Toyota trabaja en una batería de estado sólido que permitiría coches eléctricos recargables en 10 minutos y espera tener un prototipo en 2021

Un Toyota Mirai en una fábrica de la marca japonesa en Japón.
Un Toyota Mirai en una fábrica de la marca japonesa en Japón.

REUTERS/Joe White

  • Toyota trabaja en un prototipo de coche eléctrico con batería de estado sólido, una tecnología diferente a la de ion-litio que permitiría el doble de autonomía y una recarga completa en 10 minutos.
  • El fabricante japonés espera tener un prototipo de este vehículo durante el año 2021, dentro de una ofensiva en los eléctricos puros que se suma al todocamino eléctrico puro que lanzará el próximo año en Europa.
  • Nissan también está trabajando esta tecnología, y Volkswagen hace dos años invirtió en una tecnológica estadounidense especializada en baterías de estado sólido.
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Un coche eléctrico con 500 kilómetros de autonomía y recarga completa en 10 minutos. Esta combinación rompería la principal barrera para la popularización masiva de la movilidad eléctrica. Aunque a día de hoy es prácticamente un imposible, podría serlo en los próximos años según los cálculos del fabricante japonés Toyota.

El motorista nipón, reconocido internacionalmente por su apuesta por los híbridos y que hace apenas unos días anunció que prepara un todocamino (SUV) eléctrico puro para el mercado europeo que llegará el próximo año, trabaja para ser la primera marca que ofrezca un coche eléctrico con batería de estado sólido y espera revelar su primer prototipo en 2021, según la agencia japonesa Nikkei.

¿Qué es una batería de estado sólido? Su principal diferencia respecto a las habituales baterías de ion-litio es que el electrolito —que separa los dos componentes de la batería, el ánodo y el cátodo— es un elemento sólido, lo cual aumenta sus ciclos de vida, ya que en el caso del electrolito líquido este se va solidificando y comiendo el separador entre cátodo y ánodo, provocando su degradación. Al mismo tiempo un electrolito sólido permite utilizar materiales en el ánodo que faciliten una mayor densidad, lo que se traduce en más autonomía.

De esta manera, los eléctricos con batería de estado sólido de Toyota podrían ofrecer una autonomía hasta el doble de los que tengan una batería convencional de ion-litio, sacrificando menos espacio interior y ofreciendo la posibilidad de cargarse por completo en 10 minutos, lo que les convertiría en una opción real para hacer viajes de larga distancia, algo que los vehículos actuales no ofrecen.

Según Nikkei, Toyota tiene unas 1.000 patentes de tecnologías vinculadas a este tipo de baterías. También está en la carrera Nissan, aunque sus planes son a mucho más largo plazo: su previsión es tener un vehículo en 2028.

La alemana Volkswagen también está en esa carrera. Hace ya dos años que invirtió 100 millones de dólares en la empresa californiana QuantumScape, que trabaja en baterías de estado sólido y con la que espera asegurarse una línea de suministro para sus coches. También Tesla ha anunciado que trabaja en baterías de mayor autonomía, de más de 900 kilómetros, después de que en su Battery Day anunciara un nuevo diseño de las celdas que abarataría su coste.

Los fabricantes japoneses de baterías confían en esta tecnología para recuperar el liderazgo

Esta revolución también podría afectar a los fabricantes de baterías, un elemento fundamental de la industria. La empresa japonesa Mitsui Kinzoku ya ha comenzado un piloto con baterías de electrolito sólido y la petrolera nipona Idemitsu Kosan también lo está desarrollando.

Hasta finales de los 2000, las japonesas Panasonic y Sony lideraron el mercado de las baterías, pero luego fueron superados. Hoy en día, la surcoreana LG Chem es la principal fabricante mundial, con una cuota de mercado del 25,1%, seguida por la china CATL, ambas por delante de Panasonic, y con la también surcoreana Samsung SDI a continuación.

El gobierno japonés ha puesto en marcha financiación por más de 2 billones de yenes (15.800 millones de euros) para apoyar tecnologías que ayuden a la descarbonización, entre ellas la fabricación de baterías, que Japón espera producir en masa en los próximos años.

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