Así es cómo las teorías conspirativas antivacunas están poniendo a prueba los lazos familiares y rompiendo amistades en todo el mundo

Naina Bhardwaj,
Activistas antivacunas protestan frente a la Casa del Estado de Massachusetts en Boston el 30 de agosto de 2020 y un trabajador del personal entrega una dosis de la vacuna COVID-19 a un paciente en Fenway Park en Boston el 29 de enero de 2021.
Activistas antivacunas protestan frente a la Casa del Estado de Massachusetts en Boston el 30 de agosto de 2020 y un trabajador del personal entrega una dosis de la vacuna COVID-19 a un paciente en Fenway Park en Boston el 29 de enero de 2021.
  • El fenómeno de las ideas antivacunas dividen a familiares y amigos, siendo nombrada por la OMS como una de las 10 principales amenazas para la salud mundial.
  • El punto final de la nueva narrativa antivacunas es apropiarse indebidamente de la memoria del genocidio nazi de Hitler.
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La ansiedad por la vacunación masiva es la más alta en la comunidad negra de EEUU, cuya memoria histórica está marcada por experimentos históricos y poco éticos, incluido el notorio estudio de Tuskegee. Cllr Kieron Williams, líder del Southwark Council, ha comentado que estaba jugando con la vida y los temores de las personas con mayor riesgo de contraer el virus.

Un trabajador de la construcción de 37 años llamado Paul que vive en Glasgow (Escocia) se peleó con su familia el día de Navidad por sus opiniones antivacunas.

"Con la exención del encierro por Navidad en Escocia, estaba muy emocionado de volver a ver a mi familia después de un año tan difícil", explica Paul a Business Insider. "Empezamos a discutir sobre la fecha en la que pensábamos que todo volvería a la normalidad y mencioné que no podía esperar para ponerme la vacuna contra el coronavirus".

"Entonces mi cuñada proclamó en voz alta que no se pondría ninguna de ellas porque no pondría algo con tanto mercurio en su cuerpo", continuó Paul. "Cuando traté de explicarle los beneficios de las vacunas, se sintió aún más frustrada y básicamente no he vuelto a hablar con ella, ni con mi hermano desde entonces".

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La historia de Paul sobre las teorías conspirativas antivacunas que abren una brecha entre la familia y los amigos es, como la pandemia del coronavirus, global.

Azeza, una estudiante de derecho de 22 años de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) ha explicado a Business Insider que también perdió a 2 buenos amigos en un acalorado debate.

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"La primera discusión fue en noviembre, hablando sobre coronavirus y vacunas. Ahí empezaron a decir que no se la pensaban poner y que la vacuna era un microchip", explica Azeza. "Me enseñaron un clip de una teoría de YouTube y también me dijeron que se había discutido en su iglesia. Me bloquearon".

'La obra del diablo'

A medida que se implementan las vacunas contra el COVID-19, los escépticos han recurrido a las redes sociales para compartir su credo antivacunas.

Después de haber pasado 2020 advirtiendo que el coronavirus era una conspiración 'plandemia', que la PCR daba un 93% de falsos negativos y que los que no estaban de acuerdo eran 'ovejas', con el lanzamiento de la vacunación masiva ahora se han convertido en el foco de interés.

Las opiniones contra la vacunación se remontan al siglo XVIII y al descubrimiento de la primera vacuna contra la viruela. En Estados Unidos, los líderes religiosos las condenaron como 'obra del diablo'.

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El movimiento antivacunas contemporáneo nació en 1998 cuando un estudio británico de Andrew Wakefield vinculó la vacuna MMR con el autismo.

Holly, una ingeniera espacial de 42 años de Houston (Texas) contó que se peleó con su prima y no habló con ella durante años después de decir que no vacunaría a hijo de 2 meses.

Su prima dijo que sus amigos en Facebook habían explicado que sus hijos comenzaron a actuar de manera extraña o diferente después de vacunarse.

Andrew Wakefield junto a su esposa Carmel se dirige a los medios de comunicación en los terrenos del Consejo Médico General (GMC) en Londres el 28 de enero de 2010.
Andrew Wakefield junto a su esposa Carmel se dirige a los medios de comunicación en los terrenos del Consejo Médico General (GMC) en Londres el 28 de enero de 2010.

"Le dije que tampoco era justo para su hijo si este enfermaba", cuenta Holly. "A ella no parecía importarle ni pensaba que era un problema".

Aunque el estudio de Wakefield ha sido desacreditado desde entonces y su licencia médica ha sido revocada, el sentimiento antivacunas ahora está alimentando la oposición a la distribución masiva de inyecciones de COVID-19.

'Un tiempo extraordinario'

En 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) predijo que la negativa ante las vacunas se convertiría en una de las 10 principales amenazas para la salud mundial junto con el ébola, el VIH y la fiebre del dengue.

Los conceptos erróneos comunes y las ansiedades por las vacunas incluyen:

  • Las vacunas pueden causar efectos secundarios graves y enfermedades.
  • No se puede confiar en expertos y médicos.
  • Una creencia en teorías de conspiración generalizadas.
  • Preocupaciones de que va en contra de los derechos humanos.
  • Miedo a las agujas.

Más de una cuarta parte de los estadounidenses dicen que, definitivamente o probablemente, no recibirán la vacuna COVID-19, según la última investigación de mercado de Kantar, y más de un tercio no opinan que las vacunas sean seguras. La cifra es de casi 4 de cada 10 personas en Francia.

Los jóvenes son los que más se niegan. Solo el 32% de los jóvenes de 18 a 24 años en 7 países dijeron que definitivamente se vacunarían.

