Elon Musk no comprará Twitter hasta saber cuántos 'bots' tiene: un experto que trabajó con cuentas automatizadas revela los secretos de este fenómeno en la red social

Robot con cabeza humana

REUTERS

Ahora mismo la compra de Twitter por Elon Musk está paralizada. El multimillonario fundador de compañías como Tesla o SpaceX anunció la adquisición de la red social a finales de abril por más de 41.000 millones de euros. Sin embargo, apenas tres semanas después, el magnate dijo que congelaba la operación.

La razón: aunque Twitter reportaba anualmente a la Comisión del Mercado de Valores de EEUU (la SEC) que de sus millones de usuarios, solo menos del 5% de ellos eran cuentas falsas o automatizadas (bots que alientan fraudes, estafas o campañas de fake news), Musk cree que esa cifra podría ser en realidad muy superior, aunque no ha explicado en qué basa sus sospechas.

La única explicación que ha dado es que la fórmula con la que Twitter calcula ese porcentaje consiste en revisar muestras aleatorias de 100 usuarios. Una revelación que hizo también a través de la propia red y que alimentó el malestar de la compañía, que advirtió al controvertido empresario por haber vulnerado una cláusula de confidencialidad que habían cerrado con el acuerdo de compra.

Cuando logró luz verde en su operación para comprar Twitter, Elon Musk anunció que entre sus planes estaban "autenticar a todos los seres humanos" de la plataforma y acabar con esas cuentas automatizadas o bots. El CEO de Twitter, Parag Agrawal, rompió su silencio hace unos días, explicando por qué eliminar esas cuentas automatizadas no era algo tan sencillo.

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A pesar de su larga disertación, Musk respondió las aclaraciones del CEO de la compañía que pretende comprar con un emoji. El emoji de la caca.

"Hablemos de spam. Y hagámoslo con el beneficio de los datos, los hechos y el contexto", arrancaba Agrawal su hilo. "Primero, dejadme que remarque lo obvio: el spam perjudica la experiencia a los usuarios reales de Twitter, y por lo tanto puede perjudicar al negocio. Por ello, estamos muy incentivados a detectar y eliminar tanto spam como podamos cada día".

Agrawal incidió en que el fenómeno del spam no es una cuestión "binaria", entre "humano" y "no humano". "Las campañas de spam más avanzadas usan una combinación de personas coordinadas con procesos automatizados. También atacan cuentas reales, que utilizan en esas campañas". Además, combatir ese spam puede ser algo "absolutamente dinámico".

Cuando el CEO de Twitter habla de un fenómeno "dinámico" en realidad se está refiriendo a una máxima universal: hecha la ley, hecha la trampa. Por mucho que la plataforma instaure métodos automatizados o mejore sus equipos de moderadores, siempre se van a colar cuentas falsas o hackeadas con el propósito de captar incautos que caigan víctimas de estafas, en el peor de los casos.

Mientras tanto, el comprador, fiel a su estilo, lleva días compartiendo memes. En uno, aparecen dos astronautas, uno apuntando a otro, de espaldas. El que está siendo apuntado, sin ser consciente de que le están encañonando, pregunta si algunas cuentas "son entonces bots". Encarna al propio Musk. El otro, que le apunta, es el consejo de dirección de Twitter, que responde: "Siempre lo han sido".

De hecho, uno de esos últimos memes es un viral que el propio magnate aprovecha para desmentir. Asegura que sigue dedicando tiempo a cerrar la operación de compra de Twitter, e incluso ironiza asegurando que invierte "menos de un 5%" del mismo a ello. Lo asegura para reafirmar que su prioridad continúa siendo Tesla o la ciencia espacial de SpaceX.

Con todo, Musk ha asegurado en los últimos días que el índice de cuentas automatizadas (bots) podría incluso quintuplicar el porcentaje que defiende la plataforma, superando el 20%. Eso supondría que un elevado porcentaje de sus 430 millones de usuarios no serían reales. Pero no todos los bots son malos per se.

No todos los 'bots' son malos

Desde hace años, cuando un usuario en Twitter comparte un contenido, se puede ver a través de dónde lo ha publicado. De esta manera se puede saber si un usuario está publicando tuits desde la aplicación oficial de Twitter para iOS (y, por consiguiente, tiene un iPhone) o en Android, amén de terceras plataformas que sí garantizan la posibilidad de automatizar esos mensajes.

