya la vida silvestres más de lo que cualquier incendio podría hacerlo.

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