La presencia de coronavirus infeccioso en heces vuelve a despertar preocupaciones sobre si son vía de contagio: esto es lo que se sabe

Una científica investiga con heces donadas
  • La presencia de material genético del SARS-Cov-2 en las heces es conocida desde el inicio de la pandemia, pero se ha seguido investigando acerca de lo que puede indicar sobre la infección en el paciente.
  • Investigaciones recientes que han encontrado presencia de virus infeccioso impiden descartar la posibilidad de que sean una vía de transmisión, pero los expertos insisten en que es poco probable y no hay casos confirmados. 
  • Además, la ciencia recuerda que la presencia del virus en las heces permite implementar un sistema de alerta temprana para controlar rebrotes y que realizar pruebas de diagnóstico sobre muestras de heces podría ser más eficaz que una PCR. 
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La presencia de material genético del SARS-Cov-2 en las heces es conocida desde el inicio de la pandemia, pero se ha seguido investigando acerca de lo que puede indicar sobre la infección en el paciente. 

La primera preocupación que despertó este hallazgo fue en torno a si el coronavirus podría propagarse mediante transmisión fecal, y hasta ahora, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades y la Organización Mundial de la Salud sostenían que el riesgo de que el virus se propague a través de las heces es bajo. 

Sin embargo, investigaciones recientes han señalado que las heces pueden indicar que en el organismo persiste una infección activa y pueden contener virus capaz de infectar otras células

"Además de la mucosa respiratoria, el SARS-CoV-2 también replica a nivel del epitelio intestinal. Es habitual que los pacientes COVID-19 y portadores asintomáticos excreten concentraciones elevadas de virus en heces, independientemente de que haya o no sintomatología gastrointestinal o de la gravedad de la enfermedad", explica un nuevo informe del CSIC que recopila toda la información conocida hasta ahora sobre el coronavirus. 

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El coronavirus puede ser excretado en heces días antes del inicio de los síntomas

"Por otro lado, se ha descrito que SARS-CoV- 2 puede ser excretado en heces días antes del inicio de los síntomas, a lo largo de la enfermedad y hasta incluso varias semanas (entre 1 y 5) después de la negativización en muestras respiratorias", señala.

Esto confirma los resultados de un reciente estudio que advertían de que la presencia del coronavirus en las heces puede alertar de que sigue habiendo infección aun cuando las pruebas que toman muestras de las vías respiratorias ya den un resultado negativo. 

Los autores de la investigación advirtieron de que la infección puede estar activa incluso aunque los pacientes no presenten síntomas gastrointestinales como vómitos o diarrea.

El hallazgo "resalta la importancia de la vigilancia a largo plazo del coronavirus y de la salud y la amenaza de posibles transmisiones virales fecales-orales", señala Siew Chien Ng, directora asociado del Centro de Investigación de Microbiota Intestinal de la Universidad de Hong Kong. 

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¿Es posible la transmisión? Es poco probable, pero los expertos no descartan nada

"En cuanto al papel de la transmisión fecal-oral de SARS-CoV-2, y por ende del posible papel del agua en su transmisión, todavía no se puede descartar, aunque las evidencias que tenemos hasta la fecha indican que es muy poco probable", sostiene el CSIC

"Sin embargo, dicha posibilidad no se puede descartar totalmente porque hay ya varios estudios en los que se describe la presencia de SARS-CoV-2 infecciosos en muestras de heces de pacientes con COVID- 19", insiste el informe.

"Es muy poco probable, prácticamente imposible", explicaba también Arnau Casanovas, un microbiólogo catalán que realiza investigaciones epidemiológicas en la Universidad de Yale, en una entrevista anterior con Business Insider España. 

El equipo de Casanovas contaba con un gran de sistema de almacenamiento de muestras y de datos que ha hecho que ahora se conviertan en un repositorio de muestras de pacientes del COVID-19 del Yale New Haven Hospital, el más grande del Estado de Connecticut.

Por eso, aunque el propio experto aseguraba que se necesitaba más investigación, Casanovas señala la baja probabilidad de la propagación fecal, explicando que su equipo no había podido hacer crecer un virus viable de las muestras obtenidas. 

"No ha habido ningún caso confirmado de que el virus se haya propagado de las heces a una persona", concluyen los CDC. 

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La ciencia sigue reivindicando la detección en las heces como un sistema de alerta más eficaz 

Además de seguir investigando la presencia de coronavirus en las heces para determinar su papel en la transmisión, los expertos insisten en el potencial de implementar sistemas de detección basados en las heces. 

Dado que la infección puede seguir en el paciente a pesar de que la PCR haya dado negativo, los investigadores piden utilizar las pruebas en heces para descartar por completo la presencia de la enfermedad. 

De hecho, la Universidad de Hong Kong ofrece desde marzo ofrecido pruebas de detección a través de las heces gratuitas a los viajeros que llegan al aeropuerto y asegura que es una técnica más fiable.

Además, la ciencia pide también aprovechar que el SARS-Cov-2 permanece en las heces para utilizar el diagnóstico en aguas residuales como  un sistema de alerta temprana sobre si está ocurriendo un rebrote en una comunidad. 

"Independientemente de su estado inactivado o infeccioso, SARS- CoV-2 alcanza las aguas residuales a través de la excreción en heces y orina", explica el informe del CSIC. 

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"De manera retrospectiva, distintos estudios han detectado la presencia de material genético de SARS-CoV-2 en aguas de entrada de EDAR incluso antes de la declaración de casos por parte de las autoridades sanitarias, y los niveles detectados de SARS-CoV-2 en las aguas residuales reflejan la prevalencia de la infección en la zona analizada", añade. 

"En el fondo, estamos detectando el virus de la misma manera que funciona una PCR", explicó Casanovas, que participó en un estudio que demostró que el sistema de control del agua detectaba la presencia del COVID-19 en una comunidad una semana antes de los casos reportados y 3 días antes de los casos que necesitaban ingresos. 

"Si se trabaja coordinadamente con los departamentos de Sanidad de cada Comunidad Autónoma se podría llegar a establecer, mediante modelos epidemiológicos, la relación entre la concentración de virus detectada en muestras de agua residual y el número de infectados", concluye el informe del CSIC. 

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