Trump amenaza a la UE con aranceles si no permite expandirse al mercado de coches de EE.UU.

Pavel Ramírez
Un Ford Shelby Cobra GT500

Los efectos de la guerra comercial declarada por Donald Trump a China hace dos semanas ya empiezan a notarse en Europa. A pesar de que el presidente de EE.UU. no ha impuesto aún ninguna tasa a ningún producto procedente de la UE, la relación comercial entre ambos socios empeora con cada movimiento del mandatario estadounidense: si el pasado 23 de marzo se anunciaba que la primera potencia económica mundial revisaría su situación con socios tradicionales como Europa, Brasil o México, este lunes el mensaje es bien distinto. Y es que Trump ya ha amenazado con extender la guerra comercial al Viejo Continente si éste no permite expandirse al mercado de coches ─y otros productos─ del país americano.

El problema es más complejo de lo que parece: Europa tiene apenas 30 días para negociar una salida pacífica con EE.UU. al conflicto abierto a raíz de que Trump apelase a la Ley de Comercio estadounidense para protegerse de quienes restrinjan las transacciones de EE.UU. El plazo, irreal para los altos estamentos de la UE, provocó que el mismo día en que se imponían los aranceles al acero y el aluminio chinos el Consejo Europeo criticase el cambio de rumbo comercial, al tiempo que declaraba en un comunicado conjunto que tomaba nota de que "los envíos de acero y aluminio desde la UE han sido quedado temporalmente exentos de estas medidas", haciendo "un llamamiento para que esa exención sea permanente".

"La UE no va a negociar bajo amenaza, especialmente cuando no sabemos exactamente qué esperan", comentaba este lunes la comisaria de Comercio, Cecilia Malmström, a la agencia Reuters. A día de hoy, la presencia de vehículos importados desde EE.UU. en Europa es prácticamente residual, por lo que Europa no está dispuesta a establecer ningún tipo de acuerdo comercial o sistema de cuotas sin algún tipo de contraprestación. Por su parte, la Administración que Trump dirige mantiene prácticamente vetado el acceso de empresas europeas a las licitaciones públicas, por lo que una hipotética apertura en este campo podría ser una buena moneda de cambio.

Principales socios comerciales de la UE

Sin embargo, no parece muy probable que las negociaciones en este sentido prosperen. La amenaza de aranceles va dirigida concretamente hacia el acero y el aluminio europeos, lo que se traduciría en casi 3.000 millones de euros si se aplicasen los mismos porcentajes que a China y Japón, del 25% y el 15%, respectivamente. Por su parte, la UE ya prepara una batería de medidas en caso de que la guerra comercial se extendiese a Europa. El pasado 16 de marzo publicaba una lista de productos estadounidenses a los que podría imponer aranceles, entre los que se incluían el zumo de naranja, los arándanos, el arroz, el maíz, el whisky, el tabaco, productos cosméticos, pantalones vaqueros y productos acereros y de aluminio.

Un proceso que sólo se iniciaría para reequilibrar las medidas de Estados Unidos en caso necesario, siempre después de que la OMC decretase que éstas son incompatibles con la normativa internacional de comercio. En ese caso, la UE podría aplicar aranceles de hasta el 25%. Además, otra posibilidad sería imponer tasas al acero de otros socios comerciales de EE.UU. en el caso de que se demuestre que las medidas adoptadas por Trump desvían hacia el Viejo Continente la producción que ya no se venden en el país norteamericano.

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En este sentido, Trump busca que cuatro tipos de productos tengan un mayor acceso al mercado europeo: alimentos, coches y sus componentes, medicamentos y maquinaria industrial, tal y como un alto cargo del Ejecutivo europeo relató a los representantes de la EU la semana pasada en Bruselas y según recoge El País. "Los coches están en el centro de atención de Trump. Pero cualquier reducción de los aranceles [a los vehículos estadounidenses que se venden en Europa] se tomará como una debilidad", advirtió este representante, según explican fuentes diplomáticas citadas por el medio.

Y es que la principal demanda es la reducción del actual arancel a los coches procedentes de EE.UU. en Europa, situado en el 10%, y fijarlo en el 2,5%. El principal motivo esgrimido es que la tasa que soportan los vehículos europeos que llegan a EE.UU. es precisamente del 2,5%. Sin embargo, para la UE cambiar este gravamen no es una opción, por lo que las negociaciones que mantienen ambas potencias parten de un punto lo suficientemente distante como para invitar al pesimismo. Europa tiene una tasa de exportación de coches a EE.UU. de en torno al 13%, mientras que la cifra en sentido inverso se reduce a sólo el 4%.

La guerra comercial es real: China impone aranceles a 128 productos de EE.UU.

Por su parte, China ya ha comenzado a aplicar este mismo lunes los aranceles que fijó el 23 de marzo como represalia por los impuestos por EE.UU.: de entre el 15% y el 25% a una lista de 128 productos de EEUU para reequilibrar las tarifas al acero y el aluminio chinos anunciada por la Casa Blanca, según ha confirmado el Ministerio de Comercio de China.

Concretamente, China ha decidido suspender los acuerdos de reducción de aranceles que mantenían con EE.UU. y, a partir de este lunes, 120 productos de origen estadounidense como la fruta, el vino o los tubos de acero se verán sometidos a una tasa del 15%, mientras que otros ocho productos como el cerdo o el aluminio reciclado se gravarán al 25%. 

En este sentido, un portavoz del Ministerio de Comercio de China considera que las medidas adoptadas por Trump son un abuso de la cláusula de excepción de la Organización Mundial del Comercio (OMC), al centrarse únicamente en una serie de países "violando gravemente el principio de no discriminación que es la piedra angular del sistema multilateral de comercio".

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China remitió el pasado 26 de marzo una solicitud de compensaciones a EE.UU. que no obtuvo respuesta alguna, por lo que tres días después el país asiático comunicó a la Organización Mundial de Comercio que suspendería concesiones y haría efectivos los aranceles acordados la semana anterior. 

"La suspensión de parte de sus obligaciones es el legítimo derecho de China como miembro de la OMC", indicó entonces el Ministerio de Comercio de China, quien declaró esperar que EEUU "retirará las medidas que contravienen las normas de la OMC tan pronto como sea posible para que el comercio entre China y EEUU vuelva a la normalidad".

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