La peligrosa moda del turismo de sequía: "Habría que replantearse por qué estamos así"

El dolmen de Guadalperal (Cáceres).
El dolmen de Guadalperal (Cáceres).

Reuters

Primero en Upday Cintillo

El verano ha dejado impactantes estampas provocadas por la sequía que se cierne sobre España y gran parte de Europa.

Hasta la fecha, el año hidrológico 2021-2022 es el tercero más seco del siglo XXI y el cuarto de toda la serie histórica. La reserva hidráulica total de esta semana, que incluye embalses hidroeléctricos, se sitúa en el 34,2%.

La falta de precipitaciones acumulada en España a 2 semanas de que el presente año hidrológico llegue a su fin el próximo 30 de septiembre se sitúa en el 26%, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

3 de las 5 sequías más graves que han azotado España se han producido en los últimos 60 años y la actual podría convertirse en la peor desde 1982. 

9 países podrían vivir conflictos violentos por la sequía o las inundaciones en los próximos 12 meses

SegúnThe Guardian, la crisis climática ha dejado algunas partes de España en su punto más seco en más de 1.000 años y se espera que las lluvias de invierno disminuyan aún más, según mostró un estudio publicado en julio por la revista Nature Geoscience.

Esta falta de agua ha dado su señal de alerta en forma de piedras y monumentos que han regresado a la superficie.

Las llamadas piedras del hambre que la bajada del nivel de ríos alemanes y belgas han dejado al descubierto muestran mensajes de grabados en anteriores sequías que avisan de la tragedia. "Si me ves, llora" o "la vida volverá a florecer una vez que esta piedra desaparezca". 

En nuestro país, diversos monumentos submarinos han emergido del fondo de ríos, embalses o lagos atrayendo a una multitud de turistas curiosos.

La realidad es que este tipo de turismo no es ninguna novedad, según las localidades donde han aparecido estos yacimientos pero, mientras que para algunos atraer turistas es algo muy positivo, para las asociaciones ecologistas es sinónimo del desastre climático al que se enfrenta nuestro planeta.

Lugares poco concurridos que se llenan de viajeros cuando se quedan sin agua

Aquis Querquennis es el nombre de uno de los complejos arqueológicos más importantes de Galicia, un antiguo campamento romano ubicado en Porto Quintela, en el municipio ourensano de Bande. Lo habitual es que este enclave militar esté casi siempre bajo las aguas del embalse de As Conchas, pero la bajada del caudal del pantano propiciada por la sequía lo ha sacado de nuevo a la luz. 

Desde el Ayuntamiento aclaran que no es una algo nuevo de este verano, sino que todos los años hay opciones de que el campamento se quede inundado o esté parcialmente cubierto, por lo que están acostumbrados a las visitas.

"No es que a raíz de la sequía se pueda ver, sino que ocurre casi todos los años en ciertas épocas. Depende de las lluvias y de la necesidad de energía eléctrica que tenga la central hidroeléctrica que explota el embalse", matizan. 

Pese a ello, afirma que se ha producido un aumento del 90% de visitantes en comparación con el año pasado y también ha habido un incremento similar entre principios y finales de agosto a raíz de la publicación de unas fotografías a mediados del mes de agosto que atrajo a muchos curiosos a la zona. 

Dicen estar encantados, ya que una afluencia de turistas regulable –puede hacerse libremente o con visita guiada– es algo positivo. 

En la frontera de Ourense con Portugal ha resucitado la conocida como Atlántida gallega. Se trata del pueblo de Aceredo, que lleva un año al descubierto, ya que las escasas precipitaciones del pasado invierno no lograron revertir la situación de sequía. Al finalizar el pasado mes de julio, el embalse de Lindoso que lo alberga estaba en un punto muy crítico, tan solo al 15% de su capacidad. 

Pueblo fantasma de Aceredo

Reuters

La aldea lleva sumergida por el río Limia desde la construcción de la presa en la década de los 90, pero su reaparición ha llevado a numerosos turistas a callejear entre las ruinas de la antigua aldea que llegó a estar compuesta por 70 viviendas y 120 vecinos.

"Hemos percibido un incremento importante de visitantes a nuestro municipio. Principalmente en los meses de invierno y primavera, ya que supuso un hecho histórico el nivel tan bajo del embalse. Para un Ayuntamiento como el nuestro, cuyo principal recurso es el turismo, este incremento de visitantes ha sido un balón de oxigeno después de un periodo tan complicado como el que hemos sufrido con el COVID-19", aseguran a Business Insider España.

El turismo de sequía ha sido positivo para las localidades que dependen de los visitantes y para las empresas que hacen negocio con ello.

Ese es el caso de Panthos, empresa de deporte y ocio inclusivo en espacios naturales encargada de las excursiones en barca hasta el misterioso Stonehenge español, el dolmen cacereño de la Edad de Bronce.

El dolmen de Guadalperal (Cáceres).
El dolmen de Guadalperal (Cáceres).

