Test masivos, rastreo de positivos y tecnología: así ha conseguido Asia avanzar en la desescalada sin sufrir rebrotes

La gente camina por un centro comercial en en Seúl, Corea del Sur, el 30 de abril de 2020.
La gente camina por un centro comercial en en Seúl, Corea del Sur, el 30 de abril de 2020.

La batalla frente al coronavirus se debate entre la necesidad de reactivar la economía y la libertad de movimiento de los ciudadanos frente al miedo a reactivar los contagios y desatar una segunda oleada del brote.

En este dilema, a medida que los países europeos comienza a plantear sus procesos de desescalada puede resultar adecuado poner el foco en ciertas regiones de Asia que hasta la fecha parecen haber logrado con éxito aligerar sus medidas restrictivas sin experimentar un repunte en sus casos.

Hong Kong, Singapur, y sobre todo, Corea del Sur son los tres ejemplos citados continuamente como casos de éxito. Los tres han mostrado una gran capacidad para lidiar contra el brote respondiendo con rapidez ante los primeros confirmados.

No solo eso, estas zonas asiáticas han comenzado en mayor o menor medida a retomar cierta normalidad sin experimentar nuevos picos de la enfermedad. Examinando su actuación, el éxito parece recaer en la implementación de una serie de medidas: realización de pruebas masivas, seguimiento de afectados y personas en contacto con ellos, y uso de la tecnología para informar sobre casos confirmados y puntos de infección.

Rastrear los casos para comprender de dónde vienen

Hong Kong cerró su frontera internacional a finales de marzo. Aquellos a los que se les permitió entrar tuvieron que pasar una cuarentena obligatoria. También se optó por aislar a los casos confirmados y sus contactos y se impuso cierto distanciamiento social y el cierre de algunos negocios. Pero no se llegó a establecer un confinamiento total.

Ahora este territorio chino ha anunciado sus planes para aliviar parte de las medidas de distanciamiento social, lo que permitirá la reapertura de colegios, cines, bares y salones de belleza a partir de la próxima semana. Antes ya había permitido abrir ciertos espacios deportivos, centros sociales e incluso accedió a permitir las reuniones de 4 personas.

El territorio chino no ha confirmado nuevas infecciones en 10 de los últimos 16 días. Estos casos pertenecen a casos importados, rápidamente puestos en cuarentena.

"Si tienes infecciones que vienen del exterior, debes pensar en ello de una manera", afirma el doctor Keiji Fukuda de la Universidad Hong Kong Fukuda a la cadena estadounidense CNBC. "Y si se están produciendo dentro del país, entonces tiene sentido pensar en ello de otra manera", comenta el experto sobre la necesidad de analizar el origen de los contactos para establecer políticas de actuación al respecto.

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Una lección bien aprendida por este territorio chino, ya que Hong Kong tuvo que encarar un repunte de la enfermedad tras permitir que muchos de sus residentes volvieran desde el extranjero a mediados de marzo. 

Algo similar le ocurrió a Singapur. El país mostró desde el primer momento una eficaz actuación ante sus primeros contagios, consiguiendo rápidamente reducir el número de casos locales, a través de rastro de afectados y aislamiento de los mismos. Igualmente a finales de marzo decidió cerrar su frontera con países afectados.

Pero ante tanta efectividad, se le pasó por alto un colectivo vulnerable que ha terminado generando un foco de enfermedad considerable desde el pasado mes de abril. Se trata de los miles de trabajadores extranjeros encargados de la mano de obra en Singapur que viven hacinados en edificios dormitorios donde el virus se ha extendido rápidamente.

El último informe de la situación habla de 768 casos nuevos detectados en el país, la mayoría de ellos siguen siendo trabajadores extranjeros, con tan solo 10 confirmados locales.

La importancia de las pruebas masivas

Corea del Sur es otro de los países que ha comenzado a dar pasos hacia una nueva normalidad tras el brote.

