Terrores nocturnos: qué son, causas y qué hacer cuando se sufren

Terror nocturno, pesadilla
  • Los terrores nocturnos son episodios en los que una persona muestra signos de pánico mientras duerme. A diferencia de las pesadillas ocurren en la fase no REM y no suelen recordarse al día siguiente.
  • Desencadenados por diversas causas, y más frecuente en niños que adultos, mantener una buena higiene del sueño suele ser una forma efectiva de tratarlos.
  • Nunca intentes despertar a una persona que lo sufre, al estar dormida no te reconocerá y sentirá mayor desconcierto, lo que puede alargar el suceso.
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Te despiertas con sudores, ansiedad y nervioso. Acabas de tener una pesadilla y recuerdas todo lo horrible que pasaba en ella.

Pero puede ocurrir que mientras duermas muestres signos de pánico como gritos, patadas o llanto. Y  que lo hagas con los ojos abiertos, como si estuvieses despierto, pero en realidad no es así. Tras algunos minutos todo pasa y sigues durmiendo como si nada.

Acaba de suceder lo que se conoce como terror nocturno, una parasomnia, es decir, una experiencia no deseada durante el sueño que ocurre en la fase no REM. Son episodios que no suelen recordarse al día siguiente y aunque presenciarlos genere pavor, en la mayoría de los casos no entrañan motivos de preocupación, según la Clínica Mayo.

Síntomas

Los terrores nocturnos son muy frecuentes en niños y van desapareciendo con la edad. Aunque si eres adulto y los sufres no eres el único. Se estima que en torno al 2% de la población mayor de 18 años los sufre.

Clasificados como un trastorno de la excitación, suelen suceder durante el sueño NREM, por lo general, entre las primeras 3 a 4 horas de la noche.

Una persona que experimente un terror nocturno de repente comenzará a mostrar signos de pánico mientras duerme. Es posible que abra los ojos y parezca que algo en la habitación le aterra. Importante entender que durante este momento la persona sigue dormida, por lo que no responderá a cuidados ni es probable que reconozca a quien intente calmarle.

Según los especialistas, lo normal es que el episodio dure al rededor de 10 minutos, pero puede alargarse hasta los 30 o 40 minutos. Después del suceso la persona volverá a quedarse dormida profundamente sin recordar nada de lo ocurrido al día siguiente.

Sentarse en la cama y gritar suele ser uno de los primeros signos de terror nocturno. Otros síntomas son:

  • Mirar fijo y con los ojos muy abiertos
  • Transpirar, respirar pesadamente y tener el pulso acelerado, la cara ruborizada y las pupilas dilatadas
  • Patalear y pegar
  • Mostrar dificultad para despertarse y, si se logra, mostrarse confundido
  • Ser difícil de consolar
  • No recordar el suceso a la mañana siguiente o tener pocos recuerdos de este
  • Posiblemente, salir de la cama y correr por la casa o tener una conducta agresiva si se le impide el paso o se la contiene

Si bien no entrañan motivo de preocupación existen casos en los que se debería acudir al médico por terrores nocturnos. Si se dan con mucha frecuencia, interfieren en el descanso diario o incluso ponen en peligro la integridad de quien los experimenta es aconsejable consultar con un especialista.

Qué causa los terrores nocturnos

Pesadilla

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De acuerdo a la Fundación del Sueño de EEUU y el Servicio Nacional Sanitario británico (NHS), existe cierto componente genético en los terrores nocturnos, por lo que es más frecuente que se de en niños con antecedentes familiares.

Además, las personas que tienen otros trastornos del sueño como asma nocturna, apnea obstructiva del sueño, síndrome de piernas inquietas o reflujo gastroesofágico también muestran más tendencia a experimentarlos. En particular, la apnea obstructiva del sueño (AOS), un trastorno respiratorio, está presente en más de la mitad de los niños que son derivados al médico por terrores nocturnos.

Asimismo puede desencadenarse por cualquier elemento que favorezca una mayor cantidad de sueño profundo (como el cansancio, la fiebre o ciertos tipos de medicamentos) o un despertar en esta fase, (como el abuso del alcohol, el estrés o la ansiedad, cierta privación del sueño o migrañas).

Qué deberías hacer

La mayoría de los niños superarán naturalmente estos episodios a medida que crezcan y se desarrolle su sistema nervioso. No obstante si ocurren de manera muy frecuente puede ser adecuado ponerlo en manos de un especialista.

De manera similar sucede con adolescentes y adultos que continúan experimentando este trastorno. Un médico puede analizar si existe una causa subyacente que los genere y tratar ésta para aliviar con ello los terrores nocturnos.

Sobre cómo actuar ante una persona que lo está experimentando, los especialistas coinciden en señalar que nunca se debe intentar despertarla. Ya que esto podría generar mayor excitación y con ello alargar el episodio. 

Lo mejor por tanto es mantener la calma y esperar hasta que la persona se tranquilice. También es conveniente asegurarse de que las ventanas estén bien cerradas y que no hay objetos potencialmente peligrosos en la habitación.

Es posible que lo ocurrido no se recuerde a la mañana siguiente, pero desde el NHS señalan que en menores puede ser útil tener una conversación para averiguar si algo le preocupa y desencadena los episodios.

Dado que la privación del sueño es uno de los desencadenantes, mejorar la calidad del sueño suele ser una manera efectiva de tratar los terrores nocturnos. Por lo que será de ayuda tener una rutina relajante a la hora de acostarse.

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