Suecia sigue sin recomendar el uso de las mascarillas, a pesar de las advertencias de la OMS y del aumento de casos

Una multitud de gente sin mascarilla en Malmo, Suecia, durante una cola de calor el mes de junio
Johan Nilsson/TT News Agency/via REUTERS
  • Suecia apostó desde el principio por una gestión muy diferente de la pandemia del coronavirus, sin recomendación del uso de la mascarilla y sin confinamiento, con restaurantes, tiendas, gimnasios y colegios abiertos.
  • A pesar de estar experimentando cierto aumento en el número de contagios, 849,1 por cada 100.000 habitantes, siguen sin dar su brazo a torcer.
  • Johan Carlson, el director general de la Agencia de Salud Pública de Suecia, teme que su utilización podría conducir a la relajación de otras medidas tan importantes como el distanciamiento social y añade que en países donde es obligatoria siguen aumentando los casos.
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Suecia ha tenido una gestión muy diferente de la pandemia del coronavirus con respecto al resto de países europeos, sin recomendación del uso de la mascarilla y sin confinamiento.

A pesar de la insistencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el uso de mascarilla en espacios donde no se pueda cumplir con el distanciamiento social recomendado, Suecia sigue a la negativa.

El país escandinavo apostó por mantener restaurantes, tiendas, gimnasios y colegios abiertos durante la primera oleada del virus y, a pesar de que no alcanzaron cifras desorbitadas de contagios, ahora hay indicios de que esas tasas están aumentando.

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Suecia cuenta ahora mismo con una tasa de contagio relativamente alta, de unos 849,1 por cada 100.000 habitantes, según fuentes de El País, que está incluso por encima de la de España (779 contagios por cada 100.000 habitantes). Eso sí, la incidencia en Suecia en las dos últimas semanas no es tan grande como en España: nuestro país acumula 132 contagios por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, liderando una clasificación europea en la que Suecia ocupa el sexto lugar, con 39 infectados por cada 100.000 habitantes en las dos últimas semanas.

A pesar de que muchos países como España o Francia ya han implantado el uso obligatorio de mascarillas, con el crecimiento de los rebrotes, y el resto de países escandinavos, como Noruega o Dinamarca ya han empezado a usarlas en el transporte público, de momento, Suecia sigue debatiendo la situación.

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Johan Carlson, el director general de la Agencia de Salud Pública de Suecia, teme que su utilización podría conducir a la relajación de otras medidas tan importantes como el distanciamiento social.

"En España, Francia y otros lugares, los casos han aumentado significativamente a pesar del uso obligatorio de mascarillas", argumentaba hace unos días en una rueda de prensa en Estocolmo. “Es difícil entender lo que está sucediendo, ¿es que se está haciendo un mal uso de las mascarillas? Probablemente sí. ¿Podrían las mascarillas desplazar la idea de necesidad del distanciamiento social? También es posible", reflexionó, tal y como recoge Bloomberg.

Además, otro experto en el tema, el epidemiólogo estatal sueco, Anders Tegnell, coincide con Carlson en que es peligroso pensar que las mascarillas podrían cambiar las reglas del juego cuando se trata de coronavirus, según ha explicado al Financial Times.

En Suecia también existe una gran confianza en las autoridades por parte de los ciudadanos. “Cuando la agencia de salud sueca dice que no hay razón para usar mascarillas, la gente no las usa”, comenta al periódico británico Jonas Ludvigsson, profesor de epidemiología clínica en el Instituto Karolinska en Estocolmo. "En otros países, donde la confianza es menor y no recomiendan usarlas, la población puede hacerlo de todos modos".

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El profesor achaca este cambio en la idea del uso de la mascarilla, por parte de países como Dinamarca o Noruega, a su forma de gobierno, y explica que muchos políticos, a veces, para ganar poder y lucir fuertes, no toman decisiones basadas en evidencias científicas.

No obstante, el director general de la Agencia de Salud Pública ha comentado que el debate en torno al uso de los cobertores faciales está lejos de acabar y que todavía están trabajando en saber si son realmente útiles y en qué situaciones.

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