Desde los factores de riesgo hasta los interrogantes de las vacunas: un año de investigación sobre el COVID-19

Una imagen de la campaña de vacunación con una dosis de AstraZeneca

REUTERS/Yves Herman

  • La pandemia de coronavirus ha impulsado una actividad investigadora sin precedentes que ha ido revelando algunos de los datos más relevantes sobre el nuevo virus. 
  • Un informe del CSIC recopila todo lo que se sabe sobre el virus tras un año de investigación y las dudas que permanecen.
  • Desde las diferencias en la gravedad de los casos hasta los interrogantes sobre las vacunas: esto es todo lo que se sabe. 
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El coronavirus pilló al mundo por sorpresa hace ya más de un año y la ciencia inició una investigación a un ritmo y con un nivel de colaboración internacional sin precedentes que ha permitido ir conociendo algunos de los datos más relevantes sobre el virus. 

Cómo actuaba el virus, quién tenía más riesgo de infección, qué tratamientos funcionaban o el papel que jugaban los asintomáticos fueron algunas de las preguntas que urgía responder para dar respuesta a la pandemia que ha tenido en jaque a todos los países. 

Más de un año después, un informe recién publicado del CSIC recopila todo lo que se conoce hasta ahora y las dudas que sigue siendo urgente resolver para frenar la pandemia. 

La desigualdad en la vacunación de los países aumenta el riesgo de nuevas variantes

Desde las diferencias en la gravedad de los casos hasta los interrogantes sobre las vacunas: esto es todo lo que se sabe. 

La tranmisión área es clave en la propagación y los contagios se producen en la etapa asintomática 

Aunque el informe recoge que en un primer momento la transmisión por aerosoles fue descartada por los organismos, las nuevas investigaciones están señalando que esta juega un papel fundamental en la propagación del virus. 

"La transmisión se puede producir por contacto cercano entre personas, pero sobre todo en interiores, con mala ventilación, con más de una hora de exposición y en entornos familiares y de amistades", concluye el informe. 

Además, también han analizado cuándo se producen los contagios y las consecuencias que esto tiene para el control de los brotes. 

"Varios estudios indican que una parte importante de los pacientes infectados que han transmitido el virus (44% de los eventos analizados), lo han hecho durante el periodo pre-sintomático (hasta 2-3 días antes de mostrar los primeros síntomas)", advierte el informe. 

"De hecho, parece que la mayor capacidad infectiva se alcanza justo antes de mostrar los primeros síntomas", añade. 

Los autores señalan que esto tiene implicaciones a la hora de controlar los brote, ya que obliga a realizar labores de trazado y vigilancia intensivas que puedan detectar y aislar a todos los contactos independientemente de los síntomas. 

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En cuanto al papel de los asintomáticos, "se estima que representan alrededor de un 20-40% de los infectados" y  se ha documentado que sí son transmisores.

"Por tanto, hay una evidencia creciente que la trans- misión asociada a asintomáticos y a pre-sintomáticos es clave en el ‘éxito’ del SARS-CoV-2", concluye. 

Los niños tenían menos riesgo de sufrir coronavirus, aunque las variantes están cambiando ligeramente el escenario 

Entender cómo afecta el virus a la población infantil también ha sido clave para dirigir las medidas en los colegios y las actividades al aire libre. 

El informe destacaca que los niños suelen tener infecciones asintomáticas y la frecuencia de infecciones graves es mucho menor que los adultos en todos los niveles. 

En cuanto a la incidencia, "los estudios de contacto y los estudios de anticuerpos concuerdan en indicar que los niños se infectan con SARS-COV-2 menos frecuentemente que los adultos, incluso en los países que no han cerrado los colegios, aunque esto se podría deber a que han resuelto la infección sin generar anticuerpos o perdiéndolos rápidamente". 

En la adolescencia, sin embargo, la enfermedad impacta de una forma muy parecida a la infección en adultos. 

Un punto sobre el que todavía no hay conclusiones definitivas es sobre la infectividad de los niños en comparación con la de los adultos. Aunque algunos estudios apuntan a que es menor, no hay evidencias concluyentes. 

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En cualquier caso, el informe advierte de que las variantes emergentes podrían cambiar el panorama del coronavirus en relación con los menores. 

"Con la nueva variante B1.1.7 los niños siguen teniendo infecciones menos graves y menos frecuentes, pero el aumento de infectividad de la nueva variante es mayor para los niños que para los adultos (en un 20%), lo cual arroja nuevas preocupaciones", advierte. 

Estos son los factores de riesgo que podrían explicar la enfermedad grave y la mortalidad 

"Si hay contagios y casos a todas las edades, no sucede lo mismo con la mortalidad por millón de habitantes", reflexiona el informe. 

El primer gran factor de riesgo identificado con el que se ve una relación clara es la edad.  La mortalidad aumenta muy fuertemente con la edad, con valores de unas 3.000 veces mayores cuando se comparan el grupo de mayores de 80 años con el de los de 5 a14 años, explica el informe. 

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Por otro lado, las comorbilidades también aumentan el riesgo de enfermedad grave y el sexo también parece jugar un papel, ya que los hombres tienen peor poronóstico que las mujeres. 

