La trampa del paro en otoño: detrás de la histórica caída del desempleo en octubre hay 100.000 personas más en búsqueda de trabajo

Los datos de empleo de ayer vinieron con sorpresa. Después de que la economía encallara en pleno verano, de que el paro subiera en septiembre, y pese a que cada vez más voces avisan de una recesión mundial; los datos de paro fueron los mejores de la historia en un mes de octubre. Pero no es oro todo lo que reluce.

El paro bajó en 27.027 personas en octubre, según los datos publicados ayer por el Ministerio de Trabajo y Economía Social. Se trataría del mejor octubre de la historia para el paro en España.

"Es un dato excepcional, la mayor bajada de paro de la serie histórica", ha destacado el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey. Y no fue el único. Economistas de BBVA Research o Funcas coincidían a la hora de destacar el dato.

Que el paro baje más que nunca en un mes de octubre, en plena tormenta inflacionaria y con la amenaza de una recesión económica en el horizonte es, cuanto menos, llamativo. Más, si cabe, si se tiene en cuenta que octubre es históricamente un mes malo para el empleo. 

Pero parte de esa caída se debe meramente a un efecto estadístico, según explican las fuentes consultadas por Business Insider España. En lugar de eso, el paro habría aumentado en 100.000 personas.

En octubre, el desempleo suele subir de media en más de 60.000 trabajadores. En 2022, en cambio, cae más que nunca y deja la cifra de parados más baja en un mes de octubre desde el año 2008, hace 14 años.

"Es el primer mes de octubre de toda la serie histórica en que desciende el paro registrado, exceptuando el pasado año, cuyos resultados estaban influidos por la normalización de la actividad tras las restricciones derivadas del Covid‐19", observaban desde Funcas.

¿Dónde radica la explicación de este hecho? Desde Randstad apuntan directamente a una causa: la trampa de los fijos-discontinuos. Básicamente, cuando un empleado con contrato fijo-discontinuo entra en periodo de inactividad, cobra el paro, pero no cuenta como parado.

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"Los cientos de miles de contratos fijos discontinuos han generado una ruptura en el comportamiento tradicional del paro registrado", avisa Randstad en un informe publicado ayer.

La reforma laboral se cargó los contratos por obra o servicio y puso coto a la contratación temporal. A cambio, fomentó un tipo de contrato indefinido que ya existía, los fijos-discontinuos, para actividades estacionales como el turismo o la agricultura, donde las empresas tiraban de contratos temporales.

Entre enero y octubre se han firmado 1,9 millones de contratos fijos discontinuos. Se trata de un aumento de 1,7 millones de contratos frente al mismo periodo de 2021, cuando esta modalidad era completamente residual.

"La información conocida está tremendamente condicionada por los fijos discontinuos: 6 de cada 10 de los nuevos contratos indefinidos fueron fijos discontinuos", coincide Fernando Castelló Sirvent, economista, profesor e investigador en ESIC Business & Marketing School. 

El fijo-discontinuo es un tipo de contrato indefinido, con la particularidad de que sirve para trabajos que se desarrollan de forma intermitente. 

Por ejemplo, un temporero que trabaja 150 días al año. Con este contrato formaría parte de la plantilla de forma fija, pese a no trabajar todo el año, y la empresa estaría obligada a llamarle cada vez que inicie su actividad. Pero, ¿qué ocurre mientras no le llaman?

"Los contratados con esta fórmula, en los períodos de inactividad en los que no trabajan, no son contabilizados como parados, sino como demandantes de empleo ocupados -puesto que tienen un contrato en vigor, aunque no trabajen-", aclara Randstad.

Mientras el paro caía en 27.027 personas, el número de demandantes de empleo ocupados subió en 123.463. "La realidad es que hay casi 100.000 personas más en búsqueda de empleo si agregamos estas dos cifras: las de aquellos que son parados registrados (27.000 menos) y la de los demandantes de empleo con un contrato firmado (123.000 más)", calcula el informe.

De los más de 20,3 millones de ocupados, sólo un 18% tiene contratos fijos a tiempo completo, mientras que el 82% son temporales, indefinidos a tiempo parcial o fijos discontinuos, añade Castelló Sirvent.

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Muchos de estos fijos-discontinuos provienen del sector de la agricultura. "En las actividades agrarias nunca ha existido el contrato indefinido. El fijo-discontinuo es el único indefinido que puede haber en este sector", apunta Octavio Granado, analista de la Fundación Alternativas y ex secretario de Estado de Seguridad Social.

"Como consecuencia del cambio normativo, las empresas se han visto obligadas a reconducir sus necesidades de contratación temporal, orientándolas hacia esta fórmula de contratación. Al término de este tipo de contratos, no se consideran parados, sino demandantes de empleo, y este cambio legislativo provoca un importante efecto estadístico que debe ser tenido en cuenta", añade Castelló Sirvent.

En el campo, por ejemplo, la contratación indefinida se ha disparado. La agricultura es precisamente el sector donde más crecieron los contratos fijos en octubre: nada menos que un 821% respecto al mismo mes del año pasado. Y es también el sector donde curiosamente más cae el paro: un descenso del 8,5% interanual, con 11.351 desempleados menos que el mes anterior.

Pero también ocurre en hostelería, otro de los sectores donde más fijos-discontinuos se han firmado. "Al finalizar la campaña turística de verano, miles de personas se quedan sin trabajo. Pero no sin contrato, al seguir vivo el fijo-discontinuo. Y pasan a demandar empleo pero no con la categoría de parados", añade Randstad.