Trabajé desde Las Vegas sin decírselo a mi jefa: todo era perfecto hasta que recibí una llamada sorpresa por Zoom en el casino

Fortesa Latifi,
Trabajar desde Las Vegas.

Matthias Tunger via Getty Images

  • Business Insider ha hablado recientemente con un trabajador de una empresa sin ánimo de lucro de 32 años que se fue a Las Vegas mientras teletrabajaba sin decírselo a su jefa.
  • Todo iba sobre ruedas hasta que tuvo una inesperada reunión por Zoom y tuvo que improvisar.

Este artículo se basa en una conversación con un trabajador de una empresa sin ánimo de lucro de 32 años. Ha hablado desde el anonimato para proteger su carrera, pero Business Insider ha verificado su identidad y empleo. El texto ha sido editado por motivos de extensión y claridad.

Cuando empecé a trabajar totalmente desde casa, no pensaba que me encontraría atendiendo una llamada de Zoom desde un casino de Las Vegas cuando intentaba hacer creer a mi jefa que estaba en mi despacho.

Pero en septiembre, fue exactamente lo que pasó.

Trabajo en una organización sin ánimo de lucro y realizo mis tareas completamente a distancia

Creo que todavía muchos perciben el teletrabajo como si fuese estar en la oficina, donde no te levantas de la silla nunca. Mi jefa cumple esa expectativa a raja tabla: creo que ni siquiera se mueve de su mesa entre las 9 de la mañana y las 6 de la tarde todos los días. 

Incluso cuando trabajo desde alguna cafetería, tengo la necesidad de decirle donde me encuentro. El problema es que siento que me está juzgando cada vez que mi fondo de Zoom es algo diferente al despacho de mi casa con todas mis plantas detrás de mí. 

En mi empresa tenemos una cultura de Zoom muy estricta

En mi organización, los empleados solemos estar siempre muy pendientes de aparecer conectados para mostrar que estás disponible en cualquier momento y trabajando activamente.

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El otro día, tenía una cita con el médico. Me conecté una hora más tarde de lo habitual y se lo hice saber a todo mi equipo. Esto me sigue extrañando porque en trabajos anteriores podía conectarme más tarde y no tenía que darle explicaciones a nadie.

Pero después de la pandemia, con casi todo el mundo teletrabajando o con una presencialidad mixta, el control se ha intensificado. La hora a la que se entre a trabajar o el lugar desde donde se haga no debería importar siempre y cuando se esté sacando el trabajo adelante.

Tengo familia en Las Vegas que visito a menudo

Me fui a Las Vegas a visitar a unos familiares pensando que si no decía nada en el trabajo, nadie se enteraría y evitaría caras o comentarios de otras personas. 

Un día que no tenía reuniones, trabajé completamente desde la piscina. No se lo dije a nadie, porque no creo que importara. Estaba trabajando, ¿por qué iba a importar que lo hiciera junto a la piscina en Las Vegas?

Pero cuando tenía alguna reunión por Zoom, me aseguraba de encontrar el lugar apropiado para tener la llamada.

Mi empresa tiene la expectativa de que siempre que hacemos una videollamada nuestra cámara esté encendida, por lo que viajar teniendo reuniones sin que nadie se entere lo complica.

A veces iba a un Starbucks y me limitaba a decir que estaba trabajando en una cafetería. Pero otras veces, buscaba un fondo anodino y fingía que estaba en casa.

Hubo ocasiones en las que llegué a estar en el bar del vestíbulo del hotel durante las llamadas de Zoom, pero nadie se daba cuenta porque la pared detrás de mí era blanca y no tenía nada. Usaba mis AirPods Pro, que cancelan el ruido incluso cuando estás hablando, lo cual era la solución perfecta para mí.

 

Todo iba bien hasta que mi jefa programó una reunión imprevista para ese día

En ese momento me encontraba en la habitación del hotel, pero tenía que encontrar un lugar que pareciese que estaba en casa para hacer la llamada. Bajé al vestíbulo para encontrar una silla o un sofá que tuviera un fondo discreto, pero todos los sitios que había utilizado antes estaban ocupados.

Estuve literalmente dando vueltas por el hotel y el casino con mi portátil, probando todas las sillas del vestíbulo con la aplicación Photo Booth abierta en mi ordenador para ver cómo quedaría el fondo, pero no encontraba ningún sitio adecuado. 

Finalmente, atravesé el casino y me metí en un bar con un sofá pegado a la pared en una de sus esquinas. Me senté allí y comprobé que el fondo podía valer para tener la reunión.

El siguiente problema era el audio. 

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Los casinos son muy ruidosos, con las máquinas tragaperras y las conversaciones subidas de tono de la gente que bebe y juega. Me preocupaba que mi jefa pudiera oírlo, así que rápidamente envié un chat a una de mis compañeras de trabajo y le dije la verdad: que estaba en un casino de Las Vegas y me preocupaba que nuestra jefa pudiera notarlo.

Mi compañera me llamó rápido de antemano a través de Zoom para que pudiéramos comprobar si la jefa iba a escuchar el ruido de fondo. Me puse los AirPods con cancelación de ruido y mi compañera me aseguró que no se escuchaba nada.

Se lo agradecí, pero todavía tenía el estrés y los nervios metidos en el cuerpo. Mi jefa nunca se dio cuenta y todo salió bien.

Ojalá pudiera tener la confianza con mi jefa para decirle siempre donde estoy

Me habría ahorrado mucho tiempo y estrés para encontrar un espacio adecuado por las instalaciones del hotel para realizar la llamada si hubiese tenido la confianza con mi jefa de decirle donde me encontraba y por qué.

No sé por qué los empresarios no entienden que muchos trabajadores son capaces de trabajar desde cualquier sitio, ya que cumplen con las expectativas que se tienen de ellos. Además, algo que creo que debe estar vinculado al teletrabajo es la flexibilidad. El trabajo a distancia es una buena herramienta que ayuda además a la conciliación y abre un abanico de posibilidades. 

Creo que la mentalidad de que tienes que estar sentado en un escritorio 9 horas al día o de lo contrario no estás trabajando va a dejar obsoletas a ciertas generaciones algún día.