Estos son algunos de los otros factores de riesgo conocidos: 

  • Fumar o haber fumado. 
  • Estar embarazada. 
  • El cáncer. 
  • Las cardiopatías importantes. 
  • Enfermedad renal crónica de cualquier grado de intensidad. 
  • EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). 
  • Inmunosupresión debida a transplante de médula ósea o de órganos.
  • Obesidad. 
  • Diabetes tipo 2. 
  • Síndrome de Down. 
  • Anemia falciforme. 
  • La coexistencia de varios de los factores. 

Encontrar el equilibrio para la respuesta inmunitaria ayudaría a desarrollar tratamientos 

Debido a la gran diferencia entre los cuadros clínicos de pacientes de aparentes perfiles similares, comprender cómo responde el sistema inmune a la infección ha sido otra de las prioridades de los investigadores. 

Además, interesa conocer cuánto podría durar la protección adquirida para estimar el riesgo de reinfección y extrapolar los resultados al desarrollo de las vacunas. 

Una de las características destacadas de la respuesta inmune al coronavirus es que puede generar unos fenómenos inflamatorios que provocan lo que se ha llamado “tormenta de citoquinas” que se ha observado en los pacientes de COVID-19 grave.

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Los autores del informe del CSIC aseguran que el fenomeno apoya el uso de terapias inmunosupresoras como los corticoides que ayudarían a regular la respuesta exagerada. 

"Necesitamos conocer mejor el delicado equilibro que se produce entre la respuesta anti-viral y los procesos inflamatorios para desarrollar biomarcadores y terapias eficientes para COVID-19", aseguran. 

En conjunto, el informe señala que la respuesta del sistema inmunitario es eficaz y contiene de forma adecuada al SARS-Cov-2 en la mayoría de las personas sanas e inmunocompetentes (80-85%) aunque otras personas pueden sufrir cuadros más graves, y en menor porcentaje, casos severos o muerte. 

Las limitaciones de las vacunas son variadas 

Poco más de un año después de que se iniciara la pandemia, la Unión Europea ya cuenta con 4 candidatos para su masiva campaña de vacunación con la que pretende alcanzar la inmunida de rebaño en verano. 

Esto ha sido gracias a un desarrollo de las vacunas a una velocidad sin precedentes impulsado por la inversión masiva.  

"El proceso de desarrollo de una vacuna suele tardar una década, pero los plazos de para la vacuna frente al SARS-CoV-2 se han reducido debido a la urgencia mundial de la pandemia. Aunque la fase III típicamente suele tomar entre 2 y 4 años de trabajo, se ha autorizado por los organismos reguladores la combinación en el tiempo de la fase III con la fase II", explica el informe. 

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Los autores recopilan las limitaciones a las que se han enfrentado las vacunas actualmente aprobadas contra el virus. 

  • La proteína S podría no ser la más eficaz: "Aunque todos incluyen la proteína S como antígeno, se han explorado distintas versiones del mismo. Además, es posible que para una inmunidad más potente se necesiten más proteínas del virus que no están incluidas en las vacunas más avanzadas".
  • Los ensayos en animales no han sido los óptimos: "En general, los datos preclínicos de eficacia se han obtenido con modelos animales que no son los mejores para el SARS-CoV-2, dado que la infección no causa una enfermedad muy leve o no enferman en absoluto. La causa principal ha sido que el mejor modelo animal a día de hoy, los ratones transgénicos que expresan la ACE2 humana (TghACE2), sólo ha estado disponible para la comunidad científica a partir de agosto de 2020".
  • Las vacunas podrían no proteger contra infección: "En estos modelos animales se observó una disminución del daño en pulmón y de los signos de enfermedad, pero no se obtuvo inmunidad esterilizante, dado que el virus se seguía detectando por ejemplo en fosas nasales. Estos datos abren la posibilidad de que estas vacunas no protejan eficazmente de la infección y, por tanto, se siga dando transmisión del virus desde individuos vacunados".
  • Se desconoce cuánta durará la inmunidad y el impacto de la vacuna en la inducción de células T: En general todos los candidatos vacunales más avanzados inducen buenos niveles de anticuerpos neutralizantes. Se desconoce en este momento si serán suficientes para inducir una inmunidad duradera. Así mismo, en general se han analizado con poco detalle las respuestas de células T, que en muchos casos eran débiles. Cuando se ha analizado, se ha visto un sesgo por respuestas Th1, lo que se ha considerado como algo positivo dado que un sesgo Th2 se relaciona con un aumento de la enfermedad a causa de la infección.
  • La administración nasal sería más eficaz: "La mayor parte de los candidatos vacunales contemplan la administración intramuscular. Sin embargo, se sabe que otras vías, como por ejemplo la intranasal, son más eficaces para conseguir inmunidad en mucosas y, por tanto, para evitar no sólo la enfermedad sino también la infección. Por ello, varios candi- datos vacunales en desarrollo están empezando ensayos clínicos para administración oral o intranasal".
  • La limitación en la fabricación está ralentizando la campaña: "Además de garantizar su eficacia y seguridad, los desarrolladores de la vacuna deberían asegurar que esté lista en cantidad suficiente en el momento de la aprobación, iniciando el proceso de fabricación durante los ensayos clínicos. Por otro lado, los fabricantes pierden recursos significativos si la aprobación no llega o si la vacuna ya no es necesaria en el mercado. Cuantas más vacunas se produzcan, mayor será el riesgo. Para mitigar el riesgo y fomentar la fabricación, los gobiernos, la industria y las organizaciones internacionales están trabajando de forma coordinada".

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