Trump e Irán podrían estar al borde de una guerra que sería devastadora para ambas partes

El presidente de EE.UU. Donald Trump
El presidente de EE.UU. Donald TrumpJonathan Ernst/Reuters
  • Estados Unidos podría estar al borde de la guerra con Irán tras semanas de tensión creciente.
  • EE.UU. ha enviado bombarderos, un grupo de portaaviones de ataque y más tropas a Oriente Medio en respuesta a una amenaza no especificada a las fuerzas e intereses de EE.UU. en la región por parte de Irán, lo que ha motivado que Teherán alerte de las consecuencias de un ataque.
  • Los detractores de la administración Trump opinan que la política del presidente para Irán está siendo liderada por el asesor de seguridad nacional John Bolton, que en el pasado ha defendido atacar militarmente a Irán.
  • Una guerra con Irán sería probablemente desastroso geopolítica y militarmente, al tiempo que desestabilizaría una región que ha estado arrasada por múltiples conflictos durante años.

La tensión entre Estados Unidos e Irán ha alcanzado máximos históricos en las últimas semanas, desatando el temor a una confrontación militar que podría provocar una guerra total.

Este es un repaso de qué está sucediendo, cómo hemos llegado hasta aquí y cuáles son los escenarios más probables.

¿Qué pasa con Irán?

El 5 de mayo, el asesor de seguridad nacional John Bolton publicó un comunicado anunciando que EE.UU. iba a enviar un grupo de portaaviones de ataque y de bombarderos B-52 a Oriente Medio en respuesta a una amenaza no especificada por parte de Irán.

Bolton afirmó que EE.UU. no buscaba una guerra con Irán pero que este despliegue quería enviar "un mensaje claro e inconfundible al régimen iraní de que cualquier ataque" a EE.UU. o sus aliados "será respondido con una fuerza implacable".

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Posteriormente, EE.UU. ha reposicionado o enviado otros activos militares a la región.

La naturaleza real de las amenazas contra EE.UU. sigue sin estar clara, pero funcionarios estadounidenses han declarado que ha habido indicaciones de un "posible ataque" contra fuerzas de EE.UU. en la región por parte de Irán o sus aliados.

Además, varios informes han dado a entender que la administración Trump ha debatido la posibilidad de enviar un contingente adicional de 120.000 soldados a Oriente Medio a causa de las tensiones con Irán. Trump desmintió este plan el pasado día 14 pero aseguró que estaría dispuesto a enviar "un montón más" de soldados que 120.000 si fuese necesario.

Trump ha oscilado entre exigir a Teherán que se siente a negociar con EE.UU. y lanzar amenazas en Twitter.

Los líderes iraníes han dado a entender que no quieren una guerra con EE.UU. pero que están preparados para responder si son atacados, al tiempo que han lanzando amenazas veladas sobre su capacidad para enriquecer rápidamente uranio para su uso militar.

Mientras, los legisladores demócratas han hecho sonar las alarmas por la intención de la Casa Blanca de ir a la guerra contra Irán y han dejado claro que se opondrían a cualquier acción militar que no cuente con el respaldo del Congreso.

Al mismo tiempo, los republicanos en el Congreso culpan a Irán por esta confrontación y exigen a Trump que se "mantenga firme".

¿Cómo se ha llegado a esta situación?

EE.UU. e Irán tienen una historia complicada y han sido enemigos desde hace décadas, como demuestran los repetidos cánticos de "Muerte a América" por parte de los líderes iraníes.

En gran medida, las relaciones modernas entre EE.UU. e Irán comenzaron con el golpe de estado orquestado por la CIA en los años 50 que colocó en el poder a un monarca proamericano, el Sha Mohammad Reza Pahlavi. El sha fue derrocado por la Revolución Islámica de 1979, un levantamiento que sacudió los cimientos del mundo musulmán y que provocó la famosa crisis de los rehenes de la embajada de EE.UU. en Teherán, que continúa siendo un tema espinoso en Washington.

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Tras años de hostilidad, el expresidente Barack Obama intentó mejorar las relaciones con Irán a través de la diplomacia. La administración Obama orquestó el histórico pacto conocido como acuerdo nuclear iraní, que se cerró en julio de 2015 y buscaba evitar que Irán consiguiese armas nucleares a cambio de ofrecerle una relajación de las sanciones económicas en su contra.