"Es un momento extraordinario con respecto a las vacunas porque es la primera vez que se pone a disposición del público en general mediante una autorización de uso de emergencia", explica el doctor Douglas Opel, director de Ética Clínica del Seattle Children's Hospital.

Agregó que las principales preocupaciones que había escuchado eran que el desarrollo de las vacunas COVID-19 había sido demasiado rápido para ser seguro. También existen conceptos erróneos sobre la gravedad del virus.

"Creo que hay que hacer una distinción entre la renuencia a aceptar una vacuna contra el coronavirus y la vacilación con respecto a las vacunas generales. Sin embargo, creo que la superposición es la confianza, confianza en los sistemas que desarrollan, aprueban y controlan las vacunas, así como personas que los recomiendan y respaldan", agrega Opel.

El experimento de Tuskegee

El presidente Bill Clinton y el vicepresidente Al Gore ayudan a Herman Shaw, de 94 años, sobreviviente del experimento de Tuskegee, durante una conferencia de prensa el 16 de mayo de 1997.
El presidente Bill Clinton y el vicepresidente Al Gore ayudan a Herman Shaw, de 94 años, sobreviviente del experimento de Tuskegee, durante una conferencia de prensa el 16 de mayo de 1997.

El experimento de Tuskegee comenzó en 1932 cuando a 600 hombres negros se les prometió atención médica gratuita para participar en un estudio en lo que entonces era el Instituto Tuskegee en el condado de Macon (Alabama).

Dirigido por el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos (PHS), se les dijo a los participantes que estaban siendo tratados por "mala sangre", un término comúnmente utilizado en el área local en ese momento para referirse a una variedad de dolencias.

Sin embargo, en realidad estaban siendo monitorizados por trabajadores de la salud y los 399 con sífilis no recibieron penicilina a pesar de que se convirtió en el tratamiento recomendado en 1945 mientras el estudio estaba en curso.

El 16 de mayo de 1997, el presidente Clinton se disculpó formalmente por el estudio de Tuskegee sobre la sífilis no tratada en el hombre negro.

El doctor Fauci explicó que las comunidades de color siguen volviendo y contando la historia de Tuskegee, que no pueden ni deben olvidarla porque sucedió y fue vergonzoso.

Los activistas antivacunas ahora buscan explotar el racismo médico y lo califican como el "nuevo apartheid".

'La desinformación mata'

El punto final de la nueva narrativa antivacunas es apropiarse indebidamente de la memoria del genocidio nazi de Hitler.

El jueves, Piers Corbyn, hermano mayor del exlíder laborista del Reino Unido, Jeremy Corbyn, fue arrestado por distribuir folletos que comparaban el lanzamiento de la vacuna del COVID-19 con el transporte de judíos a Auschwitz.

Los folletos tienen un dibujo del campo de exterminio en Polonia, cambiando el eslogan de sus puertas: "Arbeit Macht Frei" o "el trabajo te libera" por "las vacunas son un camino seguro hacia la libertad".

Folletos antivacunas distribuidos por Piers Corbyn.
Folletos antivacunas distribuidos por Piers Corbyn.

El torrente de información errónea ha aumentado la presión sobre las empresas de redes sociales para que actúen.

"La eliminación de las plataformas de Trump muestra que comprenden el impacto que pueden tener en el mundo real", apunta el director ejecutivo de CCDH Imran Ahmed.

BI

TikTok anunció esta semana que la aplicación introduciría avisos publicitarios sobre "contenido falso, engañoso o no auténtico" para limitar la difusión de dicha información errónea mientras se revisa para su eliminación.

Cuando se le preguntó si estaba de acuerdo con la opinión de la Royal Society y la Academia Británica de que difundir mensajes antivacunas debería convertirse en un delito en el Reino Unido, Ahmed dijo que la información errónea mata a la gente y que es absolutamente criminal.

"Es como si hubiera una web antisemita, la libertad de expresión se convertiría en un discurso de odio, por lo que las redes sociales deben limpiar su actuación", comenta el doctor Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital de Niños de Filadelfia.

Mientras tanto, este extremismo está pasando factura a familias y grupos de amigos, donde las discusiones son cada vez más amargas.

Azeza dijo que la última pelea con amigos fue personal y molesta, diciendo que el coronavirus no existe.

"Dijeron que no les importaba, solo les importaba la conspiración. Incluso dijeron que el gobierno pagaba a los fallecidos de COVID-19. Esto dolió mucho porque perdí a mi querido tío el 31 de diciembre y ellos lo sabían", cuenta Azeza.

'Necesitamos ser más amables y empáticos'

Ethan Lindenberger, de 20 años, un destacado defensor de las vacunas de Norwalk (Ohio) apareció por primera vez en los titulares cuando decidió vacunarse en contra de los deseos de su madre cuando cumplió 18 años en 2018.

"Ella estaba asustada, emocional y confundida. No entendía por qué quería vacunarme, me preguntaba cómo me sentía todo el tiempo, como si esperara que me enfermara", ha contado a Ethan Business Insider. "Ella se mudó a Texas ahora, pero puedo ver en sus redes sociales que ahora está cayendo en la trampa de las teorías de conspiración sobre el coronavirus".

Cuando se le preguntó si el tema de las vacunas es algo que debe discutirse con familiares y amigos a pesar del potencial de dañar las relaciones, Lindenberger ha opinado que debe ser una conversación diaria, porque son un problema médico, no político.

"Necesitamos ser más amables y empáticos, y es importante que entendamos por qué la gente cree en algo", añade Ethan.

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