Un bot muy conocido en la comunidad española es el de @GobiernoAlerta. Es una herramienta muy sencilla que lanza un tuit cada vez que un político sigue o deja de seguir a una persona. Su intención no es inducir a estafas ni mucho menos. De hecho, la propia cuenta anuncia que se trata de una cuenta automatizada, verificada por la plataforma.

Precisamente la mitad de los seguidores de Musk serían cuentas falsas, estas con fines mucho más espurios. Por ejemplo, a cada tuit que publica el multimillonario, varias cuentas aparentemente reales envían mensajes recomendando determinadas inversiones en criptomonedas.

El problema es que cuando se detectan campañas de astroturfing con determinados objetivos políticos (acosar adversarios, esconder determinados escándalos sepultándolos en mensajes con contenido diferente, o derribar y menoscabar a disidentes que opinen lo contrario al cliente de esa campaña), muchas de ellas no tienen mucho que ver con bots.

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Lo explica, de hecho, un profesional que se hace llamar Bot ruso y que escribió un libro publicado por Debate titulado Confesiones de un bot ruso (2022). Se trata de un ciudadano anónimo que ha pasado algunos años de su vida trabajando para agencias especializadas en este mundo. Como en su propio libro describe, estas campañas no involucran únicamente a bots.

En realidad, esas campañas las orquestan personas con ejércitos de bots, con lo que detectar que son cuentas automatizadas es mucho más difícil. Lo explicaba Axios en una newsletter publicada hace días. "Los bots son simples: son las personas las que son complejas".

"En las grandes guerras de bots de Twitter, uno de los problemas más desafiantes es que cada vez más cuentas gestionadas por personas se confunden con bots porque actúan como autómatas, republicando y retuiteando mentiras con las que están de acuerdo o insultando a personas con las que no están de acuerdo", incidía la publicación estadounidense.

Ese extremo lo corroboraba el propio CEO de Twitter en su reciente hilo. "Muchas cuentas parecen falsas en apariencia, pero en realidad son personas reales". El propio Bot ruso detalla en su libro cómo muchos gestores trabajan con lotes de cientos de miles o incluso millones de cuentas, con lo que "no arriesgan en exceso en sus publicaciones".

"No suelen contener temas demasiado personales. Dicho de otra manera, no encontraremos bots que mencionen el nombre de pila de su pareja, la edad de sus padres, el centro en el que estudian sus hijos o dónde trabajan".

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En recientes declaraciones concedidas por Bot ruso a Business Insider España, las promesas de Musk no dejan de ser algo parecido "a una promesa electoral". "Hay que esperar un tiempo para ver en qué línea irá el proyecto que Musk tiene pensado para Twitter", razonaba entonces. "Ojalá se trabaje en ese sentido".

Una de las ideas de Musk es precisamente autenticar a las personas que escriben en la plataforma. ¿Cómo? Una posibilidad sería exigir el documento nacional de identidad, una propuesta que incluso lanzó el Partido Popular hace unos meses. Pero Bot ruso, que precisamente esconde su identidad en una cuenta anónima, cree que eso es un peligro.

"Hay muchas personas que con ese requisito no estarían en Twitter. Yo soy una de ellas". "Hay que entender que el anonimato permite a muchas personas expresarse y compartir información sin necesidad de ser 'malotes' o personajes agresivos".

Una batalla complicada

En su libro, Bot ruso explica los motivos por los que dejó la agencia de astroturfing en la que trabajaba. "El primero es ofrecer herramientas a todos los usuarios para ayudarles a comprender cómo funciona toda esta máquina y que sean capaces de analizar, reflexionar y detectar campañas de astroturfing por su propia cuenta".

"El segundo es una necesidad personal de expresar una disculpa sincera. Soy muy consciente del daño que he podido ocasionar durante el desempeño de mi trabajo como astroturfer. Una vez fuera, sé que hay cosas que no deberían poder comprarse. Hay personas que sufren acoso en redes sociales o que caen víctimas de las mentiras vertidas por las agencias para cuidar los intereses espurios de terceros".

Con todo, ni todos los bots que hay en la plataforma participan de campañas como las que describe el autor ni pretenden inducir a estafas, ni todas esas campañas de spam que denuncia Elon Musk y que utiliza para frenar su operación de 41.000 millones requieren del uso de esas controvertidas cuentas automatizadas.

En realidad es un fenómeno muy complejo que no terminaría "autenticando" a todos los seres humanos. Aunque Elon Musk responda con emojis al CEO de la plataforma que pretendía comprar.

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