Está en la miel, las frutas o el azúcar de mesa, y los científicos acaban de relacionarla con el alzhéimer

Esta sustancia tan presente en tu dieta podría ser uno de los motores del alzhéimer

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  • Una investigación publicada en la revista American Journal of Clinical Nutrition relaciona la fructosa producida en el cerebro con inflamación cerebral y mayor riesgo de alzhéimer a largo plazo. 
  • Las ratas de laboratorio alimentadas con fructosa durante mucho tiempo tienen fallos de memoria y orientación, y empiezan a producir proteínas tau y beta-amiloide en el cerebro, propias de la enfermedad neurodegenerativa.

A los recientes descubrimientos sobre el origen, la detección y los factores de riesgo del alzhéimer, se suman nuevos datos que apuntan a la influencia de la dieta en la aparición de esta enfermedad neurodegenerativa: un posible motor del alzhéimer sería la fructosa.

La fructosa es un tipo azúcar natural, un monosacárido que forma parte de los carbohidratos y que es metabolizado en gran medida por el hígado. Se halla en alimentos como los vegetales, las frutas y la miel, pero también es un componente básico del azúcar de mesa, y el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa se trata de uno de los edulcorantes más usados- 

La fructosa ha sido fundamental para la supervivencia desde el comienzo de la existencia humana: estudios previos apuntan a que este azúcar en el cerebro desencadenaba un mecanismo clave para que nuestros antepasados buscasen alimento. La fructosa inhibe algunas partes del metabolismo cerebral, como la atención al paso del tiempo y distracciones como los recuerdos recientes.

 

Dicho de otro modo, la desconexión permite fomentar el comportamiento exploratorio y de riesgo, poner el foco en la supervivencia y buscar alimento. Lo que sucede es que cuando este interruptor está permanentemente encendido, como sucede en la actualidad, el ser humano tiende a comer más alimentos ricos en grasas, azúcar y sal de los que necesita para producir más fructosa.

La reducción del metabolismo cerebral era anteriormente reversible y su fin era beneficioso, pero si se convierte en crónica y persistente, aparece una atrofia cerebral progresiva y pérdida de neuronas.

Así, el mecanismo producido por el metabolismo constante de la fructosa podría contribuir a la inflamación cerebral y sentar las condiciones propicias para que se desarrolle la enfermedad de alzhéimer, detalla una investigación publicada en la revista American Journal of Clinical Nutrition.

Los efectos de la fructosa y el ácido úrico provocan que se acumulen proteínas relacionadas con el alzhéimer

Según esta hipótesis, los efectos de la fructosa y su subproducto, el ácido úrico intracelular, provocan la acumulación de proteínas relacionadas con el alzhéimer. 

Entre los efectos de este azúcar destacan un menor flujo sanguíneo a la corteza cerebral, el hipocampo y el tálamo, y mayor flujo sanguíneo alrededor de la corteza visual, relacionada con la respuesta de recompensa ante la comida. Además, en la producción de fructosa intervienen otros factores como el consumo de alcohol

Si fallan las células cerebrales llamadas astrocitos, se produce la acumulación de placa amiloide vinculada a esta enfermedad. 

La investigación revela dos datos: tanto la presencia de altos niveles de fructosa en el cerebro de pacientes de alzhéimer como la mayor producción de proteínas tau y beta amiloide en ratas de laboratorio alimentadas a lo largo del tiempo con dietas elevadas en fructosa.

"Defendemos que la enfermedad de Alzheimer depende de la dieta", afirma Richard Johnson, nefrólogo del Centro Médico Anschutz de la Universidad de Colorado. 

El siguiente paso sería realizar ensayos tanto dietéticos como farmacológicos para reducir la exposición a la fructosa o bloquear su metabolismo para explorar si es beneficioso para prevenir, bloquear o tratar esta enfermedad. 

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