Tesla paga a este hombre por probar sus coches en una pista de carreras

La última línea de defensa.
La última línea de defensa.
  • Como inspector de calidad de Tesla, Jeff Hickethier es el responsable de hacer las pruebas conducción de los vehículos eléctricos de Tesla cuando salen de la cadena de montaje.
  • Su trabajo consiste en estudiar cuidadosamente cada coche en busca de fallos que puedan comprometer la seguridad o disgustar a un cliente.
  • Lo ha hecho durante años y ahora enseña a los nuevos empleados a ser tan obsesivos con la calidad como él.

¿No es este un gran trabajo? Jeff Hickethier es inspector de calidad en Tesla. Se levanta antes del amanecer, monta en su BMW Serie 3, saluda al supercoche Audi R8 que reserva para el fin de semana y se dirige a la pista de pruebas que Tesla tiene en Fremont (California), al otro lado de la bahía de San Francisco.

La pista de pruebas, que parece un cordón de zapato anudado, tiene dos rectas con sendas curvas peraltadas en cada extremo. El Diablo Range se extiende hacia el este, y la fábrica de cincuenta hectáreas de Tesla copa las vistas hacia el oeste. Allí, las cadenas de montaje están dando forma al Model S y al Model X, y pronto empezarán a producir el Model 3 en grandes cantidades a partir de una nueva y automatizada cadena de montaje.

Llega un cuarto de hora antes de las seis de la mañana, aparca en el cada vez más repleto parking del fabricante y se dirige a la pista, un rastro grisáceo de alquitrán viejo que ha estado allí desde que la fábrica fuese propiedad conjunta de General Motors y de Toyota, en los años 80.

Tras algunas reuniones a primera hora de la mañana y quizás una rápida charla con algún ingeniero, Hickethier, un hombre fibrado en la cincuentena, cubierto de tatuajes y con el aire inconfundible de los oriundos de la bahía, pasará el día fuera, supervisando las pruebas de vehículos Tesla a medida que salen de la fábrica.

"La mayoría de empresas hacen pruebas por catas", explica. "Toman uno de miles de coches."

Tesla prueba mucho más. "Hay tantos controles de calidad que casi es absurdo," añade.

Hickethier, en su oficina.
Hickethier, en su oficina.

'Nos enseñan a fijarnos en cada detalle'

Hickethier (que lleva trabajando en Tesla seis años) y otra media docena de personas que trabajan para él someten a los vehículos a una serie de controles pensados para identificar posibles fallos.

"Lo que probamos son elementos como los ejes y los frenos", explica al volante de un nuevo Model S P100D. "Nos enseñan a fijarnos en cada detalle."

Leer más: Tesla puede estar a punto de sufrir el mismo destino que Ford en la década de 1950

Hickethier sabe de coches. Hace treinta años abrió un negocio de piezas de segunda mano en casa de sus padres. Después de haber dado tumbos por tiendas familiares se incorporó a una empresa mayor, lo ascendieron a gerente, vio cómo cerraba la empresa, se fue a otra y finalmente aterrizó en Tesla, donde en lugar de tratar con la clientela conduce coches eléctricos recién ensamblados y se fija en cada detalle.

"Lo que encuentro no suele ser nada por lo que un cliente se quejaría", explica.

Pero Hickethier sí que se queja. "A veces soy demasiado puntilloso", añade. "Me dicen: '¡Nadie se queja por eso! ¡Para un poco!'"

Para Hickethier, nunca se es demasiado puntilloso. Ni es bueno parar un poco: Él es la última línea de defensa para un fabricante sometido a escrutinio constante, y no va a dejar pasar un solo zumbido o crujido. Simplemente porque lleva lo suficiente en esto como para haber hiperdesarrollado sus sentidos para detectar problemas que seguramente no tienen mucha importancia.

Hay algo de espartano en la delicada firmeza de Hickethier y en su dedicación, algo que recuerda a la perfección. Tesla no está cerca de la quiebra, como lo llegó a estar en 2008: en 2017 se entregaron más de 100.000 vehículos y Hickethier se aseguró de que eran tan buenos como Tesla sea capaz de hacerlos.

La pista de Tesla.
La pista de Tesla.

Tesla sigue siendo una apuesta arriesgada

Al igual que el rey Leónidas ante aquel enorme ejército persa, la empresa para que Hickethier trabaja está acostumbrada a vencer con todo en contra. La perfección es la victoria. No se puede trabajar para la primera compañía automovilística de los Estados Unidos que nace en décadas, rodeada de competidores poderosos y con mucha más experiencia, y tomarse el control de calidad a la ligera.

Para Hickethier, gestionar el estrés es simplemente su trabajo. Somete a cada vehículo a una serie de pruebas, que van desde series de baches y trozos de metal para localizar componentes sueltos o errores en la suspensión hasta vueltas de velocidad en la pista, para así cerciorarse de que un Tesla puede responder a su fama de veloz. Todo mientras que escruta el coche en busca de errores casi invisibles como los que lleva años detectando. Suele tener a su lado a un aprendiz, tomando el testigo, o puede ir en el asiento del copiloto, transmitiendo su obsesión a la generación venidera.

Leer más: Que Apple compre Tesla no es ninguna idea descabellada: estas son las razones

No es un trabajo sencillo. Pero es tremendamente importante: el único otro empleado de Tesla que puede pasar tanto tiempo como él apartando coches es el director general, Elon Musk, también creador de la compañía y conocido por dormir en la fábrica mientras que Tesla estaba en el "limbo productivo."

No es algo que se le haya subido a la cabeza a Hickethier. Pero es consciente de su suerte. No le da demasiada importancia. Preguntado por si tiene el mejor trabajo de Tesla, da una respuesta lacónica.

"Probablemente", dice con una sonrisa, encogiéndose de hombros. "Sí, probablemente."

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.