Reuters

"Este año sí que ha habido más gente interesada en venir. Llevamos 2 años que han sido muy diferentes y es difícil hacer comparaciones, pero ahora sí que hay más gente que demanda visitas al dolmen", explican desde la compañía, y añaden que suele haber plazas disponibles aunque alguna vez estén llenos. "Hay más gente de lo normal, pero es asumible", continúan.

Del embalse de Valdecañas en Cáceres resurge cada ciertos años un yacimiento arqueológico compuesto por piedras megalíticas verticales que datan del 5000 a.C. Esto solo es posible cuando la capacidad del pantano esta baja y los últimos datos señalan que en la actualidad se encuentra al 28%. 

El dolmen de Guadalperal ya emergió de forma incompleta en 2019 por primera y última vez en un anterior momento de sequía, pero esta es la primera vez que se hace visible al completo, según los datos de la NASA. 

Aunque muchas localidades vean la parte positiva de estas apariciones, hay otras que admiten los peligros y perjuicios que implican.

En declaraciones recogidas por Efe, el alcalde de Vilanova de Sau (Cataluña), Joan Riera, rechazaba este tipo de turismo ante la avalancha de visitantes que llegaban a ver las ruinas completas de la iglesia de Sant Roma de Sau.

Normalmente, solo puede apreciarse el campanario, pero este verano de 2022 la sequía ha dejado a la luz la iglesia de Sant Roma de Sau, al norte de Barcelona.
Normalmente, solo puede apreciarse el campanario, pero este verano de 2022 la sequía ha dejado a la luz la iglesia de Sant Roma de Sau, al norte de Barcelona.

Reuters

Lo habitual es que de las ruinas de esta iglesia románica catalana del siglo XI –que quedó totalmente bajo las aguas cuando se construyó una presa en las cercanías por mandato franquista– solamente pueda avistarse el campanario, una situación que ha cambiado este verano debido a la prolongada sequía, pues el nivel del pantano antes del verano era del 63%, mientras que hoy en día está al 37%. 

"No tenemos que celebrar esta afluencia de turistas porque es consecuencia de un desastre natural que está afectando mucho nuestra zona", señalaba Riera en sus declaraciones a dicho medio. 

Riera criticaba que la gente llegase solo para fotografiarse junto al monumento y marcharse habiendo ensuciado la zona. "Es bueno que haya turismo y que disfruten del pueblo y del valle, pero es cierto que tanto turismo también nos perjudica", aseguraba.

"Habría que replantearse por qué estamos así"

Erika González, portavoz y co-coordinadora del área de Agua de Ecologistas en Acción, explica a Business Insider España las causas que han llevado a que se produzcan este tipo de reapariciones.

"En España hay mucha más demanda que el agua que hay disponible. Hasta ahora, la construcción de estos embalses ha podido hacer frente a esta alta demanda pero, con la sequía, el incremento de las temperaturas y los efectos del cambio climático, cada vez va a ser más difícil. Los embalses ya no son reservorios, lo que era el objetivo de su construcción, pero ahora son estaciones de transferencia de agua hacia el regadío, el principal motivo de consumición", indica.

La activista opina que hacer negocio del desastre ecológico es algo "complicado" y considera que habría que replantearse por qué estamos así, además de tejer una planificación entre las diversas administraciones para poder hacer políticas que conserven los ecosistemas del agua de la mejor manera posible.

"Es muy importante dar a conocer todo el sufrimiento que ha llevado a la construcción de ese embalse. Que se pueda ver un campanario de hace siglos significa que toda la población fue expulsada de su territorio y que todo el valor patrimonial y ecológico desapareció con ese embalse", añade González.

 

Julio Barea, doctor en Geología especializado en hidrogeología y portavoz de Greenpeace, recuerda que cada vez tenemos sequías más largas e intensas, lo que va a provocar que este tipo de lugares sean más frecuentes de ver.

"Antes de ir a visitar estos sitios tenemos que plantearnos qué está pasando. Siempre lo decimos, pero es que esta puede ser la menor sequía que padezcamos en el futuro, lo cual es preocupante. La gestión que se está haciendo del agua en nuestro país es bastante deplorable", afirma.

El experto pone también el foco en el daño que esto supone para el patrimonio: "Estas fluctuaciones de agua también suponen un riesgo para este patrimonio y las personas deben concienciarse de lo que van a ver, como ocurrió con el volcán de La Palma o con los incendios".

"Es lógico que la gente quiera ir a ver estos sitios porque es una oportunidad única pero, para llegar, alteras la fauna, ya que tienes que pasar transitar por el cauce. No es solo que la causa de que estos lugares puedan visitarse sea mala, sino que también el turismo ejerce una presión adicional sobre estos sitios tan sensibles. El paso del ser humano nunca es inocuo", lamenta Barea.

Por otro lado, añade, las visitas a algunos de esos lugares pueden suponer un peligro para los turistas, ya que muchas de estas ruinas no están preparadas para ser visitadas y puede haber desprendimientos.

Descubre más sobre , autor/a de este artículo.

Conoce cómo trabajamos en Business Insider.