Los detractores de este acuerdo aseguran que no ha sido suficiente para evitar que Irán construya armamento nuclear y que no se puede confiar en Teherán. Bajo estas premisas, Trump retiró a EE.UU. del acuerdo en mayo de 2018 a pesar de no tener pruebas de que Irán estaba incumpliendo sus condiciones. Esta decisión colocó a Washington en desacuerdo con varios de sus aliados clave, provocando un empeoramiento de la ya de por sí difícil relación entre EE.UU. e Irán.

La situación empeoró después de que Trump decidiese en abril incluir a los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Iraní en la lista de organizaciones terroristas extranjeras. Esta decisión provocó las advertencias de los líderes iraníes de que cualquier acción contra su país motivaría "una acción recíproca".

EE.UU. e Irán también han estado trabajando el uno contra el otro en la guerra de Yemen, en la que la coalición dirigida por Arabia Saudí y apoyada por EE.UU. está combatiendo contra los rebeldes hutíes aliados de Irán. Además, en el conflicto en Siria, Irán y sus aliados han apoyado al presidente sirio Bashar al Assad, cuyas fuerzas han sido el objetivo de ataques militares lanzandos por Trump.

Muchos legisladores demócratas y algunos expertos creen que la política de Trump para Irán está siendo dirigida por Bolton, que ha sido partidario de la línea dura contra Irán desde hace tiempo. Bolton, uno de los arquitectos de la Guerra de Irak, ha apoyado atacar militarmente a Irán varias veces en el pasado.

¿Qué puede suceder?

Una guerra contra Irán podría ser más calamitosa que la invasión estadounidense a Irak en 2003, que provocó cientos de miles de muertes, enredó a EE.UU. en una guerra costosa y larga y ayudó al surgimiento del Estado Islámico.

Irán tiene una población de unos 82 millones de habitantes y su ejército se considera el decimocuarto más poderoso del mundo. Según estimaciones recientes, Irán cuenca con un personal militar en activo de 523.000 soldados, además de 250.000 unidades más de personal en la reserva.

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En comparación, Irak tenía una población de cerca de 25 millones de habitantes y su ejército contaba con menos de 450.000 unidades cuando EE.UU. invadió el país hace más de una década.

Irán es además mucho más grande que Irak en términos geográficos. Tiene una superficie de 1,6 millones de kilómetros cuadrados frente a los 438.000 kilómetros cuadrados de Irak, y su influencia ha crecido debido al colapso del poder de su rival Irak tras la guerra contra EE.UU..

Si EE.UU. lanzase un ataque contra Irán, sus repercusiones afectarían a todo Oriente Medio. Irán tiene aliados en la región y está vinculada a grupos armados, como Hizbullah en Líbano. Una estimación revisada por el Pentágono y publicada en abril aseguraba que los aliados de Irán han matado a al menos 608 soldados estadounidenses en Irak entre 2003 y 2011.

Además, Irán comparte frontera con varios países que EE.UU. considera aliados y en los que tiene presencia militar, como Turquía, Irak o Afganistán. Ninguno de esos países es especialmente estable en la actualidad, dado que siguen lidiando con conflictos abiertos y sus consecuencias, incluyendo millones de personas desplazadas de sus hogares.

Respecto a las consecuencias geopolíticas, Irán es un aliado de Rusia y China y no está claro cómo reaccionarán estas potencias si se desatase un conflicto. Aliados clave de EE.UU., como Israel o Arabia Saudí, que son enemigos de Irán y están a tiro de piedra de ese país, podrían verse arrastrados hacia una guerra entre Irán y EE.UU..

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Una guerra contra Irán podría ser además tremendamente perturbadora para la economía, dado que este país hace frontera con el Estrecho de Ormuz, una ruta estrecha a través de la que viaja una tercera parte de los buques petroleros de todo el mundo. Los expertos han previsto que si esta ruta se bloquea, provocaría un rápido descenso del 30% en las exportaciones diarias de crudo y motivaría un drástico aumento de los precios, según The Washington Post.

Las fuerzas iraníes serían probablemente derrotadas por EE.UU. pero podría tener un elevado coste de misiles de crucero, minas navales y aviones de combate. Los soldados supervivientes podrían mezclarse con la población e iniciar una insurgencia brutal contra las fuerzas de ocupación estadounidenses. Ese fue el escenario que sufrió EE.UU. en Irak, un país que tiene un tercio del tamaño de Irán, y supuso un desafío insuperable.

En resumen, aunque EE.UU. tiene un ejército que está considerado como el más poderoso del mundo, las pruebas sugieren que una guerra contra Irán podría ser devastadora de múltiples formas.

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