Al igual que Hong Kong, elpaís no llegó nunca a imponer el confinamiento total de sus ciudadanos. Incluso cuando llegó a situarse como uno de los países más afectados por el coronavirus, solo por detrás China.

En su lugar, el Gobierno de Seúl apostó desde el principio por realizar test masivos, confió en la colaboración ciudadana y se sirvió de la tecnología para rastrear a los casos confirmados y sus contactos directos. Una batería de medidas que mostraron su eficacia para controlar el número de afectados.

finales de febrero el país contabilizaba unas 500 nuevas infecciones diarias. Pero a partir del 7 de marzo los nuevos casos comenzaron a remitir drásticamenteDesde el pasado 19 de abril, la media de nuevos casos diarios se sitúa por debajo de 10. 

Parte de este éxito se debe a la realización de pruebas a gran escala llevada a cabo por el país, capaz de procesar hasta 15.000 test de diagnóstico diarios. 

Para lograrlo el Gobierno no dudó en implementar la producción masiva de kits de diagnóstico. Si en enero Corea del Sur contaba con 17 laboratorios de investigación que pudieran realizar las pruebas, en febrero el país esta cifra había aumentado hasta los 700 centros.

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A su vez, también se hizo uso de métodos novedosos, como la implantación de 50 estaciones de autoservicio donde realizar pruebas de contagio. Los test tardan unos 10 minutos y los resultados se envían posteriormente por SMS a cada persona.

Corea del Sur aprendió lecciones muy valiosas del Síndrome Respiratorio del Medio Oriente (MERS) que debió encarar en 2015. Tras aquel coronavirus, el Gobierno llevó a cabo una serie de medidas con el objetivo de poder afrontar de manera más efectiva posibles pandemias. 

De esta forma se aumentó el número de habitaciones de pacientes en cuidados intensivos y emergencias, se pidió a los hospitales que establecieran unidades para combatir nuevas enfermedades infecciosas y se revisaron las regulaciones para permitir un procedimiento de autorización rápido de kits de prueba.

Aplicaciones móviles que avisan de contagios en la zona e incluso publicación de historiales

El papel de la tecnología ha sido crucial en el éxito de Corea del Sur para mitigar los contagios. No sin falta de polémica.

Las alertas a través de los móviles llegan a diario a la población para advertir sobre zonas en las que se han detectado casos. Los datos incluyen información abierta sobre dónde viven los afectados o los lugares en los que estuvieron en los anteriores días. 

"Los historiales de viaje de los pacientes confirmados se hacen públicos y se realizan sesiones informativas dos veces al día", confirmaba el propio Kim Gang-lip viceministro de Salud de Corea del Sur, en rueda de prensa.

La medida va encaminada a permitir que aquellos que estuvieron expuestos a una posible infección al estar en los mismos lugares puedan ir a hacerse pruebas y aislarse si resultan positivos. Y así controlar la propagación del brote. Aunque la medida no está exenta de polémica.

"Una mujer de 60 años acaba de dar positivo. Haga clic en el enlace de los lugares que visitó antes de ser hospitalizada", indica uno de los mensajes llegados a los teléfonos, según explica The Guardian. Como muestra el reportaje del diario británico, algunas personas han dejado de acudir a ciertos lugares por temor a que se den a conocer si resultan afectadas.

Con estas medidas, a finales de abril Corea del Sur anunció una serie de recomendaciones para una "cuarentena de la vida cotidiana", con el objetivo de retomar la nueva normalidad. Medidas que han llegado a su fin a principios de mayo gracias a la estabilización de la enfermedad.

Bajo el nuevo sistema de distanciamiento que entra ahora en vigor, los ciudadanos surcoreanos podrán comer en grupo, acudir a reuniones y se prepara la reapertura de parques nacionales, galerías de arte, museos entre otras instalaciones.

En cambio, España comienza a plantearse su desescalada sin que se conozcan las medidas o herramientas (más allá del uso de mascarillas en el transporte público) asumidas por el Gobierno para prevenir y detectar contagios.

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